Mi hermana cumple 30.
Es mi hermana pequeña. Le
he cambiado pañales, dado biberón, papillas, vestido, bañado,
peinado, llevado al cine, acostado... y ya va a cumplir treinta. Me
parece súper fuerte. Aunque me la sigo mirando con ojos de “eres
la pequeña”, la verdad es que se ha convertido en toda una mujer
responsable, sabia, comprometida, responsable, amiga de sus amigos y
apegada a su familia. Hemos tenido nuestros momentos de más y de
menos, claro, son muchos años los que nos llevamos, los justos como
para que no haga muchos años que empecemos a encontrarnos, porque
hasta ahora me sacaba de quicio, evidentemente, porque su experiencia
vital y su madurez estaban todavía años luz.
Ahora nos hemos encontrado
en esta etapa de la vida donde atrás quedan los desencuentros en los
que yo ponía los ojos para atrás cuando la oía hablar de lo
importantes que eran sus problemas con sus amigos, o cuando me
sacaba de quicio por no aprovechar más sus estudios y su potencial.
Es una técnica de sonido excepcional, lo demostró en su etapa
teatral y de bolos musicales, y ahora como ceo de un canal de
deportes súper conocido. La he visto madurar, sentar la cabeza,
razonar coherentemente, y me siento súper orgullosa de la evolución
que ha tenido, de sus logros, de su potencial proyección. Eso, da
tranquilidad.
Y por todo eso y porque
tengo las mejores hermanas del mundo mundial, decidimos prepararle
una fiesta sorpresa... El echo de que ella lleve meses recordándonos
que quería que le montáramos una sorpresa no ha influido para
nada.... nooooo!
Así que, como su
cumpleaños es a finales de junio, pues a principios de enero nos
pusimos manos a la obra: listas de whatsap para contactar con sus
amigos, buscar local, quien hace el pastel (menudo pastel!), fotos
para una presentación, vídeos con felicitaciones, el regalo... Todo
esto da para un post! Pero sólo diré que la organización, que en
mayor peso ha recaído en mi hermana mediana, que para quienes la
conocen saben que todo lo que ha hecho vale un imperio, ha sido de 10! Porque está
totalmente fuera de su zona de confort! Y que a pesar de ello, del
trabajo y de su poco tiempo libre, ha estado más que a la altura!
Y aunque os podría contar
lo que significa participar en la distancia en un evento de esta
magnitud.. hoy quería contaros mi odisea para asistir a él.... Y ya
avanzo que no fue fácil.... por la misma razón que en mi post
anterior... Y es que me persigue el gafe!
Decidimos que el mejor día
para la fiesta era el viernes 1 de junio, casi un mes antes de su
cumpleaños, por varias razones: porque ella se esperaba la fiesta, y
seguro que estaría pendiente de todos los detalles justo esas
fechas. Hacerlo con muchos días de antelación nos permitía jugar
con mucha ventaja, ya que estaría en la inopia... y así fue. Otra
razón de peso era que yo quería asistir si o si, y lo tenía muy
complicado por fechas de exámenes y festivales de final de curso.
Así que nos decidimos por el 1 de junio, y compré los billetes
directos Lille-BCN con meses de antelación. Qué podía salir mal?
Ir a BCN desde Lille, que está a 10 minutos de casa, me permitía ir
tranquilamente en coche, con una maleta y super-repeque a cuestas,
dos horitas de viaje, y ya. Me venían a buscar al aeropuerto con el
tiempo perfecto para llegar al local y preparar los últimos
detalles. Fácil! No?
Pues no
El mismo viernes 1 de
junio, con la maleta ya preparada, me llama el padre de las criaturas
y me suelta que tiene una noticia que no me va a gustar en absoluto.
Por un instante no sé de que me está hablando, imaginando que quizás
se refiere a algo del coche o de las vacaciones.... Pero no. El vuelo
estaba cancelado.
Cancelado.
Y yo con el regalo de mi
hermana en la maleta y muchas ilusiones y planes y expectativas de un
fin de semana en BCN.... por la borda. Fin de la cita.
Me dice que sólo tenemos
tres opciones: reintegro completo y no vuelo. Reintegro y me busco la
vida en otros aeropuertos, o la opción de vueling: autobús desde Lille a París Orly y de allí, un vuelo a BCN a las 20:00...
No ir a BCN no es una
opción.
Los vuelos desde BRU
tampoco, porque no hay desde Zabentem y desde Charleroi valen casi
300€!
Así que, decido lo del
bus.... mejor llegar al final de la fiesta que no ir y estar enfadada
todo el finde
Así que me reconfiguro.
Decido que no me voy a ir sólo con la maleta y el nene colgada en la
ergo, que me cojo un cochecito y una bolsa de deporte con juguetes,
comida, mudas, pañales... y que a pesar del aumento del equipaje, el
aumento del tiempo que me va a costar llegar a BCN lo justifica. Que sea lo que tenga que ser....
Y me planto en el
aeropuerto, y en el mostrador ya veo caras largas de gente que se
acaba de enterar del mal plan. Me dan tickets de snakcs para la
espera, puesto que el autobús va a llegar dos horas después, y una
hoja con mis derechos. No está nada mal. Y aunque estoy a dieta y el
señor Dukan me mira el cogote todo el tiempo, decido que es buena
idea gastar los tickets porque el día puede acabar siendo muy largo.
Dos botellas de agua, un bocadillo de jamón y un muffin que me llevo
en una bolsa de papel, y que pasa a incrementar mi equipaje “de
mano”. Mi única duda a estas alturas es saber si vamos a poder
tener una silla adecuada para viajar en autobús, porque no me
imagino llevarlo en el regazo todo el tiempo, ahora que venimos de
comprar una súper sillita ACM …. me aseguran que contactan con el
conductor y que se dispondrá algo adecuado... ilusa...
El peque a estas alturas
no duerme. Pasamos del cochecito a caminar por la terminal, que cada
vez está más llena de gente que está en las mismas condiciones que
yo. Voy sabiendo que una parte de los compañeros de vuelo se van a
BCN vía Amsterdam, que está a mínimo 3 horas de coche. Vienen unas
navetes de 7 plazas y cargan a unas 20 personas en ellas. Se van....
Yo pienso: que suerte que yo no voy vía Amsterdam, porque me da
algo.... ilusa....
Luego también me entero
de que, de los que vamos a París, unos vamos en el vuelo de las
20:00 y otros han de esperar hasta las 22:00. Pienso... que mal tener
que esperar tanto rato en París... ilusa, de nuevo.
Y es que me dicen que el
autobús va a llegar a las 15, y que llegaremos a parís a las 18,
que alguien nos estará esperando para ayudarnos a conseguir los
billetes para el nuevo vuelo y que hay tiempo suficiente como para
llegar y no esperar demasiado en terminal. Y yo me lo creo.
Para empezar, eran las
15:30 y del autobús nada de nada.
Cuando llega, una
maravunta de gente nos ponemos a seguir al chico del mostrador de
vueling, que nos guía hasta el autobús. El ruido de los trolleys
ensordece la terminal, y fuera llueve mucho.
En la fila, mi cochecito
topa con otro cochecito. Y allí nos conocemos, mi compañera de
desventuras y su hijo de año y medio. Como somos las dos únicas
madres que viajamos con bebés y solas de toda la expedición
enseguida empatizamos, y nos unimos. Nos sentamos juntas en el
autobús y nos disponemos a compartirlo todo en las próximas horas
de viaje. No hay sillita para super-repeque. Pretenden que use un elevador, y desestimo la idea. Por suerte, nos ponemos a contra marcha, que ya es mucho...
Mi nueva compañera es la que me revela que no vamos a tardar dos horas, ni tres.... si no más de 4. Viernes, hora punta de salidas de colegio? Atravesar parís? Estamos en la mierda... una frase que me hizo reír mucho pero que nos definía a la perfección.
Mi nueva compañera es la que me revela que no vamos a tardar dos horas, ni tres.... si no más de 4. Viernes, hora punta de salidas de colegio? Atravesar parís? Estamos en la mierda... una frase que me hizo reír mucho pero que nos definía a la perfección.
La verdad es que no
esperaba nada en concreto de esas horas en el autobús. De echo, no
quise ni pensar en ellas. Mi ideario pasaba directamente de la
terminal de Lille al avión, sin pensar demasiado ni en el viaje ni
en como iba a conseguir la tarjeta de embarque.... sobre la marcha,
ya vería.... Pero de haber pensado en ello, seguro que no hubiera
puesto a mi compañera de viaje y a su hijo en la ecuación. Fueron
finalmente más de 4 horas, viendo como se acercaba irremediablemente
la hora de cierre de embarque y nosotros todavía en un enorme
bouchon... Pero su compañía fue crucial para que esas horas pasaran
más cómodamente. Hablamos de su trabajo, de mi llegada a Lille, de
los niños, de su marido, de todo! Pasábamos del francés al
castellano, todo era sencillo y fácil! Y yo pensaba: que suerte de
que hayamos coincidido. Comemos galletas, yogures, y compartimos divertir a los niños, que parece que se ha juntado el hambre con las ganas de comer! porque ninguno de los dos duerme y tienen una fiesta que compite con nuestra paciencia....
Finalmente, el chófer que
no tenía ni idea de como llegar al aeropuerto, llama a 4 compañeros para preguntar donde tiene que ir, y marcha atrás mediante por la autopista, finalmente, nos soltó tal cual
en un párquing. Allí no había nadie esperándonos, y todos
corríamos siguiendo al supuesto cabeza de grupo, rezando que alguien
supiera dónde iba. Los niños aguantaron estoicamente el periplo por
la terminal, mi cochecito iba a dos ruedas porque las delanteras se
habían bloqueado y no había tiempo para parar y ponerlas bien,
mientras que otra pareja me ayudaba con mi maleta, y yo rezando para
no caerme con esos tacones.
A esas horas, me había
abandonado el desodorante, el peinado y estaba descartado cambiarse
de ropa. Habéis intentado ir a un baño de un autobus en marcha? es peor que el de un avión... Como hacer pis en una taquilla mientras te zarandean, sin papel ni jabón, para acabar de redondearlo, y aguantándote a una mano sobre el único cm cuadrado que no está salpicado de.... no quiero ni saberlo... en serio...
El vestido y los zapatos que tantas veces había visualizado lucir en la fiesta se habían esfumado. De echo, por unos instantes, había la posibilidad de que el avión hubiera despegado y que tuviéramos que pasar la noche en un hotel en París... Nosotras bromeábamos sobre eso y reíamos imaginando poner a los niños a dormir y nosotras montarnos una fiesta para compensar que yo no iba a estar en la de mi hermana. Compartimos juguetes, pañales, galletas, risas, preocupaciones, carrera por la terminal... pero finalmente conseguimos tarjeta de embarque y pasar el control de seguridad más rápido e inútil de la historia. La verdad es que verte en una situación así, con dos niños tan pequeños, tu equipaje, quitarte los zapatos para cruzar el control mientras alguien analiza el biberón de agua de tu hijo y te hace hacer cruzar a un nene que apenas anda él solito por el arco detector de metales es, como mínimo, surrealista....Reír para no llorar.
El vestido y los zapatos que tantas veces había visualizado lucir en la fiesta se habían esfumado. De echo, por unos instantes, había la posibilidad de que el avión hubiera despegado y que tuviéramos que pasar la noche en un hotel en París... Nosotras bromeábamos sobre eso y reíamos imaginando poner a los niños a dormir y nosotras montarnos una fiesta para compensar que yo no iba a estar en la de mi hermana. Compartimos juguetes, pañales, galletas, risas, preocupaciones, carrera por la terminal... pero finalmente conseguimos tarjeta de embarque y pasar el control de seguridad más rápido e inútil de la historia. La verdad es que verte en una situación así, con dos niños tan pequeños, tu equipaje, quitarte los zapatos para cruzar el control mientras alguien analiza el biberón de agua de tu hijo y te hace hacer cruzar a un nene que apenas anda él solito por el arco detector de metales es, como mínimo, surrealista....Reír para no llorar.
Pero allí estábamos,
haciendo cola para un vuelo que nos había estado esperando (aunque
eso era secreto para los otros pasajeros que pacientemente esperaban
sin saber nada de nosotros) y empezando a creer que sí! Que lo
íbamos a conseguir! Ella iría a BCN para encontrarse con sus amigos
de estudios a los que no veía en años y yo llegaría aunque fuera
para soplar las velas... ilusa...
Nos sentamos en el avión,
y a mi me colocaron al lado de una mujer y un hombre que, por lo que
parecía, venían también de Lille. La mirada de “oh! Dios mío!”
que me dedicó el chico cuando me vio con el peque en el asiento pegado al suyo fue para reír... que menos... Se pasó todo el viaje, este
chico, mirando fotos de motos en su móvil, mientras yo luchaba
contra pulpo-baby para que no me echara la cena por el suelo o peor! sobre este metrosexual que estaba clarísimo que no quería saber nada de niños, madres ni nada relacionado con la maternidad....
Aterrizamos y.. oh!
Sorpresa! No hay finger si no escaleras. Jardinera hasta la terminal,
nos reunimos de nuevo con mi compañera de penas y nos vamos
directamente a la cinta de equipaje especial. Son las 22:00! mi
“chófer” ya me espera para llevarme a la fiesta, puesto que mi
hermana no puede evidentemente venirme a buscar como originalmente
estaba dispuesto. Primera llamada, dónde estás? Te esperamos para
pasar el vídeo. Ok, digo.... recojo el cochecito y en 30' estoy
allí...ilusa....
Ni mi cochecito, ni el de
ella. Si el de otros viajeros de nuestro vuelo. Ni en la cinta de
equipajes especiales A ni la B, ni en la de equipajes normales...
Allí no hay nada. Entre ambas cintas especiales hay 1km de
distancia, ó 10... me parece que ir de una a otra es un paseo eterno.
Los nenes están agobiados. Mi hermana me llama constantemente. Que
dónde estoy? Que si el vídeo lo ponen ya, pero que me esperan para
el pastel... yo que sé! Haz lo que quieras! Porque yo ahora quiero
recuperar el cochecito de marras!
Decidimos poner
reclamación. De todos los mostradores de equipajes, todos vacíos y
el único que tiene una cola eteeeeeerna es el de.... vueling.
Ahí todos contamos
milongas y desgracias... Nosotras no somos menos. Me cruzo con un
hombre mayor. octogenario? que vino de Granada para la comunión de su nieto, y
que le cancelaron el vuelo, dos veces, y le han perdido el
equipaje... Ha dormido en un hotel a 140km de BCN... no quiero saber
más, porque ya estoy pensando que mi cochecito no va a aparecer...
Aún recuerdo mi último incidente con vueling y la maleta que mandé
al futuro....
Finalmente, mi turno. Como
puedo, le cuento resumidamente lo ocurrido, y que el cochecito está
en paradero desconocido. Seguro? Ha mirado en la cinta B? Bueno... he
mirado en las dos, pero en los minutos que llevo esperando en la cola
… quien sabe... Efectivamente, reaparece con los dos cochecitos! Y
casi le besamos y abrazamos!
Cargamos los nenes y
salimos. Ahí está mi amigo, que se ofrece a llevar a mi compañera
de periplo a su hotel, aunque tengamos que hacer zig zag varias
veces por el eixample porque la calle Girona está cortada por fiesta
vecinal.
Por fin ella llega a su
destino. Y como no ha cenado, le doy el snack que cogí en el
aeropuerto de Lille: el muffin aplastado y el bocadillo desvalido de
jamón y mantequilla....Me sabe mal, pero que menos que un poco de comida para ponerte
a dormir con el estómago lleno y recargar energías para el día
siguiente. Almenos ellos dos están ya en destino. Nos despedimos, pero sé que nos volveremos a ver, y me permito centrarme en llegar a la fiesta.
Llegamos cuando esta ya se había acabado. Me esperan en la calle y descargo
el equipaje casi en marcha. La sorpresa es mayúscula! Me esperan
para el pastel! Y finalmente podemos relajarnos, lo justo para que
nos invada el cansancio y agotamiento físico después de tanto
despropósito. Tengo el gafe, eso está claro. Y mientras respiran el helio de los globos para darse unas risas y personas que sólo conozco de whatsap nos felicitan, me abandono al relax... casi lo había olvidado. Era también mi cumpleaños.
La verdad es que, después
de una buena ducha y acostarnos a eso de las 3 y media de la
madrugada, mientras que en lo último que me molesta es el ruido de
la gente que está en la calle todavía, reflexiono sobre la enorme
suerte que he tenido de conocer a mi compañera de viaje y su hijo.
Hemos acabado riendo y haciendo bromas de todo lo sucedido, y esto ha
hecho más agradable todo lo que nos ha sucedido en esas casi 12
horas de viaje juntas. Mi cumpleaños ha pasado desapercibido, pero todo ha valido la pena.
Y con mi nueva compañera de viaje, quedamos para el lunes,
para hacer el viaje de vuelta juntas de nuevo, y aunque esta vez todo fue
rodado, al despedirnos en el aeropuerto de Lille sentí una tristeza
especial. Espero que nos volvamos a ver, en circunstancias menos
estresantes, y que el destino (o vueling) que nos ha hecho encontrar
marque el inicio de una amistad.
Espero que sí :) Que si estás por ahí, no perdamos el contacto! y nos tomemos pronto un café un poco más relajadas!
Hasta pronto?? Espero ...
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