dimecres, 24 d’octubre del 2018

Harta


Estoy harta.....

A veces es duro ser feminista y darte cuenta que estás en un mundo que no es feminista, que te rodean personas que afirman cosas como “yo soy feminista pero...” o que dicen que son feministas pero sus actos son totalmente contrarios a los principios feministas.

Estoy muy harta de ser feminista. 
Lo digo en serio...

Harta, porque des de que tengo uso de razón de que esto de ser feminista va en serio, de que existen los micro-machismos, los neo-machistas y que estoy educada en estereotipos machistas solo hago que sufrir, y quejarme, y denunciar, y discutir y.... estoy cansada.

Si no hubiera sido nunca consciente de que he de ser feminista, mi vida sería más simple y menos dura. Estaría en la inopia del machismo, asumiendo que soy el sexo débil, que un técnico quiera hablar con mi marido, o que el banco no cuente conmigo para nada. 
Asumiría que soy incapaz de administrarme mi dinero y que no soy apta para tener un proyecto. Aceptaría que solo sirvo para cuidar la casa y que mi mundo es mi familia, con lo que recogería las migas de lo que quedara después de repartir el pastel entre todos, y si no hubiera migas, pues me echaría las ganas a la espalda y seguiría levantándome tan “pancha” cada día... cada mañana... después de otra noche sin dormir, con la espalda dolorida, mi mente en electroencefalograma plano, sin ideas, sin proyectos, sin expectativas más que esperar que llegara a casa mi marido para que me contara lo cansado que está de ir a trabajar, o lo mal que le ha ido la reunión.

Estoy cansada, de levantarme oyendo gritos, pasar el día entre gritos, y acostarme con gritos, de niños que necesitan papel higiénico, o que tienen sed, o que no encuentran la camiseta negra o que no les gusta que hoy haya preparado macarrones con tomate para cenar.

Estoy cansada de no tener una cuenta de ingresos propia, de la que sepa cuanto entra, cuanto sale, de poder ir a la peluquería si lo necesito o comprarme un zumo si tengo sed, sin tener que cuestionarme si alguien me está auditando las cuentas.

Estoy cansada de tener que justificar en que quiero invertir mis esfuerzos y mis energías, harta de tener que aportar todas y cada una de las ideas, puntos, problemas, soluciones o quejas sobre todas y cada una de las decisiones que tomo, las ilusiones que tengo, los dilemas a los que me enfrento

Estoy cansada de tener que estar batallando por todas y cada una de las propuestas que se me ocurren en mi agitada mente en excedencia maternal desde hace demasiado tiempo.

Harta, en general, de ser la última de todo, la que está sometida a escrutinio, la que si necesita estar encerrada en su despacho para estudiar se sienta mal porque no está asistiendo a sus obligaciones.

Y tengo ganas de colgar el cartelito de “fuera de servicio”, “en reparación”, o “cerrado por vacaciones”.

Harta. Muy harta.

dilluns, 27 d’agost del 2018

Se busca familia numerosa especial


"Se buscan familias numerosas de más de cinco hijos para reportaje de nuevo programa de televisión”

Así rezaba el anuncio en la página facebook de la fanoc.



Y como a mi estas cosas me van más que a un tonto un lápiz, que dice la sabiduría popular, que no se yo que tendrá de sabiduría pero que de popular tiene mucho, porque siempre lo oí en casa, directamente después de leer esto envié un mail al contacto que se indicaba.... Después de 5 segundos reflexionando, pensé que al padre de las criaturas se le debería informar del tema, así que le llamé y le informé. Le pareció pseee, porque para él estas cosas le suenan a marciano, son totalmente prescindibles, “ni fred ni calor”, que diríamos en casa, porque el plano terrenal, lo que sería floklore popular, a mi marido le suena como cuando pasa un ángel, es decir, que no le van ni le vienen y que si fuera por él, estas cosas ni se las imaginaria.

Ni se imaginaría grabando una entrevista para tele5, cuando hablamos sobre la violencia obstétrica en los partos y de como conseguimos nuestro Pvd2C (parto vaginal después de 2 cesáreas) en el 2008, o cuando nos filmaron visitando los bisontes en el hotel donde estábamos pasando el fin de año en el 2014 o cuando vinieron los de 8TV una mañana de reyes para filmarnos abriendo los regalos en el 2013...También nos entrevistaron para infoK sobre los deberes en las escuelas de otros países, pero al final quedó en nada...

Así, puesto una experiencia tras otra se puede pensar, tela no?? cuántas familias han tenido estas oportunidades de estar frente a las cámaras? Digo, familias “normales” de a pie, bueno... supongo que si estás receptiva, te apuntas a un bombardeo.... y esta familia mía ya me tiene la medida tomada....

Dónde estaba yo? Ah! Sí! Que había enviado un mail al contacto que se indicaba... y nos hablamos por whatsap y quedamos en hacernos un facetime para acabar de hablar y saber si les cuadrábamos en lo que estaban buscando....

Y que estaban buscando? Pues , para un nuevo programa de reportajes de la productora del Évole, uno de los programas lo dedican a los nuevos modelos de familia: enlazadas, mono-parentales, homosexuales, con sólo animales.... y querían dar un enfoque más completo contrastando con otros modelos de familia más tradicionales, como en nuestro caso, las familias numerosas especiales.

y por configuración, si que les cuadrábamos!

Peeeeeeeeeeeeero.... había que grabar en plató en una fecha concreta, en julio, aprovechando que estábamos por nuestra tierra, un día concreto que, a priori, el padre de las criaturas no iba a estar en casa.... Así que todo dependía de si se podía encajar un vuelo exprés para estar ese día todos juntos para grabar la entrevista.

Después de reflexionar todo el fin de semana, acabamos decidiendo echarnos a la piscina y organizar que pudiera estar ese día en BCN. Y nos hacía a todos mucha ilusión! Bueno... a algunos niños no les hizo mucha gracia saber que tendrían que contestar a preguntas, y a otra división no le gustó tener que arreglarse para salir por la tele, ya que en bikini y shorts se va estupendo al casal, pero a un plató... nuse nuse

Días antes de la grabación, volvimos a contactar por facetime para que conociesen a los niños, y sobretodo confirmar que el nivel de castellano era el adecuado, puesto que, supongo, que al ser niños políglotas con el catalán materno quizás les preocupaba que sonara más a francés del sur que a castellano reconocible.... Finalmente, el dia llegó y nos fuimos al plató.

Era en un edificio de poble nou, muy cerca de dónde yo había trabajado hace ya más de 10 años, así que entre la nostalgia de regresar al barrio irreconocible dónde había trabajado y los nervios por lo que nos esperaba, llegué a la cita un poco revolucionada. Nos encontramos que el equipo había preparado un gouté a base de azúcares en diferentes presentaciones: chuches, galletas, kitkats... para romper el hielo y hacer que los niños no estuvieran muy tensos. El equipo, de 20 sobre 10! se los intentó ganar desde el minuto 0! y nos trató a todos con mucha empatía y proximidad. Nos contaron más sobre lo que querían, que estaban montando, como nos harían la entrevista.... Y nos llevaron a ponernos las petacas de los micros y nos enseñaron el plató que habían montado: un sofá, con pufs y cojines para todos los niños: un decorado diferente para cada familia...

La entrevista duró aproximadamente una hora, como ya nos habían avisado, y se trataba de ir contestando a las preguntas que tras cámara nos iban realizando: quienes éramos, a que nos dedicábamos, dónde vivíamos, y a partir de ahí, pues cómo habíamos llegado a ser una familia numerosa, cuándo fué la última noche que dormí de un tirón, cuantos años hacía que cambiábamos pañales, que era lo que más echábamos de menos de antes de tener hijos...

Decir que contestamos más preguntas nosotros los padres que los niños, sobretodo las pequeñas, poca cosa dijeron... y a los mayores les tuvieron que arrancar las palabras con sacacorchos... mientras que number six iba y venia de detrás de las cámaras a detrás del decorado, sacando juguetes o comiendo patatas....

Hubiéramos estado dos horas más! Que ganas de contar cosas! Y ellos, me dio la sensación que tenían ganas de saber también más sobre nosotros! Porque al acabar el programa, a alguno lo tuvieron que llamar varias veces para que volviera al set y dejara de charlar con nosotros! Je je je je

Cómo anécdota, decir que nos preguntaron sobre que era lo que más nos molestaba de ser familia numerosa, y yo contesté que los formularios y la burocracia no están a menudo pensados para nosotros. Que algunos formularios sólo aceptan hasta 4 hijos, o que por ejemplo los libros de familia sólo permiten registrar 6 hijos en el mismo libro, a lo que bromeé que quizás deberíamos ir a por el niño post-it, en alusión a que al 7o y siguientes los inscriben en hojas pegadas al margen....Que me molesta tener que rellenar formularios 6 veces, uno por hijo, en lugar de facilitar las cosas para no tener que hacer trabajo en cadena cuando hay que hacer las inscripciones escolares, o deportivas, por ejemplo.... Y al acabar de grabar, no sabían como decirnos que teníamos que firmar la cesión de derechos de imagen.... y que era un documento individual y que debíamos también firmar el de los niños... je je je je 8 hojas en total...

Y quedamos en que nos avisarían del día de la emisión, pero que seguramente sería de cara a setiembre u octubre... así que ilusionados, y con una experiencia más, ahora esperamos a que nos digan cuando podremos vernos por la tele y avisar a toda la familia y amigos!

Me quedo con las siguientes conclusiones:
  • que los niños tuvieron la oportunidad de conocer un plató y vivir una experiencia fuera de lo habitual para otros niños de su edad.
  • Como padres, tuvimos la oportunidad de, quiero pensar, desmitificar algunos de los estereotipos sobre parejas de familia numerosa.
  • Como familia, la experiencia de oírnos opinar sobre nosotros mismos, tanto los niños a nosotros, como nosotros a los niños.
  • Personalmente, me he dado cuenta que echo de menos el mundo de los adultos más de lo que habitualmente me suelo reconocer en privado.
Sólo espero que el montaje final sea un fiel reflejo de lo bien que lo pasamos y lo sinceros que fuimos al explicar cómo somos y cómo vivimos. 


dijous, 7 de juny del 2018

Viaje de los "Felices siempre 20"


Mi hermana cumple 30.

Es mi hermana pequeña. Le he cambiado pañales, dado biberón, papillas, vestido, bañado, peinado, llevado al cine, acostado... y ya va a cumplir treinta. Me parece súper fuerte. Aunque me la sigo mirando con ojos de “eres la pequeña”, la verdad es que se ha convertido en toda una mujer responsable, sabia, comprometida, responsable, amiga de sus amigos y apegada a su familia. Hemos tenido nuestros momentos de más y de menos, claro, son muchos años los que nos llevamos, los justos como para que no haga muchos años que empecemos a encontrarnos, porque hasta ahora me sacaba de quicio, evidentemente, porque su experiencia vital y su madurez estaban todavía años luz.

Ahora nos hemos encontrado en esta etapa de la vida donde atrás quedan los desencuentros en los que yo ponía los ojos para atrás cuando la oía hablar de lo importantes que eran sus problemas con sus amigos, o cuando me sacaba de quicio por no aprovechar más sus estudios y su potencial. Es una técnica de sonido excepcional, lo demostró en su etapa teatral y de bolos musicales, y ahora como ceo de un canal de deportes súper conocido. La he visto madurar, sentar la cabeza, razonar coherentemente, y me siento súper orgullosa de la evolución que ha tenido, de sus logros, de su potencial proyección. Eso, da tranquilidad.

Y por todo eso y porque tengo las mejores hermanas del mundo mundial, decidimos prepararle una fiesta sorpresa... El echo de que ella lleve meses recordándonos que quería que le montáramos una sorpresa no ha influido para nada.... nooooo!

Así que, como su cumpleaños es a finales de junio, pues a principios de enero nos pusimos manos a la obra: listas de whatsap para contactar con sus amigos, buscar local, quien hace el pastel (menudo pastel!), fotos para una presentación, vídeos con felicitaciones, el regalo... Todo esto da para un post! Pero sólo diré que la organización, que en mayor peso ha recaído en mi hermana mediana, que para quienes la conocen saben que todo lo que ha hecho vale un imperio, ha sido de 10! Porque está totalmente fuera de su zona de confort! Y que a pesar de ello, del trabajo y de su poco tiempo libre, ha estado más que a la altura!

Y aunque os podría contar lo que significa participar en la distancia en un evento de esta magnitud.. hoy quería contaros mi odisea para asistir a él.... Y ya avanzo que no fue fácil.... por la misma razón que en mi post anterior... Y es que me persigue el gafe!

Decidimos que el mejor día para la fiesta era el viernes 1 de junio, casi un mes antes de su cumpleaños, por varias razones: porque ella se esperaba la fiesta, y seguro que estaría pendiente de todos los detalles justo esas fechas. Hacerlo con muchos días de antelación nos permitía jugar con mucha ventaja, ya que estaría en la inopia... y así fue. Otra razón de peso era que yo quería asistir si o si, y lo tenía muy complicado por fechas de exámenes y festivales de final de curso. Así que nos decidimos por el 1 de junio, y compré los billetes directos Lille-BCN con meses de antelación. Qué podía salir mal? Ir a BCN desde Lille, que está a 10 minutos de casa, me permitía ir tranquilamente en coche, con una maleta y super-repeque a cuestas, dos horitas de viaje, y ya. Me venían a buscar al aeropuerto con el tiempo perfecto para llegar al local y preparar los últimos detalles. Fácil! No?

Pues no

El mismo viernes 1 de junio, con la maleta ya preparada, me llama el padre de las criaturas y me suelta que tiene una noticia que no me va a gustar en absoluto. Por un instante no sé de que me está hablando, imaginando que quizás se refiere a algo del coche o de las vacaciones.... Pero no. El vuelo estaba cancelado.

Cancelado.

Y yo con el regalo de mi hermana en la maleta y muchas ilusiones y planes y expectativas de un fin de semana en BCN.... por la borda. Fin de la cita.

Me dice que sólo tenemos tres opciones: reintegro completo y no vuelo. Reintegro y me busco la vida en otros aeropuertos, o la opción de vueling: autobús desde Lille a París Orly y de allí, un vuelo a BCN a las 20:00...

No ir a BCN no es una opción.

Los vuelos desde BRU tampoco, porque no hay desde Zabentem y desde Charleroi valen casi 300€!
Así que, decido lo del bus.... mejor llegar al final de la fiesta que no ir y estar enfadada todo el finde

Así que me reconfiguro. Decido que no me voy a ir sólo con la maleta y el nene colgada en la ergo, que me cojo un cochecito y una bolsa de deporte con juguetes, comida, mudas, pañales... y que a pesar del aumento del equipaje, el aumento del tiempo que me va a costar llegar a BCN lo justifica. Que sea lo que tenga que ser....

Y me planto en el aeropuerto, y en el mostrador ya veo caras largas de gente que se acaba de enterar del mal plan. Me dan tickets de snakcs para la espera, puesto que el autobús va a llegar dos horas después, y una hoja con mis derechos. No está nada mal. Y aunque estoy a dieta y el señor Dukan me mira el cogote todo el tiempo, decido que es buena idea gastar los tickets porque el día puede acabar siendo muy largo. Dos botellas de agua, un bocadillo de jamón y un muffin que me llevo en una bolsa de papel, y que pasa a incrementar mi equipaje “de mano”. Mi única duda a estas alturas es saber si vamos a poder tener una silla adecuada para viajar en autobús, porque no me imagino llevarlo en el regazo todo el tiempo, ahora que venimos de comprar una súper sillita ACM …. me aseguran que contactan con el conductor y que se dispondrá algo adecuado... ilusa...

El peque a estas alturas no duerme. Pasamos del cochecito a caminar por la terminal, que cada vez está más llena de gente que está en las mismas condiciones que yo. Voy sabiendo que una parte de los compañeros de vuelo se van a BCN vía Amsterdam, que está a mínimo 3 horas de coche. Vienen unas navetes de 7 plazas y cargan a unas 20 personas en ellas. Se van.... Yo pienso: que suerte que yo no voy vía Amsterdam, porque me da algo.... ilusa....

Luego también me entero de que, de los que vamos a París, unos vamos en el vuelo de las 20:00 y otros han de esperar hasta las 22:00. Pienso... que mal tener que esperar tanto rato en París... ilusa, de nuevo.

Y es que me dicen que el autobús va a llegar a las 15, y que llegaremos a parís a las 18, que alguien nos estará esperando para ayudarnos a conseguir los billetes para el nuevo vuelo y que hay tiempo suficiente como para llegar y no esperar demasiado en terminal. Y yo me lo creo.

Para empezar, eran las 15:30 y del autobús nada de nada.

Cuando llega, una maravunta de gente nos ponemos a seguir al chico del mostrador de vueling, que nos guía hasta el autobús. El ruido de los trolleys ensordece la terminal, y fuera llueve mucho.
En la fila, mi cochecito topa con otro cochecito. Y allí nos conocemos, mi compañera de desventuras y su hijo de año y medio. Como somos las dos únicas madres que viajamos con bebés y solas de toda la expedición enseguida empatizamos, y nos unimos. Nos sentamos juntas en el autobús y nos disponemos a compartirlo todo en las próximas horas de viaje. No hay sillita para super-repeque. Pretenden que use un elevador, y desestimo la idea. Por suerte, nos ponemos a contra marcha, que ya es mucho...
Mi nueva compañera es la que me revela que no vamos a tardar dos horas, ni tres.... si no más de 4. Viernes, hora punta de salidas de colegio? Atravesar parís? Estamos en la mierda... una frase que me hizo reír mucho pero que nos definía a la perfección.

La verdad es que no esperaba nada en concreto de esas horas en el autobús. De echo, no quise ni pensar en ellas. Mi ideario pasaba directamente de la terminal de Lille al avión, sin pensar demasiado ni en el viaje ni en como iba a conseguir la tarjeta de embarque.... sobre la marcha, ya vería.... Pero de haber pensado en ello, seguro que no hubiera puesto a mi compañera de viaje y a su hijo en la ecuación. Fueron finalmente más de 4 horas, viendo como se acercaba irremediablemente la hora de cierre de embarque y nosotros todavía en un enorme bouchon... Pero su compañía fue crucial para que esas horas pasaran más cómodamente. Hablamos de su trabajo, de mi llegada a Lille, de los niños, de su marido, de todo! Pasábamos del francés al castellano, todo era sencillo y fácil! Y yo pensaba: que suerte de que hayamos coincidido. Comemos galletas,  yogures, y compartimos divertir a los niños, que parece que se ha juntado el hambre con las ganas de comer! porque ninguno de los dos duerme y tienen una fiesta que compite con nuestra paciencia....

Finalmente, el chófer que no tenía ni idea de como llegar al aeropuerto, llama a 4 compañeros para preguntar donde tiene que ir, y marcha atrás mediante por la autopista, finalmente, nos soltó tal cual en un párquing. Allí no había nadie esperándonos, y todos corríamos siguiendo al supuesto cabeza de grupo, rezando que alguien supiera dónde iba. Los niños aguantaron estoicamente el periplo por la terminal, mi cochecito iba a dos ruedas porque las delanteras se habían bloqueado y no había tiempo para parar y ponerlas bien, mientras que otra pareja me ayudaba con mi maleta, y yo rezando para no caerme con esos tacones.

A esas horas, me había abandonado el desodorante, el peinado y estaba descartado cambiarse de ropa. Habéis intentado ir a un baño de un autobus en marcha? es peor que el de un avión... Como hacer pis en una taquilla mientras te zarandean, sin papel ni jabón, para acabar de redondearlo, y aguantándote a una mano sobre el único cm cuadrado que no está salpicado de.... no quiero ni saberlo... en serio...

El vestido y los zapatos que tantas veces había visualizado lucir en la fiesta se habían esfumado. De echo, por unos instantes, había la posibilidad de que el avión hubiera despegado y que tuviéramos que pasar la noche en un hotel en París... Nosotras bromeábamos sobre eso y reíamos imaginando poner a los niños a dormir y nosotras montarnos una fiesta para compensar que yo no iba a estar en la de mi hermana. Compartimos juguetes, pañales, galletas, risas, preocupaciones, carrera por la terminal... pero finalmente conseguimos tarjeta de embarque y pasar el control de seguridad más rápido e inútil de la historia. La verdad es que verte en una situación así, con dos niños tan pequeños, tu equipaje, quitarte los zapatos para cruzar el control mientras alguien analiza el biberón de agua de tu hijo y te hace hacer cruzar a un nene que apenas anda él solito por el arco detector de metales es, como mínimo, surrealista....Reír para no llorar. 

Pero allí estábamos, haciendo cola para un vuelo que nos había estado esperando (aunque eso era secreto para los otros pasajeros que pacientemente esperaban sin saber nada de nosotros) y empezando a creer que sí! Que lo íbamos a conseguir! Ella iría a BCN para encontrarse con sus amigos de estudios a los que no veía en años y yo llegaría aunque fuera para soplar las velas... ilusa...

Nos sentamos en el avión, y a mi me colocaron al lado de una mujer y un hombre que, por lo que parecía, venían también de Lille. La mirada de “oh! Dios mío!” que me dedicó el chico cuando me vio con el peque en el asiento pegado al suyo fue para reír... que menos... Se pasó todo el viaje, este chico, mirando fotos de motos en su móvil, mientras yo luchaba contra pulpo-baby para que no me echara la cena por el suelo o peor! sobre este metrosexual que estaba clarísimo que no quería saber nada de niños, madres ni nada relacionado con la maternidad....

Aterrizamos y.. oh! Sorpresa! No hay finger si no escaleras. Jardinera hasta la terminal, nos reunimos de nuevo con mi compañera de penas y nos vamos directamente a la cinta de equipaje especial. Son las 22:00! mi “chófer” ya me espera para llevarme a la fiesta, puesto que mi hermana no puede evidentemente venirme a buscar como originalmente estaba dispuesto. Primera llamada, dónde estás? Te esperamos para pasar el vídeo. Ok, digo.... recojo el cochecito y en 30' estoy allí...ilusa....

Ni mi cochecito, ni el de ella. Si el de otros viajeros de nuestro vuelo. Ni en la cinta de equipajes especiales A ni la B, ni en la de equipajes normales... Allí no hay nada. Entre ambas cintas especiales hay 1km de distancia, ó 10... me parece que ir de una a otra es un paseo eterno. Los nenes están agobiados. Mi hermana me llama constantemente. Que dónde estoy? Que si el vídeo lo ponen ya, pero que me esperan para el pastel... yo que sé! Haz lo que quieras! Porque yo ahora quiero recuperar el cochecito de marras!

Decidimos poner reclamación. De todos los mostradores de equipajes, todos vacíos y el único que tiene una cola eteeeeeerna es el de.... vueling.

Ahí todos contamos milongas y desgracias... Nosotras no somos menos. Me cruzo con un hombre mayor. octogenario? que vino de Granada para la comunión de su nieto, y que le cancelaron el vuelo, dos veces, y le han perdido el equipaje... Ha dormido en un hotel a 140km de BCN... no quiero saber más, porque ya estoy pensando que mi cochecito no va a aparecer... Aún recuerdo mi último incidente con vueling y la maleta que mandé al futuro....

Finalmente, mi turno. Como puedo, le cuento resumidamente lo ocurrido, y que el cochecito está en paradero desconocido. Seguro? Ha mirado en la cinta B? Bueno... he mirado en las dos, pero en los minutos que llevo esperando en la cola … quien sabe... Efectivamente, reaparece con los dos cochecitos! Y casi le besamos y abrazamos!

Cargamos los nenes y salimos. Ahí está mi amigo, que se ofrece a llevar a mi compañera de periplo a su hotel, aunque tengamos que hacer zig zag varias veces por el eixample porque la calle Girona está cortada por fiesta vecinal. 

Por fin ella llega a su destino. Y como no ha cenado, le doy el snack que cogí en el aeropuerto de Lille: el muffin aplastado y el bocadillo desvalido de jamón y mantequilla....Me sabe mal, pero que menos que un poco de comida para ponerte a dormir con el estómago lleno y recargar energías para el día siguiente. Almenos ellos dos están ya en destino. Nos despedimos, pero sé que nos volveremos a ver, y me permito centrarme en llegar a la fiesta.

Llegamos cuando esta ya se había acabado. Me esperan en la calle y descargo el equipaje casi en marcha. La sorpresa es mayúscula! Me esperan para el pastel! Y finalmente podemos relajarnos, lo justo para que nos invada el cansancio y agotamiento físico después de tanto despropósito. Tengo el gafe, eso está claro. Y mientras respiran el helio de los globos para darse unas risas y personas que sólo conozco de whatsap nos felicitan, me abandono al relax... casi lo había olvidado. Era también mi cumpleaños.

La verdad es que, después de una buena ducha y acostarnos a eso de las 3 y media de la madrugada, mientras que en lo último que me molesta es el ruido de la gente que está en la calle todavía, reflexiono sobre la enorme suerte que he tenido de conocer a mi compañera de viaje y su hijo. Hemos acabado riendo y haciendo bromas de todo lo sucedido, y esto ha hecho más agradable todo lo que nos ha sucedido en esas casi 12 horas de viaje juntas. Mi cumpleaños ha pasado desapercibido, pero todo ha valido la pena.

Y con mi nueva compañera de viaje, quedamos para el lunes, para hacer el viaje de vuelta juntas de nuevo, y aunque esta vez todo fue rodado, al despedirnos en el aeropuerto de Lille sentí una tristeza especial. Espero que nos volvamos a ver, en circunstancias menos estresantes, y que el destino (o vueling) que nos ha hecho encontrar marque el inicio de una amistad.



Espero que sí :) Que si estás por ahí, no perdamos el contacto! y nos tomemos pronto un café un poco más relajadas!

Hasta pronto?? Espero ... 

dimecres, 30 de maig del 2018

Es una opción viable ser familia numerosa?


Hace escasos días unan blogera escribía este post


en el que, de manera muy resumidamente, hacía una reflexión de porqué en la época actual hay pocas familias numerosas, si lo comparamos con otras épocas anteriores. Estas son sus razones.

  • Antes no había tanto ocio como ahora
  • La conciliación no era un concepto a contemplar
  • El culto al cuerpo actual
  • Hiper-paternidad como concepto actual
  • La importancia de sentirnos felices
  • La solidez de las parejas

Y me ha servido de punto de reflexión personal. Lejos de querer ser una crítica a dicho post, al contrario! Creo que me ha sido de un buen punto de partida para reflexionar a estas horas del día... con nocturnidad y alevosía....

Por eso, me gustaría extender estos puntos que me han servido de referencia. Primero de todo no creo que se pueda decir que “las familias numerosas desaparecen” si no más bien que este concreto modelo de familia no es una opción elegida actualmente, en claro retroceso frente a otros tipos de familias como las mono-parentales o las reconstituidas o enlazadas (familias creadas a partir de los hijos aportados por uno y otro miembro de la pareja, de relaciones anteriores).

Y porqué este tipo de familia no es una opción escogida como si lo era antaño? Yo creo que hay muchas variables a parte de las que se cita en el anterior post que os enlazo. Es evidente que las expectativas sociales, lo que el contexto socio-cultural en el que cada pareja está inmerso, es determinante para decidir tener o no tener 1,2,3.... hijos. La parte estética creo que se subyuga a la social, donde tener un cuerpo sin marcas ni “heridas de guerra” como consecuencia de la maternidad se premia: no des el pecho o se te caerán las tetas, no te pongas de parto o te quedarás ancha, no tengas muchos embarazos o no te quitarás jamás las estrías ni podrás usar bikini.... Y de niñas y adolescentes vamos creciendo con estos mensajes, que de adultas somatizamos de manera rabiosa en contra de la maternidad, absoluta o repetida.

Pero, ante todo, creo que actualmente las familias no tienen más hijos, o por lo menos no todas las parejas tienen el número de hijos que realmente quisieran tener, porque económicamente no pueden mantenerlos, o piensan que no podrían cumplir con los cánones económicos que la sociedad nos pauta hoy por hoy.

Un hijo debe tener de todo cochecito, trona, parque, cuna, ropa, zapatos, juguetes Montessori (o no), consolas, cursos de idiomas, actividades extraescolares, deportes, .... y hay que pagarle la universidad! Y el erasmus o el coche! Para uno, aún te lo puedes plantear... a lo sumo, dos... pero para tres!? O más?! Y súmale que la escolarización obligatoria nos lleva, según áreas geográficas, a acabar en escuelas concertadas, que cuestan un pastón! Sobretodo el comedor... Y quien hoy por hoy puede llevarse a comer al niño a casa? Si los abuelos no se pueden jubilar y los padres trabajan lejos de casa y con horarios partidos?

Entonces, a mi parecer, a parte de los modelos estereotipados socio-culturales, que nos llevan a auto-exigirnos ir en contra de nuestros impulsos más primarios relativos a la descendencia, nos sumamos al capitalismo como razón última: no tengo más hijos porque no los puedo pagar.

Y es así de triste. Una pareja limita el número de hijos a aquellos que, según las restricciones económicas que ellos mismos y la sociedad les asigna, determina que puede o no tener. Igual que hoy por hoy hay personas que jamás podrán independizarse o ser dueñas de su propia vivienda, tendremos parejas que jamás podrán decidir tener ni si quiera ya 3 hijos, ni dos, si no que 1 será un lujo.
Y es triste. Muy triste, porque, en estas circunstancias, a las familias numerosas nos dejan frente a estas críticas:

  • Si tienes “muchos” hijos, igual a 3, 4... eres forzosamente una persona rica, porque de lo contrario, eres pobre y seguro que vivirás de subvenciones, o eres un egoísta que a tus hijos les vas a tener con ropa heredada y sin oportunidades como el resto de hijos de parejas que han decidido tener sólo 1.
  • Los que tenemos diversos hijos somos unos anti-capitalistas o somos neo-capitalistas. No hay término medio. O estamos al servicio de sectas religiosas que controlan el capital a nivel macro o bien vivimos en comunas y no pagamos impuestos.
  • Machismo. Porque de padres de familias numerosas no se suele hablar, pero si de la madre, que suele ser más “visible” y lo entrecomillo porque por “visible” se suelen referir a su estética, o a la estética que en su mente construyen. Una madre numerosa no usa menos de una talla 48 o 52. No va jamás a la peluquería, y su pelo se recoge en una trenza canosa, con mechones de diferentes longitudes que no consiguen quedar bien recogidos. Su ropa suele ser tipo mesa camilla, o recordar a telas de cortinas de los años 80. Y ya no digo de su nivel intelectual, porque como seguro que no trabaja, una mujer así sólo puede haber llegado al graduado escolar, luego se casó y nunca trabajó, para cuidar de la prole.
  • Religión. Sólo razones de creencia pueden ser la razón por la cual una pareja decida tener un número anormalmente aceptado de hijos. Sólo los que no usan métodos anticonceptivos para controlar la natalidad aceptan “los hijos que les envíen”, y por lo tanto, forzosamente detrás de una familia numerosa debe haber una institución religiosa que lo avale.

Así pues, estos serían algunos de los puntos que a priori se me ocurren, reflexionando alrededor del post original, y sobre los que yo me revelo.

Me revelo porque, igual que defiendo que una mujer o una pareja tengan derecho a decidir no tener hijos, y de eso se habla mucho últimamente, poco se habla del derecho de las parejas a tener los hijos (diferentes de 0) que les dé la real gana. Porque da tanto miedo que las parejas decidamos cuantos hijos queremos tener? De 0 a los que sean! Qué tiene que decir la sociedad sobre eso?

Yo creo que nada

Nada, porque, al contrario de lo que el colectivo social cree, actualmente en España, o Catalunya, las ayudas a familias numerosas son escasas, no te permiten vivir de ello, por decirlo claro y en botella. Hay quienes se imaginan que las familias cobran por hijo de más que tienen sobre la media y no es así. De las (pocas) ayudas que existen actualmente, la que quizás sea más destacable es la relativa a los estudios. Una familia numerosa paga un 50% del precio del crédito universitario, y las de categoría superior tienen un descuento del 100% de los créditos ECTS. Y porqué esto es así? Porque las consecuencias de las decisiones de los padres para tener más hijos no deben ser un castigo a los mismos a la hora de poder tener las mismas oportunidades de estudiar que en las familias que han decidido tener menos. Evidentemente las familias numerosas tienen otras dinámicas, a no ser que gocen de un bienestar económico por encima de la media, lo que lleva a estos hijos a vivir “en otra liga”, por ejemplo, quizás tengan menos caprichos, menos espacio individual, tengan que realizar actividades lúdicas menos a menudo o adaptadas a las edades de los más pequeños, cosa que, quizás, les llevará a no tener el último juego de la play, o no haber ido al cine con la misma frecuencia que otros compañeros de clase. Quizás sus vacaciones fueron en un camping en lugar de en un apartamento de airbnb en otro país, o se pasarán las navidades en casa en lugar de esquiar o pasar el año nuevo en un crucero... quizás no, quizás esos niños de familias numerosas harán lo mismo que otros niños de familias menos numerosas, porque, al final, lo que cuenta es el concepto adaptado de “renta per cápita” de menor a cargo... Es decir, que lo que cuenta para cada niño no son lo que los padres les puedan ofrecer, si no las oportunidades individuales a las que puedan optar en la sociedad en la que les ha tocado vivir.

Y de ahí todo este rollo que he soltado... No creo que las parejas estén tomando decisiones realmente basadas en sus sentimientos, en sus anhelos en cuanto a la paternidad-maternidad se refieren, si no que el capitalismo ha cambiado los cánones de la familia y nos ha llevado a anteponer nuestro ideal de felicidad (bueno... nuestro nuestro no... creo que nos lo han auto-impuesto) frente a nuestros sentimientos y las decisiones que en la intimidad antes se realizaban.

Conclusión: hemos capitalizado el número correcto socialmente hablando de hijos que se deben tener. Y los que no encajen, por exceso, seguro que tienen razones religiosas o egoístas para ello.

Por ello, creo que entre todos deberíamos reivindicar el derecho de las parejas a decidir en libertad y trabajar para que la sociedad lo acepte y se adapte a todas y cada una de las opciones. Es decir, que no se penalice no tener hijos ni tener más de 3,4...

dilluns, 28 de maig del 2018

Nos ha mirado un tuerto!


Nos a mirado un tuerto.



No hay otra explicación. Claro que, podría ser peor... podría llover, como decían en “el jovencito Frankestein”... frase, por cierto, muy aplicable al norte.

Y porqué digo esto? Bueno, básicamente, porque cuando se juntan diversos contratiempos y te vas teniendo que adaptar a cada uno de ellos, como en una carrera de obstáculos, y cada vez las vallas son más altas y están más cerca... pues te da por pensar quien tiene un muñequito budú de tu casa y está jugano a probar alfileres en diferentes partes.

Primero. Cocinando una noche mi placa de cocción a gas experimentó lo que yo interpreté como... una deflagración? Una explosión que venía de la parte inferior de la misma? Evidentemente, cerré aquello y llamamos al servicio técnico.... Eso fue... en?? ... en??? marzo? No sé... por ahí... Tardó en venir el técnico una eternidad... luego, pensáis que me escuchó lo que yo le dige? Para qué!!! si total, yo soy “sólo” una mujer que utilizo lo que “él” arregla... Total, se miró aquello, y emitió su opinión: son los sensores de seguridad, que no funcionan... Vamos a ver!!! que si se apagan, igual es que están funcionando perfectamente y lo que ocurre es que ay un escape?? Un mes más esperando a que vuelva para cambiar los sensores... Vuelve, los cambia y a probarlos, mi placa le regala os deflagraciones que le dejaron sin pestañas ni pelos en los antebrazos... Huye de casa, y emite otro veredicto: hay que cambiar uno de los fuegos. Vuelve con el fuego nuevo, y esta vez, ya que nos quejamos por teléfono, decide hacer la prueba esa del jaboncito, para ver si las burbujitas le indican que hay escape y... oh! Sorpresa! Hay escape!!! a ver... A estas alturas, ya sabemos que la placa se compone de tres partes: los fuegos, los sensores de seguridad (que cortan el gas en caso de anomalía) y los tubitos por donde se distribuye el gas a cada fuego... Bien, ya había cambiado dos de tres... vamos a por el pleno... Estamos a mayo.... finales... Sin poder cocinar! Os imagináis lo que supone eso para una familia de 8 personas??? Y encima tuvimos ya a la correspondante de Manchester en casa! Todos los días cocinando con el horno... En fin! Suerte que ahora nos han dejado una resistencia eléctrica y podemos hacer algo más... Pero os aseguro que no vale la pena que intentéis hacer tortilla de calabacín al horno... no funciona....

Segundo: Murió un coche... Nos prestaron otro... Murió el segundo... y parió la burra... 8 personas en un único coche de 5 plazas? Ya os podéis imaginar... Queríamos cambiar el coche pequeño por uno de 7, pero al final ha llegado otro de 5... Y es lo que hay... Así que, echamos una moneda al aire y a ver quien no va al cole mañana... Bueno, es broma, evidentemente, pero que podemos hacer? Lloré como una tonta cuando en el taller me dijeron “es el cambio de marchas y no vale la pena repararlo en estos coches”.... oiga!!! no me diga eso! Que mi corazoncito no lo soportaaaaaaaa!!! Así que, hace 15 días que estamos sin coche, alquilamos uno, para salir del paso, pero estamos otra vez con 5 plazas sólo y me siento como en estos juegos de ingenio donde te dicen que tienes una barca, una cabra, una col y un león y los tienes que cruzar al otro lado sin que la cabra se coma la col o el león a la cabra... en serio... que complicado!

Y encima estoy a dieta, que con la placa de cocción sin disponibilidad y el estrés de no tener coche me comería un buen chocolate para quitarme las penas, y ni eso puedo... Por lo menos me siento más ligera, físicamente, porque mentalmente me aturden tantas restricciones. El sr dukan decía que para finales de junio estaría como una sílfide, y de momento, lo único que ha adelgazado a ritmo exponencial es mi paciencia y mis expectativas... Algo vamos haciendo... mi fitvit dice que peso menos que el 50% de los usuarios de mi perfil... pero claro... me gustaría saber que perfil ha determinado para  mi.... Se acerca el verano, y yo quería ponerme un bikini... a poder ser, de los que no llevan una gran prenda que cubre de la cabeza a los pies.... 

Y ya llegamos al colmo, si os digo que estoy a punto de entrar en época de exámenes y no tengo tiempo para estudiar.... ahí si que voy a tirar la dieta, a dukan y la madre del cordero por la ventana... espera... que ni eso, que a la altura en la que tengo ventanas caigo de pie....

Cosas positivas? Centrémonos en lo positivo... He conocido a una persona súper interesante! Con la que río, con la que me crecen las ideas y las esperanzas en un mañana lleno de posibilidades, que me da coraje y que me permite vivir a través de la ventana que ha abierto! Y es que este blog me ha traído ya a diversas personas que ya forman parte de mi vida, de aquí y de allí: Valencia, Madrid, Tenerife.... y eso me anima tanto! Porque, viendo las estadísticas de fb o el blog, me da por pensar que escribir aquí es como dejar en un baño público un mensaje anónimo... Y a veces hay súper-personas que conectan y te mandan un mensaje y quedas con ellas, las conoces y hablas y se quedan aquí....También han venido visitas y nos hemos ido a la playa, a La panne, que está genial... Bueno, eso pensaron las otras 900mil personas que ese mismo día decidieron ir a la misma playa, que más que parecer el norte de Europa parecía Benidorm....pero lo pasamos genial! comiendo de pícnic, y arena, y pícnic con arena... genial... ya os contaré!

Y nuestra visita a Eurodisney para el día de la madre... También estuvo genial! sobretodo para las que nos pasamos de banco en banco esperando que la tropa se lo pasara en grande haciendo cola para atracciones de 1 minuto si llega... Esto también os lo contaré otro día: Cómo va a Eurodisney una familia de 8+1 (mi madre) en un coche de 8 plazas (cuando lo teníamos y funcionaba el cambio de marchas!) voy a reír para no llorar!

Así que, querido tuerto que me miras mal, vas y la cascas! Porque me dan la mano y me levanto

P.s: vale, que si eso, que no te enfades mucho, que me des tiempo a recuperarme de tanta dificultad, y si a caso, en setiembre, no se... ya vemos si me pones otro reto, ok?

P.s: uy!!! que casi se me olvidaba!!! súper-repeque ha cumplido su primer añito!!!! le temps passe vite!!!


P.s: vale... no me funcionan ni las d ni las m .... para navidades, puestos a cagarla, que me caguen un ordenador... eh? (por si no lo conoces, busca en google "tió de nadal", así , de buen rollo, ya si a caso, te paso la dirección dónde puedes dejarlo... )

dimarts, 6 de març del 2018

A un suspiro....


Ser madre de seis puede parecer una locura. Y lo es. Una dulce locura que pocas familias experimentan. Hoy por hoy no es nada habitual encontrar familias que tengan más de tres hijos. Es raro. Aunque de eso no voy a hablar hoy.

Quiero hablar de la seguridad que ofrece el segundo hijo. El miedo con que se vive la primera maternidad que contrasta con lo fácil que parece el primer embarazo. Vives haciéndote fotos cada mes de como cambia tu cuerpo, esperas ansiosa las visitas con la comadrona y disfrutas haciendo las compras de lo que crees que tu hijo y tu vais a necesitar en la crianza. Esto cambia a medida que llegan las posteriores maternidades: los embarazos se hacen un manojo de nervios y miedos hasta que tienes a tu hijo en brazos (las ecografías se viven con más angustia y ya no eres tan inocente o frívola, al ser más consciente de lo complicado que es realmente que al final tengas un hijo sano en los brazos) y por el contrario, las crianzas se viven más desasosegadas, con más seguridad en ti misma, disfrutas más cada una de las etapas de tu hijo.

Recuerdo que con mi primer hijo, a cada catarro estábamos en la consulta del pediatra. Más o menos cada quince días. Si no era por la visita del niño sano era por esos mocos que salían de su minúscula nariz. Los pediatras se hacen ricos a costa de las madres primerizas.... A medida que fui teniendo hijos, disminuí las visitas absurdas y las reduje a aquellas imprescindibles: vacunas y casos importantes... tan importantes, que seguramente acabábamos yendo directamente a urgencias bypaseando el pediatra y directos al ingreso en planta: citomegalovirus, mastoiditis...

Vas convirtiéndote poco a poco en experta en enfermedades infantiles, en fiebres, en dolores de oído o vómitos, y sabes que vale más gestionarlo en casa que acabar en una consulta de pediatra o urgencias donde pillaremos otro virus chungo. Sabes como mantener la fiebre a raya, como usar los antipiréticos y diferenciar un virus de algo importante. Es así, después de haber pagado la novatada, claro, de haber sido la madre histérica primeriza, el blanco de risas en urgencias y benefactora de farmacéuticas... y debe ser así, porque no se nace enseñado y no tengo carrera de enfermería o medicina. Sólo el carnet de madre, numerosa especial, concretamente.

Y aquí llegamos a la historia que os quería compartir hoy. Y lo quiero hacer porqué el día de mañana quiero leer esta entrada y recordar como me sentí y los detalles de lo vivido. Es una historia que quiero que mis hijos recuerden y quiero que otras familias tengan presente. Porque la diferencia entre reconocer y reaccionar un caso como el siguiente pasa de la vida a la muerte.

Leí hace ya varios años, un post en un blog, que no he conseguido recuperar porque no recuerdo quien lo escribió, pero que quedó grabado en mi mente. Lo leí quizás cuando sólo tenía tres hijos, o cuatro. Era un post de un padre, no recuerdo si matrón o enfermero, que hablaba de la experiencia de tener un hijo al borde de la muerte. Recuerdo que una de sus frases fue, algo parecido a que, gracias al pálpito de su mujer, que sintió que algo no iba bien, su hijo había sobrevivido a una SEPSIS... Hasta ese momento no había leído nada sobre ese tema, así que me impactó mucho leer su experiencia y conocer exactamente que era aquello de sepsis. Sentí mucho miedo que pudiera existir algo así, que pudiera llevarse a tu hijo en pocas horas y además sin aviso alguno. Algo grave de evolución tremendamente rápida, y de síntomas tan poco diferenciables a una gripe o virus. Me quedé aterrada. Y supongo que por eso recordé aquella historia, con la moraleja siguiente: Un menor de 3 meses que presente fiebre no es normal y es causa de ir a urgencias a valorar.

Y lo que decía al inicio, sabe más el diablo por viejo que por diablo. Y tener 6 hijos te da por un lado la seguridad para gestionar tu sola una otitis y a la vez saber llegar rápido a identificar lo que e sale de lo “normal”.

Number six tenía entonces 5 semanas. Llevábamos en casa todos juntos un mes y mi madre hacía dos días literales que había vuelto a su casa, quedando yo sola ya con la rutina de toda la tropa y el bebé. Era miércoles y los niños estaban en casa. Pasamos la tarde viendo la tele, yo haciendo cosas de casa, aprovechando que number six pasó muchísimas horas durmiendo en su hamaquita, rodeado de sus hermanos. Fue una tarde que me permitió avanzar muchísimo, ya que sólo pidió teta cada bastantes horas.

La experiencia te dice que los bebes ya hacen eso a veces. Tienen días que maman como si no hubiera mañana y luego un día o dos sólo duermen. Son pequeñas crisis de lactancia que son seguidos por crecimiento. Duermen, comen poco, y crecen. Así que no me pareció extraño que aquel día number six estuviera menos demandante y más dormilón de lo habitual.

Llegó la noche. Cenamos. Los nenes se acostaron, y mi marido y yo nos quedamos en el salón viendo alguna serie absurda mientras yo estudiaba. Tenía un examen y repasaba la respuesta, aún teniendo toda la semana por delante para poder enviarlo. Y number six seguía durmiendo. A eso de las once de la noche se despertó y pidió lo suyo, y al cogerlo lo noté más caliente de lo habitual por ser junio. No me pareció normal y le puse termómetro. 38 con 3. malo. Le quité ropa y le hice unas friegas con colonia para refrescar la piel y bajar temperatura. Suele funcionar para un sofoco, y así refrescando consigues bajar unas décimas y si es el caso, por exceso de ropa o calor ambiental, enseguida consigues normalizar. Recuerdo que le dije a mi marido que si en una hora no conseguía una temperatura normal, nos íbamos a urgencias... Por febrícula? Me comentó... Y en mi cabeza resonaba: en menores de 3 meses la febrícula no es normal.

Pasó una hora y con miedo puse el termómetro. Al tacto ya no me parecía tan caliente, pero no tenía su temperatura habitual. 37,6... Bueno, ya no eran 38... pero no estaba tranquila. Decidimos ir a dormir, pero con el termómetro y la bolsa preparada por si se repetía la febrícula. Tenía claro que si no volvíamos a una temperatura normal esta vez si nos íbamos.

Media hora más tarde, volví a poner termómetro y la temperatura había vuelto a subir. Esta vez ya estaba muy preocupada y me pasaban mil cosas por la cabeza. Sabía que quería ir a urgencias, pero la temperatura no era exagerada. Decidí comentar el caso con los profesionales de facebook “El médico de mi hijo”. A esas horas era muy difícil que alguien me leyera, pero lo intenté. Puse el mensaje,y al poco una enfermera se puso en contacto conmigo y me dijo lo que ya sabía: en menores de 3 meses la fiebre ha de valorarse por especialista. Así que, me levanté, me vestí, metí un café, agua y algo de comer en la bolsa cambiador. Pañales, una muda pare el peque, y me llevé el coche grande que estaba en la calle.

En 10 minutos estábamos en el mostrador de admisiones de urgencias. No había nadie, por suerte, al ser junio. Estuve más tiempo allí, dando los datos del peque, que en la sala de espera. Fui directa a un box.

Me recibió una médica, supongo que en prácticas, debido a que era bastante joven. Como no había muchos más pacientes, tenía a dos o tres enfermeras pululando por allí. Expliqué el caso, y mientras empezaban a valorarlo, la médica me hizo saber que si en la maternidad no me habían comentado que la febrícula en recién nacidos puede ser habitual... Como no voy con el cartel de madre hiper-numerosa, supongo que sobre mí rezaba más bien el cartelito de “madre histérica en prácticas” que otra cosa. Decidieron poner bolsa para muestra de orina, que obtuvieron enseguida, para tira reactiva de infección.

En cuestión de minutos, escasos, pasamos de “madre histérica” a, con un tono de voz completamente diferente, me sentaron, y me empezaron a decir que, en bebés muy pequeños, la fiebre puede deberse a dos cosas: o infección de orina o meningitis. Esto me lo decían y lo oía a cámara lenta, mientras por detrás de la médica vi entrar a dos de las enfermeras, vestidas con bata y gorro, y con una bandeja en la que se leía “punción lumbar”... así que de repente me puse en piloto automático. Mi mente salió de mi cuerpo, y empezó a ver esa situación como si estuviera en el techo de la habitación. Me explicaron que la tira de orina había salido bien y que, por tanto, había que hacer punción lumbar. Me lo contaban casi dando por supuesto que el resultado sería positivo. Me trataron con mucho cuidado. Me explicaron lo que iba a pasar. Y llegó un pediatra, de planta. Pregunté si podía quedarme con el peque. Era tan pequeño! Y lo sentía tan indefenso en esa camilla! Nacido en casa, sólo había estado en brazos de gente que lo quería y lo trataba como porcelana fina! Y de repente, protocolos de hospital, gente que trata a los bebés como muñecos, con firmeza y decididos a hacer lo que han venido a hacer, sin miramientos, ni concesiones, y cuanto más rápido mejor. Me dijeron que si podía, aunque no era lo habitual en el hospital. Podía quedarme si no era aprensiva, porque siendo un bebé tan pequeño, la manipulación es milimétrica pero podía parecer brusca. Decidí mejor quedarme fuera y me avisaron: le iban a monitorizar y podía ser que le oyera llorar y a la vez oír la máquina de la monitorización pitar. Que hasta cierto punto era normal y que no me asustara. Cerraron la puerta tras de mi.

Y me quedé sola en el pasillo. Con los brazos vacíos.

Y me invadió el pánico

Pensé en como podría volver a casa sin mi bebé. Cómo se lo iba a explicar a mi marido, y a los niños. No podía ser! Cómo se podía complicar todo tanto!?? Por un lado, sabía que era protocolo, pero por otro, las prisas de enfermeras y médicos junto a mi presentimiento de madre, me decía que no íbamos bien. Desde luego, esa noche no iba a volver a casa y aún no sabía si volveríamos los dos o sólo yo.

Terror.

Llamé a mi madre.
Y entre lágrimas le conté lo que pude.

Le dije que tenía miedo de perder a mi hijo. Que la cosa pintaba mal.

Mientras, oía llorar a number six en el box.

No sé cuantos minutos estuvieron con la puerta cerrada. Nadie se acercó a mi. Y necesitaba un abrazo. Me decía, que tonta! No pierdas la cabeza! Porque no te puede pasar a ti! Y por otro lado, mi corazón se encogía y me decía... que ilusa y pretenciosa! Claro que te puede pasar! Y te está pasando!

Por fin se abrió la puerta. Salieron todos y el médico se quedó a hablarme. Me dijo que el líquido había salido turbio y que de manera evidente había infección así que, a la espera de los resultados definitivos, empezábamos con antibiótico cada seis horas y monitorización vital. Me hizo algunas preguntas y yo le dí otros datos que no recuerdo si me pidió o no. Le hice saber que era nacido en casa, en piscina, por si eso podía ser relevante, hacía más de un mes. Que se habían hecho los controles médicos estándar de niño sano durante esas 5 semanas.
Me preguntó como podía ser que el niño estuviera grave, y casi a punto estuve de decirle que a saber yo precisamente eso venía al hospital.
Me preguntó por las vacunas, aún sabiendo que con 5 semanas los bebés no están vacunados aún.

Hubo un momento que sentí como si tuviera que defenderme, más que ser una madre a la que dar respuestas....Suficiente se tiene repasando si pusiste en peligro a tu bebé por alguna cosa, como para estar defendiéndote de ataques implícitos de médicos que no tienen respuestas.

Redirigí la conversación. Leche materna, tenía “permiso” para seguir con la teta, pero que por la punción y por la propia evolución de meningitis, iba a estar muy irritable y cogerlo podía serle doloroso, pero que no había ninguna indicación para no seguir con la lactancia. Sé que de mi boca salió la palabra sepsis, y me dijo que era posible, que no se podía descartar nada. Pero que sin duda mi reacción había sido la acertada, y que gracias a esa rápida ida a urgencias, teníamos ventajas.

Eran las seis de la mañana cuando instalaban a number six en esa cuna de barrotes, con todo de cables en su pequeño cuerpo. Primera dosis de antibiótico. Lo tomó unas horas echado en cama, y yo sentada a su lado, pendiente de todos los bips de las máquinas. Al primer indicio de hambre, lo tomé en brazos. Me instalé en la silla, con un cojín en el regazo, y a él lo acomodé encima, como si fuera la corona de oro más valiosa del mundo entero. Para mí lo era. Estaba anormalmente quejoso, como ya me habían avisado, y lo noté muy desmejorado. También me habían avisado que en pocas horas el empeoramiento iba a ser agudo. Cambiarlo de pecho suponía que llorara de dolor. Y aunque eso me rompía el corazón, no me permití llorar. Era su principal proporcionadora de confort y debía responder estoicamente. Ya lloraría cuando fuera posible.

Llamé a mi marido y avisé de las novedades. Por posible meningitis les pedí que se quedaran todos en casa... no quería imaginar que se confirmara el diagnóstico y tener que poner a 4 grupos de clase en tratamiento. Iba a ser la madre más odiada de respectivas escuelas. Y ya tenía suficiente con mi vela en aquel momento.

Pasaron las horas. Segunda dosis de antibiótico. El peque ya no volvió a esa cuna tan terrorífica. No me moví ni para ir al baño. Por ser menor de seis meses, me informaron que al ser lactante yo tenía derecho a la dieta de ingreso: desayuno, comida y cena. Perfecto. Una cosa menos por la que preocuparse.

Estábamos en habitación de aislamiento, con monitorización vital continuada, vestida con las ropas del día anterior, sin peinar, sin cargador del móvil. Quedamos que la tropa vendría a traerme la muda, el ordenador para poder sacarme de encima el examen y poder centrarme en lo importante , el cargador y las llaves del coche, para poder ellos desplazarse. Suerte que vivimos cerca del hospital.

Llegaron con las cosas. Envié el examen. Me cambié de ropa mientras mi marido supervisaba al peque y el resto estaba en la sala de juegos de la planta. Nos abrazamos y nos pusimos en modo resolutivo. Hay que planificar como vamos a llevar este ingreso, con 4 niños en edad escolar y la peque que todavía se quedaba en casa, y el trabajo de mi marido... si yo estaba en el hospital, la logística se complicaba. Mi madre no podía volver, y llamar a la familia para que viniera a darnos una mano sólo se podía hacer con la confirmación de diagnóstico. Aunque cuando empiezas con antibiótico, los 10 días no te los quita nadie... Uff...

Al caer la noche, number six no tenía fiebre, y parecía mejor, Llevaba su bracito envuelto en esparadrapos para asegurar la vía. En su pié llevaba un sensor, y en el pecho, dos pegatinas con unas pinzas. La combinación permitía monitorizarlo. Parecía que con dos dosis de antibiótico se había parado el empeoramiento y lo había revertido. Tenía que empezar a pensar en como pasar la noche, ya que colechamos. Era complicado con tanto cable, lo mejor hubiera sido pasar la noche sentada en la silla... pero no imaginaba como podía pasar toda la noche así... debía descansar, ya que llevaba dos días sin dormir, y yo debía estar lo más descansada posible para estar atenta a sus cuidados. Decidí montar la cama supletoria. Dormiríamos allí los dos, manteniendo los cables lo mejor posible. Si algo debía suceder esa noche, si number six decidía irse, lo tendría tan cerca que me enteraría. Y si no me enteraba, que mejor manera de pasar ese trance, que con tu hijo pegado a tu cuerpo. Lo mirara como lo mirara, la mejor idea era colechar esa noche.

Las enfermeras entraron y me preguntaron que estaba haciendo. Le conté mis intenciones y me debieron ver decidida y ante la gravedad de la situación no quisieron llevarme la contraria. Y en un santiamén, sacaron esa cama plegatín, se llevaron la cuna, y nos trajeron una cama normal, con barandillas, de esas que permiten subir y bajar y levantar los pies y el respaldo. Con una funda de cojín y una colcha, montaron lo que ellas llamaron un pequeño nido para mi príncipe, de esa manera, se le podía acomodar muy incorporado, él se sentía a gusto, a mi me permitía un poco de comodidad, y él estaba perfectamente instalado para llevar sus cables y demás. Yo me acurruqué a su lado. Y dormimos.

Durante la noche, cada dos horas, las enfermeras entraban en silencio, tomaban temperatura, comprobaban sueros y demás. Respetaban nuestra intimidad. Y nos trataban con mucho cuidado.

A la mañana siguiente, number six había hecho una mejora considerable. Estaba más activo, más vital. Así que entramos en otra etapa. Estaba segurísima que saldríamos de esa, y que poco tenía la pinta de meningitis, cosa que con los días se confirmó. Sepsis por neumococo con buen pronóstico. Diez días de antibiótico en vena, monitorización continuada durante algunos días y controlar la evolución.

De ahí hasta el último día que estuvimos ingresados pasamos de sentir que estábamos frente a un pronóstico grave a empezar a luchar por cosas más banales que la vida: nuestros derechos.

Lo primero que nos encontramos: oposición al colecho. Quisieron imponernos que el peque estuviera en esa cuna especie de jaula para tigres (como alegremente la bauticé), que convenientemente regresaron a la habitación y me informaron de su negativa a visitar al bebé si no era en esa cuna. Tuvimos una discusión a cerca de la seguridad de dormir con el bebé. Según la médica, es muy peligroso compartir la cama con un bebé. Según yo, 14 años de colecho me avalan. Llegamos a tablas sobre ese tema, porque le aseguré que por cada artículo que ella me mostrara sobre la peligrosidad de dicha acción yo le mostraría uno en sentido contrario. Aceptó barco.

Discutimos también por el pecho a demanda. Cada día , dos veces, pasaba una enfermera con una libretita en mano, preguntando cada cuanto había mamado. Mi respuesta inicial, la verdad, que a demanda es a demanda y no sabía. Eso le ponía muy nerviosa, y llegó a decirme que mi actitud no le gustaba para nada. Después de hablar con la médica y recordarle que nuestro motivo de ingreso nada tenía que ver con la lactancia y preguntarle cuantas lactancias exitosas prolongadas tenía en su haber, desistió del tema. Le pedí que informara a las enfermeras de la situación y dejaron de hacerlo. El niño era pesado cada día, y cada día ganó peso, fin de la discusión. Supongo que para ellas les era más fácil que todos los bebés tomaran biberón, saber cuanto tomaban y cuantos, y eso que una le diera la teta, les ponía en terreno desconocido. Por favor! una inmigrante llevando la contraria al sistema! (el tema racismo o xenofobia podría bien merecerse otra entrada. Hasta que no colé en una conversación mis estudios y los idiomas que hablo, me trataron de ignorante y me miraban por encima del hombro. Muy triste que tengas que recurrir a tu CV para que te traten como a una persona normal)

En cuanto el niño estuvo un poco más activo, pedí a mi marido que me acercara la súper hamaquita. Se trata de la babybjörn que hace 14 años que nos acompaña en la familia, por la que han pasado todos. Tenemos la acostumbre de mecerla un poco con el pie, para que se meza, y es automático como se relajan. Se pasó horas y horas dormitando allí. La primera vez que entraron las enfermeras noté miradas de des-aprobación, y evidentemente no pasó mucho rato hasta que vino una enfermera a asegurarse que el bebé en ese artilugio y esos meneos estaba bien. Hay que decir que en Francia hay una campaña muy arraigada sobre el síndrome del bebé sacudido, y estaban muy preocupados por si esos movimientos le podían ser dañinos o molestos. La evidencia les demostró que no. Les gustó tanto como el peque estaba a gusto en su hamaca, que ya nunca más le volvieron a revisar en la cuna, si no que se agachaban en el suelo y todo se lo hacían allí... curioso...

Y en medio de todo este follón. Number six dejó de sonreír a los ángeles, como dicen aquí, y empezó a dedicar sonrisas totalmente controladas a toda persona que entrara en la habitación. Enamoró a todo aquel que vino a hacerle alguna perrería, y las enfermeras descubrieron también que tan sólo era un bebé de 5 semanas, pero que con el peso a teta, les había dado la impresión que tenía tres meses. También este echo provocó un cambio de actitud al cambio de actitud. Y todo empezó a ir mucho mejor.

Y así fue como en una semana pudimos volver a casa, cambiando el antibiótico en vena por uno oral. También este paso fue una guerra. Desde el primer momento que le colocaron la vía avisé del riesgo de flebitis. El primer y segundo brazo duraron 48h cada uno. Y los tobillos, 48h más.... cuando nos quedamos sin extremidades insinué si se podía pasar al antibiótico oral y aceptaron. De ese momento al alta fue un pis pas. Y así fue como volvimos antes de 10 días a nuestra vida allí donde la habíamos dejado.

Durante esos días viví en piloto automático. Mi familia y amigos más íntimos fueron mi único contacto con la vida que seguía fuera de las 4 paredes del hospital. Esos días los recuerdo como una cinta sin fin, de la que paso del box de urgencias a la sala de enfermeras para despedirnos antes de volver a casa. Pensé que volvíamos a casa de brazos vacíos y me di cuenta como se puede perder en un segundo lo que más quieres. Ahora number six gatea por toda la sala y me hace ir delante y detrás de él, evitando accidentes, y hace 9 meses llegué a pensar que no veríamos esta etapa.

Todos me decían que mi sexto sentido le salvó la vida... y cuanto más me decían esto, más miedo tengo. Porque sentí que algo no iba bien porque tenía menos de 3 meses, pero esto mismo puede pasar a cualquier edad y ni lo ves venir. Si esto le pasa a mi hija de seis años, seguramente le doy paracetamol y nos vamos a dormir. La sepsis empeora en cuestión de horas. Si hubiéramos esperado al día siguiente quizás su pequeño cuerpo hubiera colapsado. Y da mucho miedo.

Mucho miedo.

Al final, todo quedó en una experiencia más, por suerte, en la que sólo me tengo que lamentar del susto inicial y de pasar una semana sin café y sentada en una butaca, haciendo “nyapo nyapo” a la hamaca con el pie y viendo capítulos, uno tras otro, por internet en el móvil.

Igual que yo recordé ese artículo y me puse en guardia con los síntomas, escribo este post con la esperanza de que te imprimas esto en el cerebro. Quizás en otra ocasión tu también recuerdes este escrito y te pongas en guardia. Si llega ese día, sólo te pido que escribas también tu testimonio, avisando a tu entorno de lo que significa la sepsis, esa silenciosa e injusta enfermedad que se puede llevar a un bebé en un suspiro.



dimarts, 30 de gener del 2018

La mujer consorte, segunda parte

Lo he hablado mil veces, del derecho y del revés, con diferentes interlocutoras. Como conclusión, puedo decir que, por mi experiencia, las mujeres que han dejado atrás su vida para formar una nueva en otro país, o bien por amor o bien por trabajo de su pareja, tienen muchas cosas que decir.

Esas cosas suelen ser positivas, si se a logrado mantener unas expectativas laborales o personales realistas y activas. Muy negativas si no ha sido así, o bien te has venido con tu mochila llena de dudas.
(foto libre: https://pixabay.com/es/t%C3%BAnel-silueta-misterioso-fantas%C3%ADa-899053/)

Por lo general (y siempre sobre mi dominio de conocimiento), la pareja que trabaja suele vivir en un plano bastante diferente respecto al de la pareja que le ha seguido, que se queda en casa o trabaja, pero sobretodo de la que se queda en casa.

En un primer momento, el primer año, todo es nuevo, y aunque has de habituarte a tu nueva realidad, tu nueva rutina, te parece hasta incluso “exótico”. El segundo año suele ser el de enfrentamiento con la realidad: Esto es todo?! Si.... lo suele ser. Ya no hay novedad, ya no hay “el año pasado por estas fechas estaba preparando la mudanza” o “estaba despidiéndome de mis amigos”... Es el segundo año en el que te sueles dar cuenta de que puede ser que haya cosas que no te gusten tanto... Si estás expatriado, el segundo año “de la realidad” suele mezclarse con “el último año” y “vuelta a casa”... con lo que el desconcierto suele durar poco...

Pero...que pasa si no tienes fecha de regreso? Y llevas ya 5, 10, 15 años? Sin trabajar, sin tu entorno familiar, sin tus amigos? Levantarte, ir al colegio, volver del colegio, comer, ir al colegio, volver del colegio, hacer deberes.... un día, y otro, de lunes a viernes, sábado-domingo y vuelta a empezar. Un hámster puede ser que tenga más emociones que tú. Y entonces empieza la frustración

Empiezas a echar de menos tener tus proyectos, tus objetivos, charlas con adultos que no sean de tu familia ni por skype. Echas de menos preocupaciones que nada tengan que ver con la vida familiar, tus amistades a las que podías llamar para hacer una escapada al cine o una cena improvisada. Porque, aunque si que es cierto que la vida social la puedes reproducir allí donde estés, a veces no cuentas con un círculo social que no sea el que te has encontrado o bien en la escuela, o bien a partir de los compañeros de trabajo de tu marido o bien a través de las redes sociales de tu lugar de destino. Y aunque haya complicidades, algunas más que con otras, en el fondo todos somos, quizás, o expatriados también, con lo cual se vive entorno a la familia nuclear, porque lo es todo, o medio expatriados! Con lo cual cuentan con unos compromisos familiares del 50% autóctono. Y si son amistades 100% del país de acogida, sus vidas suelen estar ya muy cerradas entorno a familiares y amigos, y tu no sueles caber en ellas, a no ser que pidas la vez con un mes de antelación. Así que, es muy raro poder levantar el teléfono (si es que ahora se pudieran levantar) y decir a alguien, eh! Salgamos hoy, que estoy que me tiro de los pelos entre estas cuatro paredes....

Y allí están estas personas que te dicen, vamos! Y sales, y te diviertes un rato, cenando o yendo al cine, y te olvidas por unos instantes que te sientes en una caja de zapatos. Y te cuestionas, en que momento tu vida empezó a reducirse hasta lo que tienes hoy.... y si eso puede cambiar en algún momento futuro.

Hay mujeres que lanzan un ultimátum a la pareja: o nos volvemos, o me vuelvo. Las hay que directamente se montan la vida con un pié en el destino y otro en el país de origen, volando cada vez que se tiene oportunidad. Otras intentamos recordar una y otra vez porqué nos venimos aquí, e intentamos que “esto funcione”, porque no hay otra. Y este “no hay otra”, para algunas pasa por replantearse porque se casó con quien se casó, o tener que dejar a los niños para volver, o bien volverse sola con los niños y no saber ni como empezar por retomar la vida que dejó atrás, hace ya tantos años, que quizás sea imposible.

No. Para mi no es una opción volver. Esto tiene que funcionar sí o sí. Y en eso estoy pensando, en como tirar del hilo y desenredar la madeja, para saber hasta donde puedo tejerme. Y todas las opciones son válidas, tanto las que pasan por huir, como las que pasan por quedarse y reinventarse! Lo que no es bueno es quedarse en el “me he equivocado, y ahora ya es tarde”. No! No lo es!

Sólo se vive una vez.

Si estás pensando en marchar de expatriación, y quieres saber que te diría desde mi humilde experiencia, esto sería:

  1. No te marches sin preguntarte si estás realmente convencida de que esto también es un proyecto tuyo. Si no lo es, tarde o temprano no te verás capaz de afrontar los obstáculos que puedan aparecer, y podría ser que culpes a tu pareja por ello.
  2. Si para tí es importante, hablad de la fecha de inicio y de la fecha final. Tener un horizonte ayuda a ver la luz al final del túnel y relativizar dificultades.
  3. Ten siempre un proyecto personal, al que no renuncies. Ya sea seguir trabajando, aprender el idioma local, estudiar, etc. Si puedes, búscate un trabajo o compromiso a realizar. Ten objetivo propio.
  4. No te reduzcas a un sólo “tu”. Somos mujeres, madres, hijas, hermanas, profesionales, amigas, amantes, estudiantes... No encasillarte sólo en una “yo”, por ejemplo, el de madre o el de “pareja” durante demasiado tiempo, porque te devora, te absorbe y se come los otros “tus”.
  5. Cuando estés bien, hazlo saber. Pero más importante es hacer saber cuando estás mal. No renuncies a decir lo que te angustia de la expatriación, sólo porque tienes miedo a que tu entorno te castigue con “te lo has buscado tú”. No hace falta llegar a estar irremediablemente mal, para entonces dar un golpe sobre la mesa. Lo mejor es reconocer los pequeños síntomas de aviso y poder actuar a nieles bajos de cambio, que no pasar directamente al: “me cojo las maletas y me vuelvo con los niños”.
  6. Es muy importante que tengas un círculo social diferente al de tu marido (que suele ser de trabajo”, o el que viene impuesto por los actos sociales de tus hijos. Intenta tener tu propio espacio, en el que puedas evadirte y encontrar un nuevo “tu”.
  7. No te dejes. No te olvides. No te relegues al último lugar.
  8. Si todo esto no funciona. Pide ayuda. Estar triste y resignada no es normal.


Sabes cuando te puedes dar cuenta de que algo falla? Cuando en un formulario te pregunten: profesión.... y no sepas que poner. En ese momento, sabrás que algo falla. Sea lo que sea que pongas, has de saber responder a esa pregunta: qué eres tu?  

divendres, 26 de gener del 2018

burn-out materno?


Yo era aquella niña que vivía despacio, con un mundo muy pequeño, que iba del cole a casa, y los fines de semana los pasaba en el apartamento de la playa, lejos de la ciudad, donde no había nadie en invierno y sólo se vivía en verano, con horarios estrictos, aprobara o suspendiera para setiembre. Ya vivirás de adulta! Me decían... no quieras consumir etapas! Todo llega

Yo era aquella adolescente que vivía entre libros de lunes a viernes, y los fines de semana también. De setiembre a junio, algunas veces, en la universidad, también julio y agosto. No te agobies, me decían... cuando termines tendrás un trabajo y dinero y podrás vivir la vida.

Yo era aquella graduada universitaria que trabajaba en consultoría, de lunes a viernes, a veces sábados y domingos. Entre semana, en Madrid, y los fines de semana, intentando recuperar el tiempo perdido con amigos a los que recuperé después de tantos años de renuncias por estudiar en la universidad. No te preocupes, me decían, ya llegará la estabilidad económica y profesional, y podrás relajarte y disfrutar de tu tiempo libre.

Yo era aquella madre de tres hijos que sacrificó su carrera en el mundo de la consultoría para descubrir el mundo de la informática de sistemas en el sector bancario. Tenía jornada intensiva 3 días a la semana y podía estar en la puerta del cole para pasar la tarde con mis niños. Renuncié a poner los pies en la ciudad para trabajar, a cambio de una buena conciliación familiar y laboral Fueron tiempos muy buenos, de trabajo en equipo y de aprender mucho, a pesar de esas guardias semanales que me hicieron odiar de por vida el timbre de una blackberry. No tenía más que preocuparme por mi trabajo, en las horas de trabajo, y mi familia, el resto del tiempo.

De todo eso hace mucho tiempo.... De mi trabajo,, ahora hace 7 años. Muchos “no te preocupes” no se llegaron a materializar. Viví siempre preocupada por el sacrificio, esperando la recompensa.

7 años en los que he tenido que aprender a vivir como "facilitadora de". Mi trabajo es muy importante, claro, porque estoy levantando 6 proyectos de vida, que van des de la experimentada etapa de la primera infancia (ahí tengo máster y pos-grado ya, con seis....) a la adolescencia (aquí me matriculo cada año de un nuevo curso, con nuevos profesores y retos.... telita los 14 que se vienen....)

7 años en los que he tenido que aprender que pinta tiene un día normal, no a través de las ventanas de la oficina, si no mientras te da el viento en la cara, mientras todos trabajan y yo estoy en la calle, o comprando, o en casa con el día a día. Sin comidas de empresa, sin jornadas intensivas, ni fines de semana ni vacaciones, ni reuniones de trabajo, ni cafés en la máquina.

7 años en los que he aprendido a reírme de mi misma, por no ser ya aquella que era, que se pintaba para ir a trabajar, que tomaba un café con leche rápido de pie en la cocina porque tenía que llegar (cada día tarde) al cole para dejar a los niños en la acogida matinal e intentar llegar lo más pronto posible a la oficina, a una reunión o a una puesta en producción de algún proyecto....

7 años en los que mi yo y mi vida está en suspensión, en una eterna rueda de hámster, en la que al final de la rueda está vivir un día diferente. Un día en el que pueda pensar en algo que no sea para otra persona o la casa, un proyecto ajeno a la vida familiar, algo mío y sólo mío....

Estoy en una etapa que ya conozco. Transité por ella el primer año de expatriación.... justo cuando empecé mi excedencia y dejé de tener mi sueldo. Mi propia solvencia económica. Ahora, 7 años después, vuelvo a transitar por este mundo de sombras, por otras causas: necesito ser yo.

Necesito recuperarme.

He dicho en voz alta la palabra: depresión, burn-out. Pero parece ser que, por el mero echo de reconocerse en este universo, la gente no te da el valor. Supongo que piensan que si eres capaz de identificarte de esta manera es que "no estás tan mal".... Supongo que esperan que un día no quiera levantarme de la cama.... o me olvide de vestirme y salga a la calle, bajo la lluvia, como una poseída, gritando algo indescifrable y con los pelos enredados.

"Los síntomas
(https://www.serpadres.es/familia/derechos/articulo/sindrome-de-burnout-mamas-agotadas-y-estresadas-por-exigirse-demasiado-831467196092)
  • Agotamiento físico. Por el bebé, por sus horarios que no son nada compatibles con lo que estamos acostumbrados, etc.
  • Ganas de llorar, tristeza y sentimientos, en general, negativos.
  • Aislamiento social.
  • Pérdida de apetito y, por tanto, de peso.
  • Dificultad para dormir.
  • Pérdida de intereses y de motivaciones.
  • Estado de nerviosismo constante, así como dificultad para concentrarse.
  • Dolores: de cabeza, de estómago, etc.
  • Sentimiento de fracaso, de agotamiento e impotencia y, además, dificultad para pensar con claridad."

Bien.... el primer paso es reconocerlo. Ya lo he hecho... El segundo es poner remedio... y aquí viene lo más desesperante...

"Cómo evitarlo (https://www.serpadres.es/familia/derechos/articulo/sindrome-de-burnout-mamas-agotadas-y-estresadas-por-exigirse-demasiado-831467196092)
  • Ante cualquier síntoma que notemos, veamos que la situación se nos va de las manos o estemos cambiando nuestra forma de ser, es importante acudir a nuestro médico o especialista para que nos ayude y nos dé el tratamiento que crea conveniente.
  • Es importante saber qué es lo que necesitamos en cada momento. Si nuestro cuerpo pide un descanso, hay que dárselo.
  • No estamos solos en la tarea de ser padres. Tenemos gente que nos ayuda: nuestra pareja, padres, amigos e incluso en algún momento podemos dejar a nuestros peques con un canguro para poder tomar el aire solos.
  • Si nos sentimos muy estresados podemos optar por hacer actividades relajantes: yoga, mindfulness, practicar pilates, etc. Todas estas actividades están, de hecho, recomendadas para niños.
  • No te olvides de seguir unos hábitos saludables: una dieta correcta, hacer ejercicio, descansar…Todo ello nos ayudará a llevar una mejor vida, además de que estaremos relajados. ¡Importante! Hay alimentos que te ayudan a combatir el estrés y otros, por el contrario, te dejan más cansado."
Médico? Especialista? Tratamiento? Me van a recetar tiempo y espacio? Eso se compra en farmacia?
Sé lo que necesito! El problema es que no puedo dármelo!
Si... estoy sola la mayor parte del día, de la semana, del fin de semana... Somos la familia de la custodia compartida por necesidad. Y lo de las actividades relajantes.. mejor no hablamos... Ah! Mira! Lo de la dieta lo han clavado! Nada más lejos que dieta saludable, ejercicio... Cómo era eso? El cacao es una planta y cuenta como ensalada? Intentar vestir a tigre cuenta como ejercicio?

Vivo atrapada y no hay ninguna variable que he podido identificar como posible punto de partida para cambiar las cosas. Necesito dejar de ser sólo madre para ser mujer, amiga, compañera, profesional, confidente, hermana, hija, vecina, estudiante,.... lo que sea o todo a la vez...

No hay escapatoria.
Al menos en los próximos tres años.

Y se que en parte es debido a que super-re-peque ha resultado ser un bebé-tigre al amamantarlo, un bebe-pulpo al vestirlo y un bebé-gato al bañarlo....pocas horas de descanso, sueño o tranquilidad, y menos ahora que gatea y se pone de pie... no hay descanso para el guerrero....

Y me muero al llevar tanto tiempo con la vida puesta en pausa. Y supongo que la escasez o ausencia total de proyectos vitales también me queman por dentro. Quiero llorar. Quiero dormir. Quiero gritar. Me quiero ir y dejar de ser yo.

Ni soy el yo que fui, ni lo volveré a ser a corto plazo, o jamás! Y eso me irrita. Porque, cuándo voy a vivir? Cuándo tendré mis espacios y mis dimensiones?

No me malinterpretéis... Creo que mi labor es indispensable y que es lo mejor que he podido hacer por mis hijos... El problema reside en el echo de que no tengo válvula de despresurización.

Demasiado tiempo sostenido en este nivel de vigilancia continuada, de ignorar mis necesidades, de decirme que "yo estoy bien si ellos están bien".... Imagino que siento algo parecido a lo que siente un soldado en el campo de batalla, cuando llevas demasiado tiempo en alerta....

Pues bien.... también es cierto que "ellos están bien si yo lo estoy". Creo que llega el momento que por mi salud y mi estabilidad, en ciertas cosas me tengo que poner delante.

De momento, escribo esta entrada en mi hora diaria de dedicación personal. Creo que tener una hora diaria en la que me doy permiso a mi misma para hacer alguna actividad que no sea para nadie más que para mi misma, lo más sola que pueda, es vitalmente necesario. Lo ideal sería poder estar sola durante esa hora... y de momento, en los pocos días que lo llevo poniendo en práctica, ninguno ha sido así... ya que las niñas me han seguido a todas partes... Ahora mismo, sin ir más lejos, aquí encerrada en mi despacho, tengo a mis tres princesas caramelo durmiendo en el suelo, con sus cojines y sus mantas y sus colchones. Les encanta. Es un imán. Entro aquí y antes de que cierre la puerta ya llega super-peque llamándome a gritos.. y tras ella, re-peque y peque (ya no tan peque) peleándose por un trocito de suelo a mi lado. 10 minutos y ya duermen... pero no estoy sola.

También me "he pedido" comer con el padre de las criaturas al menos un día a la semana. Un momento en el que, aunque tigre nos acompañará siempre, "al menos" estaremos "solos" los dos y podremos tener conversaciones sin interrupciones o tener que dar instrucciones a alguien sobre lavarse los dientes, compartir cosas....

Y finalmente, me he pedido disponer de una mañana o una tarde a la semana, aunque de vez en cuando al mes también me vale, para poder salir, cambiar de aires, tener conversaciones de adultos, ir al cine de adultos o hacer algo que hacen los adultos como algún taller o curso de adultos. Donde, muy importante, es que el concepto "adulto" quede realmente contrastado.. No entrarían en esta modalidad el concepto "llevar al cine a las niñas" o "tarde de chicos o chicas"... No. Adulto significa mayor de 30 como mínimo y lleva implícito el concepto "a solas". De momento, sin planes ni vistas a poder llevar a cabo esta parte del "plan".

Me voy a volver loca, sabiendo que me estoy volviendo loca, y sin poder hacer nada por no acabar loca. Una locura desesperante, que te devora de dentro a fuera, que te hace ver sólo lo que no puedes hacer, encontrarte con callejones sin salida, sola. Necesito muchas cosas que no puedo tener ahora mismo.

Lo pido, lo saben, pero nada cambia.

(foto libre: https://pxhere.com/es/photo/848356)