dimecres, 24 d’octubre del 2018

Harta


Estoy harta.....

A veces es duro ser feminista y darte cuenta que estás en un mundo que no es feminista, que te rodean personas que afirman cosas como “yo soy feminista pero...” o que dicen que son feministas pero sus actos son totalmente contrarios a los principios feministas.

Estoy muy harta de ser feminista. 
Lo digo en serio...

Harta, porque des de que tengo uso de razón de que esto de ser feminista va en serio, de que existen los micro-machismos, los neo-machistas y que estoy educada en estereotipos machistas solo hago que sufrir, y quejarme, y denunciar, y discutir y.... estoy cansada.

Si no hubiera sido nunca consciente de que he de ser feminista, mi vida sería más simple y menos dura. Estaría en la inopia del machismo, asumiendo que soy el sexo débil, que un técnico quiera hablar con mi marido, o que el banco no cuente conmigo para nada. 
Asumiría que soy incapaz de administrarme mi dinero y que no soy apta para tener un proyecto. Aceptaría que solo sirvo para cuidar la casa y que mi mundo es mi familia, con lo que recogería las migas de lo que quedara después de repartir el pastel entre todos, y si no hubiera migas, pues me echaría las ganas a la espalda y seguiría levantándome tan “pancha” cada día... cada mañana... después de otra noche sin dormir, con la espalda dolorida, mi mente en electroencefalograma plano, sin ideas, sin proyectos, sin expectativas más que esperar que llegara a casa mi marido para que me contara lo cansado que está de ir a trabajar, o lo mal que le ha ido la reunión.

Estoy cansada, de levantarme oyendo gritos, pasar el día entre gritos, y acostarme con gritos, de niños que necesitan papel higiénico, o que tienen sed, o que no encuentran la camiseta negra o que no les gusta que hoy haya preparado macarrones con tomate para cenar.

Estoy cansada de no tener una cuenta de ingresos propia, de la que sepa cuanto entra, cuanto sale, de poder ir a la peluquería si lo necesito o comprarme un zumo si tengo sed, sin tener que cuestionarme si alguien me está auditando las cuentas.

Estoy cansada de tener que justificar en que quiero invertir mis esfuerzos y mis energías, harta de tener que aportar todas y cada una de las ideas, puntos, problemas, soluciones o quejas sobre todas y cada una de las decisiones que tomo, las ilusiones que tengo, los dilemas a los que me enfrento

Estoy cansada de tener que estar batallando por todas y cada una de las propuestas que se me ocurren en mi agitada mente en excedencia maternal desde hace demasiado tiempo.

Harta, en general, de ser la última de todo, la que está sometida a escrutinio, la que si necesita estar encerrada en su despacho para estudiar se sienta mal porque no está asistiendo a sus obligaciones.

Y tengo ganas de colgar el cartelito de “fuera de servicio”, “en reparación”, o “cerrado por vacaciones”.

Harta. Muy harta.