dilluns, 30 de març del 2020

Días 13.14.15

Días 14,15,16.

No he escrito desde el jueves, porque el viernes me tocó volver a urgencias con number six y acabé agotada emocionalmente.

La principal razón fue el estrés de tener que salir de casa con number six, por segundo día consecutivo, y al hospital, nada menos.



Lo que me encontré esta vez ya fue un poco más alineado con la realidad en otras partes. En urgencias no se podía acceder si no era llamando al interfono. Me pareció una medida peligrosa, ya que todos los que accedemos a urgencias hemos de presionar el mismo botón, y por tanto, un posible foco de contagio.

Una vez dentro, las administrativas ya llevaban medios de protección, había bandas de espera dibujadas en el suelo y la zona de urgencias de adultos estaba ya llena de camillas de gente esperando ser atendida.

Las ambulancias, los policías, los camilleros, todos iban con equipos EPI, algunos incluso con monos enteros, como los usados en china. Todos absolutamente, con mascarillas.

En urgencias pediátricas no nos cribaron en ningún momento sobre el covid, como la primera vez. Las enfermeras iban todas con mascarillas y guantes, y los pacientes eran visitados en box, para luego esperar en la sala de espera interna a pediatría, separados los casos por un metro y medio, y luego te volvían a llamar para la visita con el médico.

Las salas de radiografía se desinfectaban a cada uso y se priorizaban las altas rápidamente, como fue nuestro caso, que pasamos de esperar al cirujano a ser enviados a casa con paracetamol.

Sigo preocupada por number six, pero parece que el tratamiento del último día hace más efecto que los otros dos anteriores y parece que mejora.

Casi al mismo tiempo, a number four se le infecta una mordedura de insecto, supuestamente una araña, que requiere ser drenada cada día. El primer día es tal lo que sacamos de la picadura que nos cuestionamos la conveniencia de iniciar antibiótico, evidentemente consultando con una doctora de Barcelona que nos está acompañando estos días, para minimizar las idas y venidas a farmacias y hospitales. Los ganglios cercanos están inflamados, pero como de momento no hay fiebre, esperamos, día a día, la evolución de la zona. DE momento, con resultados favorables.

Pero ya os podéis imaginar, que con la que está cayendo, esto no me ayuda a estar más tranquila.

Cada vez que pongo el contador a cero, me estreso.

La visita a urgencias de hace dos días me ha dejado bastante preocupada, y más a medida que van llegando noticias de casos cercanos, y me pregunto, con la mala suerte que tengo yo, que nunca me ha tocado ni el reintegro del gordo de navidad, aún voy a caer enferma por mis salidas, sobretodo de estos últimos días.

Cada día leemos el repporting de datos en Francia. El de hoy me ha hecho dudar si en Francia se están haciendo bien estos comunicados, ya que para el Norte nos están dando unos 29 casos de defunciones a causa del virus, desde inicio de marzo, resultando finalmente en menos de 1% de incidencia del virus.

Si esto es así, debería relajarme, porque ya sería muy mala suerte que, por ir a urgencias y a comprar al supermercado, me tocara pillarme el virus... aunque claro, el riesgo está ahí.

Me he propuesto no salir a la calle antes de que se termine el agua y la leche, cosa que aproximadamente sucederá en una semana....

Espero poder alargar el contador hasta ese momento.

Así que, por en cuanto, aquí continuamos con la vida normal de familia numerosa con niños pequeños....

Iniciamos la tercera semana de confinamiento. Y esperemos que pronto se empiece a notar que la curva de contagios empieza a desacelerar.


dijous, 26 de març del 2020

Día 11-12



Estoy escuchando esta canción, en modo infinito, porque la sensación que me produce es de una calma infinita, y puedo reflexionar de una manera mucho más fluida y agradable mientras escribo esta entrada

(hay que escucharla con auriculares, si no, el efecto puede no percibirse)

/*Aleluya, Pentatonix 8D, el sonido da la sensación de que va de lado a lado de la cabeza, por su técnica ambisónica, para recrear el campo sonoro tal y como existe en el espacio, para dirigirlo, creando un efecto envolvente, en estéreo, que parece que vaya de lado a lado (más información, https://www.eldiario.es/tecnologia/flipando-sonido-olvidaras-semana_0_822768375.html )*/

Llevo unos días de noticias que te hacen reflexionar sobre la fragilidad de nuestra realidad. Damos muchas cosas por sentado: que tendremos comida cuando tengamos hambre, que podremos hablar con un ser querido en cualquier momento, o que podremos notar el sol y el viento sobre nuestra piel, paseando, una tarde de primavera. Y ahora vemos que todo esto que dábamos por supuesto, que quedaba muy por debajo de nuestros deseos cuando nos preguntaban que queríamos para ser feliz, es lo más importante.

Pero no quiero escribir sobre lo que echo de menos que no puedo disponer ahora, si no de lo que pienso valorar mucho más a partir de ya.

Pienso valorarte mucho más, preocuparme mucho más por que estés bien, por que nos veamos más, por abrazarte, por decirte cuan importante eres para mi, seas quien seas que leas esta entrada, si estás en mi vida. Porque no quiero echarte más de menos, no quiero preguntarme si te dije todo lo bonito que te mereces, porque quiero muchas más fotos contigo, muchas más anécdotas de días junt@s.

Quiero que mi vida esté llena de experiencias y no de cosas. Para eso, no pensaré en que cosa puede hacerte feliz, si no en que recuerdo nuevo construir junt@s para poder recordar nuestras risas cuando tomemos un café una noche de verano, tiempo después.

Quiero más series de netflix, acurrucados bajo la misma manta
Quiero más fiestas sorpresa que me hagan recorrer 1200km
Quiero más comidas en familia, con las matriarcas sentadas a la mesa y todos los primos-sobrinos-nietos--biznietos liándola colina abajo
Quiero más juegos de sobremesa en el patio de casa en verano, y más fiestas hasta la salida del sol, en invierno
Quiero más cenas de amigos de la infancia, riendo de las anécdotas de aquellas colonias
Quiero más conversaciones de 5 horas por el whats de clases magistrales de filosofia, historia y política
Quiero más paseos por las calles de Barcelona a altas horas de la madrugada, sol@s una noche de verano
Quiero quedar contigo más, para ir a más conciertos
Quiero más tés y cafés confidentes, mientras nos da el sol a través del cristal y nos quejamos de lo raro que está el mundo ahora
Quiero menos discusiones por whats a causa de que pensemos diferente o hablemos diferentes lenguas
Quiero más cafés mientras esperamos que los niños terminen sus actividades
Quiero que e enseñes a bailar mejor, y que bailemos más
Quiero más cenas de madres de siempre, en tu casa o en la mía
Quiero más fiestas mayores en las que los niños nos preocupen porque salen por ahí, mientras nos tomamos un «algo» en la barraque à frite de turno
Quiero verte más
Quiero que nos abracemos más
Quiero que nos sorprendamos más
Quiero que estemos siempre juntos, más
Quiero más de más, de ti, y yo te daré más.

Sólo tenemos que encontrarnos, cuando todo esto pase, porque todo saldrá bien, entiendes?

dimarts, 24 de març del 2020

Día 10


Día 10.

Segundo lunes escolar en casa.

Se acercan los plazos de entrega de las PACs, y está costando mucho concentrarse.

Por un lado, como supongo que sucede con todos los que tienen que tele-trabajar y tienen hijos pequeños, encontrar un momento durante el día en el que puedas dedicarte más de 2 minutos a una tarea es difícil. Ellos reclaman mucha presencia, supervisión, sobretodo cuando no quieres que pongan la tele y se pasen ratos allí sin estimular imaginación. También es difícil concentrarse porque las noticias se actualizan constantemente, incluso los memes te ocupan un tiempo que, de estar en la oficina o todo el mundo trabajando, ni recibes ni te envían, a partes iguales.

La prole sigue trabajando en sus espacios de trabajo, y aunque se organizan cada vez mejor, cada vez les envian más deberes y empezamos más tarde la jornada, por lo que acabamos también trabajando por la tarde, cuando lo ideal sería estudiar por la mañana y descansar después de comer.

Lo que si intentamos hacer es una tabla de ejercicios cada día, antes de la cena, o bien en el jardín si hace una temperatura agradable, o bien en el salón.

Anímicamente estamos adaptados a la situación. Echamos de menos ir a trabajar unos, a patinar otros, y a estar sola yo.... Pero, una vez que se repone la despensa, mis preocupaciones se limitan al estado de salud físico y mental del resto de la prole, y de momento, puedo estar tranquila. Ellos lo llevan bien, ergo, yo también debo llevarlo bien.

Hemos establecido una nueva rutina en las redes sociales, una manera de servir a los demás y sentirte útil a la vez que conectada con todos.

Cada mañana, lo primero, doy los buenos días a las personas que me preocupan. Familia, amigos.

Es una manera de saber como están, de que sepan que estamos bien, de que nos tenemos unos a otros.

Eso, es una de las consecuencias maravillosas que esta experiencia nos trae.

Es una manera importante para mi de empezar el día.

Soy consciente, como leía hoy en un post, que hacer un confinamiento de esta manera es un privilegio, que hay quien está solo, que no tiene la despensa llena, que tiene miedo a lo desconocido y a lo incierto, y que no tiene con quien compartir esos temores.

Valorando todo, en común y en general, puedo decir que soy feliz porque tenemos salud, hoy, todos.

Eso es lo más importante.

dilluns, 23 de març del 2020

Día 9


Día 9

Ayer no pude escribir en el diario de este confinamiento, porque mi ordenador se pasó todo el día haciendo backups.

Mejor.

Porque he podido recoger unas cuantas opiniones, de aquí y de allí, sobre el estado de ánimo que transmito, palabras textuales.... apocalíptico.

Y esa no era mi intención de todo esto!

Quizás no tubiera ninguna intención, pero la de dar una impresión de derrota o de pérdida de ánimo tampoco.

Estoy bien. 
Estoy normal.
Supongo que como todo el mundo. 

Con mis días buenos y mis momentos malos.

Sí que es cierto, no lo negaré, que me siento muy insegura con todo lo que está pasando, porque soy una persona que me gusta anticiparme, prepararme, y que cuando llega el momento, no me pille desprevenida. Y tengo que aceptar que estamos frente a lo desconocido, y me tengo que preparar para aceptar que no voy a poder más que reaccionar algunas veces.

Así que, en la medida que me sea posible, intentaré resaltar las cosas buenas y agradables de estos días, en lugar de destacar miedos e inseguridades, como si eso fuera lo único que me importa o pasa en todo el día.

Ayer pasaron dos cosas que me emocionaron.

La primera, me dí cuenta que mi hija de 5 años, después de una semana de estar en casa, no se había dado cuenta de nada de lo que está pasando. Para ella, estamos en casa, como cualquier otras vacaciones. Fue muy revelador, de golpe, cuando me preguntó si me había dado cuenta de que ayer no habíamos salido de casa. Ese «ayer», en realidad, era «hace muchos días que no salimos, y ahora me he dado cuenta y te lo cuento, por si tu no...». Sonreí, porque su inocencia le ha dado un significado simple y conocido. Le intenté explicar que fuera hay unos bichitos que nos hacen poner enfermos y que los médicos están muy ocupados tratando a la gente que se encuentra mal, que nosotros hemos de quedarnos en casa para que todo pase más rápido. Su respuesta ha sido, que le parece bien, pero que cuando todo pase, haremos una fiesta... Yo le he dicho que dos, una aquí, con sus amigos de la escuela, y otra en casa, cuando vayamos en verano. Así que, ya sabéis, hay fiesta en julio.

La segunda, me dí cuenta de lo bueno que es reír. Pero reír hasta no poder más. Reír que te duele la tripa, que te pones a llorar y que no puedes parar. Reír es algo que no hago a menudo, por lo menos a este nivel, y es tan liberador! Tan reparador! Tan sano! Amigos!!!! De los auténticos, sinceros, que te quieren, y te hacen reír! eso es un tesoro! y yo lo tengo!!!

Hay que reír más.

Hay que ver el mundo como una niña de 5 años, y pensar en la fiesta que nos vamos ha hacer en unos meses.

Escribo esto, y el sol nos viene a saludar por la ventana.

diumenge, 22 de març del 2020

Día 8


Día 8. Una semana y un día.

Hoy he llorado cuándo hemos conseguido que nos aceptaran el pedido de la compra online.

Una cosa tan cotidiana como hacer tu compra en el chronodrive se ha convertido en un lujo y dar gracias al azar de haber sido afortunada por haber podido seleccionar uno de los pocos slots que van saliendo con cuenta gotas.

Mañana, si todo va bien, tendremos más agua y leche, y pan de molde, y cereales y más cosas. No hay azúcar ni huevos.

Si mañana consigo traerme a casa lo que hemos pedido, voy a volver a llorar.

Supongo que es producto de la inseguridad que empieza a producirnos esta situación, porque, una cosa es quedarse en casa por dos semanas, igual que hacemos cuando estamos de vacaciones, però con la nevera llena, o sabiendo que, en cualquier momento que se nos apetezca, podemos ir al supermercado y comprar lo que necesitemos, y otra muy distinta esta situación que estamos viviendo ahora.

Igual cuando vamos a por agua, no hay.
Igual cuando necesitemos leche, no venden.
Igual haciendo colas interminables en el supermercado, es cuando se nos pega el bicho....

Hemos pensado que, haciendo las compras antes de que se nos terminen las existencias, es mejor, por eso de asegurarse con tiempo poder reponer los productos en un sitio u otro, y también hemos reflexionado sobre el echo de que es menos arriesgado ir a un centro de recogida de pedidos que ir al supermercado y tener que hacer la cola, pasearnos por los pasillos por donde deambulan cientos de personas cada día y tener que interactuar con una cajera que tiene que manipular todos los productos que compran los clientes y, a veces, incluso cobrar con monedas y billetes.

Eso es un elevado riesgo de exposición que no quiero asumir. No puedo asumir.

En cambio, un punto de recogida, el producto viene del almacén directo al maletero y es manipulado con guantes y en ningún momento intercambias nada con la persona que te sirve el producto, ya que has pagado online y te escanea el código del pedido.

Un acto que hemos hecho centenares de veces, y que ahora se ha vuelto un motivo de dar gracias al destino por poder acceder a tu compra.

Hemos decidido que, puesto que ya salí para ir a urgencias y a la farmacia, pero el resto de la familia no ha salido desde el viernes pasado, seré yo quién vaya a por él.

Aquí en Francia, debes imprimirte un formulario para poder salir de casa, por si te para la policía, donde expreses el motivo por el que has roto el confinamiento.

Debería ir también a por fruta, pero está un poco más lejos que el punto de recogida de la compra, y se trata de una especie de mercado cubierto. Y yo empiezo a estar asustada, porque cada vez se leen más noticias avisando de que el sistema está al borde del colapso y de que hay mucha gente de mi edad ingresada en estado grave.

En estos momentos, en nuestra región (https://www.bfmtv.com/sante/coronavirus-856-cas-confirmes-dans-les-hauts-de-france-1879478.html ) hay 856 casos confirmados. Con los primeros casos confirmados de deceso por su causa el 25 de febrero. Hasta el momento, 91.

En toda Francia, en estos momentos, 562 defunciones, 112 en las últimas 24 horas. Recordemos que Francia tiene unos 60 millones de personas, frente los 48 casi e España, donde se han dado ya más de 1000 muertes... Un 50% menos de casos, aproximadamente.

Desde diversos grupos de whatsapp empiezan a llegar los primeros relatos de casos directos de gente ingresada. Algún caso de fallecido de familiares de amigos de estos grupos. Ya no son personas de China, Corea del Sur o Italia. Ahora son casos de gente de la que se tiene constancia por terceras personas, con nombres y apellidos.

Por suerte, de momento, ninguno de nuestros conocidos ni familiares han dado positivo que sepamos, o muestra indicios de enfermedad.

Ojalá sigamos así.

Aguantemos unas semanas más.

Demos tiempo a la comunidad médica a digerir este pico de casos graves y a saber más sobre como se comporta este bicho, para poder controlarlo.

Queda mal si digo que tengo miedo? Mama, tinc por.

divendres, 20 de març del 2020

Día 7


Dia 7

Primera semana superada.

Cosas positivas
- Los niños están aprendiendo a organizarse las tareas y a trabajar en sus espacios de trabajo
- Vida slow. No hay entreno simultáneo, no hay viajes de trabajo, no hay atascos
- Hacemos deporte juntos. Nunca antes lo habíamos hecho.
- Estamos preocupados por cosas más humanas. Lo más importante está aquí y ahora.
- Comemos juntos todos los días.

Cosas negativas:

- Los niños sólo comen, por aburrimiento.
- Los horarios fluyen... se retrasa la hora de despertarse y la hora de acostarse
- Los adultos no podemos llevar la dieta adecuadamente, porque estamos anímicamente cansados
- Las rutinas de casa se han mezclado con las rutinas escolares.
- El miedo a quedarnos sin comida, a que tengamos algún accidente doméstico o a que tengamos alguna avería: lo cotidiano toma una importancia enorme.
- La gestión titánica de los recursos de paciencia, positivismo, energía y organización.

Los memes y vídeos de whatsap han bajado de intensidad, y han dejado espacio a las partidas de scrabble o apalabrados. 
Alguno malentendidos hacen que los grupos de whats salten por los aires… se empieza a notar el agotamiento mental, mientras, por otro lado, sigues contactando con gente en la que vas percatándote que no sabes nada desde antes de que empezara todo esto.

Este fin de semana será el primero real de confinamiento, ya que el pasado fue un primer fin de semana como cualquier otro que te quedas en casa porque no tienes planes. 

Este fin de semana ya será el que nos pondrá en una situación psicológica complicada, ya que empezaremos a tener necesidad de salir... aunque fuera para ir al macdonals o un parque de bolas... lo que sea, con tal de salir de las 4 paredes en las que estamos...

Y aquí vamos a requerir de nuestra imaginación y recursos para poder aguantar. Porque no a a poder ser. Y en mucho tiempo. Hay que mentalizarse y coger aire.

Llevamos una semana. 

Vamos a por la siguiente!!!




Día 6



Una semana, que entramos en casa, con la idea de pasar aquí todo el tiempo.

Cómo cambian las cosas en una semana.

Hace exactamente dos semanas que estaba en Barcelona, a punto para celebrar una fiesta de cumpleaños sorpresa.

Una semana más tarde, tanto Barcelona como Lille, confinados de manera voluntaria

Y una semana después, aquí estamos. Confinados por decreto. Aquí, y allí.

Ahora soñamos con volver a pasear libres, sin atestado oficial. Anhelamos ir al supermercado con la calma de que habrá de todo y en las cantidades adecuadas. Comemos con miedo a terminar los cereales o las mazanas. Nos preguntamos si para el verano habremos dejado atrás esta situación que nos es tan nueva y tan amenazante. 

Y debemos reflexionar, como decía un artículo que he leído (https://www.eldiario.es/tribunaabierta/pasando-realmente_6_1006909312.html)  sobre la irrealidad de nuestra realidad. Nuestra vida es una ilusión, como diría mi amigo filósofo, a nivel macro.

Mi realidad, a nivel micro.... Hoy hemos podido salir al jardín, porque al final no ha llovido. Hemos podido hacer la tabla de ejercicios que nos han pasado los entrenadores de gimnasia y de patinaje. Hacía meses que no hacía tanto movimiento. Pero ahí estábamos: los seis niños y yo, en el jardín haciendo ejercicio, en compañía de un pájaro que resulta, parece ser, que es un ruiseñor.

Estamos encerrados en casa, pero tenemos la suerte lujosa de poder salir al jardín, movernos, que nos dé el sol, correr, hacer ejercicio...

No sé exactamente lo que pasa por la cabeza de los niños. No sé como entienden todo esto que está pasando, pero los noto relajados, tranquilos, adaptados a la nueva situación. Somos una familia que hace muchos años que vamos juntos a todas partes y que nos pasamos muchas horas en casa, cuando no estamos en la pista de hielo, claro .... però estamos más o menos haciendo lo mismo que hemos hecho otras veces, así que la única diferencia es que lo vamos a hacer por más tiempo. Y dicen que a partir del 10o día es cuando se empiezan a notar más los desesperos... ya veremos nosotros....

Hoy destaco dos reflexiones.

1. Ya no tenemos despensa de emergencia. Ahora, toda despensa es de emergencia. Y eso da mucho miedo.
2. He hecho mía la frase que taaaaaaanto me repitió mi abuela: Una guerra teníais que pasar. Pes bien, iaia, ya tenemos nuestra propia guerra... Ella lo decía en relación a la comida, claro, porque de pequeña yo era una tiquismiquis de cuidado, y ella se comía hasta los huesos del pollo si hacía falta. Y aquí me tienes ahora, concienciando a la tropa de que hay que comerse hasta dejar el plato como si estuviera limpio, porque no está asegurado que podamos volver a comprar ciertas cosas cuanddo vayamos al supermercado.

Me voy a acostar con estas dos reflexiones, esperando que en algún momento de un futuro próximo tengamos buenas noticias. China estaba sola ante lo desconocido, por ser ella sola y por ser desconocido. 

A estas alturas de la película, Europa no está sola y creo que si no serán unos, serán otros, pero algo han de sacar para que esto no llegue a niveles dramáticos en todos los países. 

Espero....Medicina y guerra son dos conceptos que no deberían estar juntas en la misma frase.

dimecres, 18 de març del 2020

Día 5


Día 5, que en realidad son 6

He empezado el día mal. Pero he acabado eufórica y nostálgica

Ha sido una mañana estresante, de intentar entretener a los nenes, sobretodo a los peques. Suerte del jardín, porque nos da alegría y normalidad. Sobretodo lo segundo.

Sentir el sol en la cara, la brisa, y la risa de los niños rebotando en las paredes de las casas próximas... Las risas y ... los gritos, porque cuando llevábamos un rato ya jugando, lo inevitable es que se peleen o que no les parezca divertido perder al jugar al pañuelo.

La zona está en silencio. Sólo de vez en cuando pasa algún coche, pero sólo se nos oía a nosotros. Y aunque estaba tentada de meternos hacia dentro y evitar follones, he pensado, que oportunidades de que nos dé el sol y poder disfrutar del exterior no tenemos muchas, y que mañana va a llover... así que, he pensado, que quizás los vecinos, en estas circunstancias, iban a entender mejor que los niños són niños, y que, en el fondo, todos los que nos rodean también tienen jardines, y quizás niños.... y que risas y gritos igual alegraban más que molestaban... o eso es lo que quiero pensar.

Luego el día se ha complicado un poco, a nivel emocional.

Audios con ánimos derrotados, mensajes whats de preocupación.

Nos han engañado?

Esto es más serio de lo que nos decían?

Y por unos minutos me invade el miedo.

Qué nos va a pasar si esto dura lo suficiente como para que los niños empiecen también a tener miedo? No es que les oculte la situación. Al contrario. He intentado ser lo más objetiva posible, en los siguientes términos.

- El virus existe, y hay que preocuparse.
- Si nos ponemos enfermos, hay muchos factores a tener en cuenta para no pensar que va a ser terrible: la edad (los niños no lo padecen, los padres puede que pasemos una gripe, algunas personas pueden tener complicaciones, y en personas mayores parece muy chungo), sexo (más hombres que mujeres), estar sano previamente....
- Lo más importante es aislar a los grupos de riesgo, y no exponerse, adquiriendo hábitos que deberíamos tener siempre frente cualquier virus: toser en el codo, lavarse las manos cuando salimos, sobretodo antes de comer, no tocarse la cara...
- Nos debemos quedar en casa para facilitar que el pico del contagio pase, y que no se colapse el sistema, ese es nuestro objetivo, y no el de tener miedo por enfermar.

Y parece que lo han entendido... però yo, a veces, dudo, y tengo miedo. Es inevitable, porque ser madre es plantearse muchas responsabilidades. Y tengo 6 motivos por los que preocuparme.

Y aunque amigos me repitan lo que ya sé, que esto lo vamos a superar, que en verano estaremos en mi patio, cenando y jugando al mai mai, recordando esta etapa vital que estamos viviendo ahora, pienso que todavía está muy lejos, y que, muy probablemente, no pueda ni bajar a Barcelona en mayo, como tenía previsto y como tanto necesito.

Y he pasado la tarde, así medio triste, medio nostálgica, hablando por videoconferencias múltiples, riendo de tonterías, porque de eso se trata, cuando nos reunimos varias en el messenger o en el whats, de salir de estas cuatro paredes de cada una, y tener una conversación banal e histérica, con efectos de unicornios y pelucas de colores.

Baños, cenas, día de backcooking, porque los niños me piden sus platos preferidos, y me he pasado horas haciendo hervir la olla del caldo, o con la crockpot a tope.... esperando que fueran las 21.

Y porqué? Porque he asistido a mi primer concierto en instragram live, de Joan Dausa.
Joan Dausà es un cantante que pone la voz en el tema principal de «Barcelona, nits d’estiu». Jo mai mai.

«Jo mai mai» es una canción que me presentó una amiga de Gelida. Y en esa canción, la protagonista se llama como yo, y eso me hace gracia. Habla de los secretos y las emociones entre amigos, a través de un juego que nos hemos hecho nuestro, de las noches de verano, precisamente.

El concierto ha durado 1 hora, y ha acabado en la ducha. Más de 17mil personas. Pero cuando ha sonado «Jo mai mai», una energía ha recorrido mi cuerpo y me he trasladado a esas noches con mis amigos en el patio, jugando a mai mai.

Quiero que sea verano
Quiero que volvamos a jugar al mai mai
Quiero la normalidad de escuchar una canción y no tener que imaginarme que la vida es normal, porque en realidad sea normal.

Us anyoro. M’ha agradat molt sentir que tots estàvem al concert. I sí! M’he posar un avís a l’agenda per a que ens compren les entrades per al concert d’abril de 2021. I l’avís, quan soni, espero estar amb vosaltres, i recordar aquest dia, i somriure. Jo mai mai he plorat en un concert virtual, perquè em mancaveu.


Día 4


En realidad, 5

Estoy por no numerar los días. 

Por diversos motivos. 

Porque llegará un punto en que me descontaré, y ya no sabré cuántos llevo, y también porqué llegará el momento en que desesperaré al saber cuántos llevamos realmente.

Hoy ha sido un día en lo que lo más destacable son dos cosas:

La primera. Hoy he sido consciente de que los supermercados restringen el acceso a la gente. Te obligan a hacer una cola, y a medida que la gente va saliendo, te dejan entrar. Esta medida supongo que rige a dos necesidades: una, garantizar que no haya una concentración de gente elevada que favorezca el contagio por proximidad, y dos, para evitar que la gente enloquezca y se lance como loca sobre el producto. Sin aglomeraciones, sin violencia.

La segunda. En la farmacia, lo mismo. No te dejan entrar hasta que sale alguien, y la distancia entre personas es de metro y medio, marcado con cinta adhesiva en el suelo. No hay alcohol de 70, no hay gel, y del resto, con receta. Si no, no se entra.

Sí. Un día más he tenido que romper el confinamiento porque number six necesitaba medicamentos para la infección y su médico de cabecera me ha preparado la receta para pasar por farmacia. Justo he llegado a casa pasada la hora de confinamiento obligatorio, y es que en Francia, hasta hoy a las 12pm no era de obligado cumplimiento quedarse en casa y por eso la gente campaba a sus anchas, a pesar de que los negocios, museos y demás ocio, estaban cerrados desde domingo.

Este confinamiento obligatorio, entre otras medidas, qué nos dice?

- Que no podemos circular por la calle en ningún momento, excepto si vamos a trabajar, si vamos a hacer la compra de productos de primera necesidad, vamos al médico o farmacia o a dar asistencia a personas dependientes.
- Se puede ir a comprar, pero a tiendas específicas a las que se va dejar abrir y cercanas al domicilio
- Se puede salir a pasear al perro, también
- Se puede salir, y aquí la novedad, a hacer deporte, en las inmediaciones del domicilio, junto con otros miembros de la familia que estén juntos confinados, pero no de manera grupal, es decir, que no se puede quedar para correr con el vecino.

Así están las cosas. Medidas de guerra.

Y a todo esto, hoy, que ha salido el sol, hemos podido salir al jardín, sentarnos y tomar el sol mientras los niños jugaban. Ha sido como estar en un oasis, como si pudiéramos obviar lo extraño de la situación.

Y mi reflexión ha sido... dentro de lo estricto, anormal, excepcional y raro que es estar obligado a quedarte en tu casa, que podamos tener posibilidad de salir a que nos de el sol, el aire, correr, mirar el cielo.... es un lujo.

He pensado en la gente que vive en apartamentos, que tiene hijos, y que no puede salir a que se aireen o corran o sean, simplemente, niños un rato. Los perros, en este caso, tienen más derechos que la infancia, y eso es injusto.

Pienso en las personas mayores, que pasaban el día paseando, y así las horas eran más cortas.

Que injusta esta parte de la historia. Quedarte en casa privado de libertades, para poder seguir gozando de la vida, cuando todo esto pase....

dimarts, 17 de març del 2020

Día 3


Día 3, corregido del día 4, pero primero de la realidad....

Lo más destacable del día de hoy es que hoy ha sido el primer día de ensayo con los horarios de teletrabajo. Unos lo han cumplido, otros han chocado con la realidad obstinada de que no se trata de trabajar media hora al día y listos. Los han ahogado, literalmente, en tareas.

A mediodía el caos era tal, entre los que no podían entrar en las plataformas de trabajo, los que no sabían que tenían que hacer, el que no se enteraba de nada o la que todavía no había recibido tareas, mezclado con los dos peques que tenían sus disputas diversas, mientras que number six iba haciendo pis por todas partes.... que los he llamado todos al orden: reunión de crisis.

Qué se ha hablado en la reunión de crisis? Pues que esto no puede ser todos los días como el de hoy. Hay que madrugar, hay que colaborar en casa, hay que hacer las tareas y, en definitiva, intentar mantener un orden y un respeto para con el bienestar de todos. No se puede hacer lo mismo que cuando estamos de vacaciones, porque no lo estamos. El padre trabaja, y yo debo tener mi tiempo para trabajar, o esto no va a funcionar.

Parece que la reunión ha surgido efecto, porque a partir de entonces los ánimos se han calmado un poco.

Y lo siguiente destacable del día, a parte de chocar con la realidad de la escolaridad en casa, ha sido la realidad en la calle. En previsión de que se decretara toque de queda y se cerraran algunas ciudades francesas, y en vista de que había rumores de que esto va para unos 45 días como mínimo, y antes de que impongan alguna medida de racionamiento para evitar que unos se queden con todo lo del supermercado, he decidido hacer una escapada para comprar 4 cosas que faltaban en casa.

Al llegar, ya no había ningún carro. Se tenía que esperar a que, de uno en uno, la gente los fuera a devolver, y pillarlos antes de que algún listo te adelantara por la derecha. Esto me ha puesto bastante a la defensiva.

Al entrar, el paisaje era desolador. Estanterías vacías, de manera selectiva. No había frescos, como fruta o verdura, ni pan en ningún formato, ni en molde. Tampoco había carne, ni pollo ni pescado. Nada de quesos rallados o en lonchas, cero yogures.... Curiosamente, si había conservas y si había verduras congeladas (pero no pizzas....) Leche desnatada sí, pero entera no. Pañales de todas las tallas, menos de la T5, que es la que buscaba. Había de la T6, pero son muy grandes, aunque, como era lo único que había, he cogido un paquete, de los 10 o 15 que podía haber en aquel momento. Pues en 2 minutos, no se quien ha venido, però cuando he vuelto a mirar, ya no había! Cómo es posible??!

La gente está muy muy muy mal.

Porqué comprar como si fuera a cerrar el supermercado? A caso saben algo que yo no sé?

Me ha dado una torta la realidad de la situación. La turba no piensa. La turba tiene miedo.

Y los estados lo están comprobando.

Mientras te sientes dueño de tu vida, de tus derechos, actúas de manera controlada.

Aquí no nos estamos jugando sólo la salud de los más débiles. Aquí estamos retrocediendo en muchas cosas, igual que pasó en el 11M, o recientemente con los atentados terroristas atribuidos a fanátivos religiosos extremistas.
Estamos comprobando diversas cosas, entre ellas la solidaridad pero también la ausencia de ella. La gente es egoísta, no sólo por no quedarse en casa, si no por acaparar producto que no va a consumir!

La gente compra cartones y cartones de tabaco, kilos de pasta y arroz y galletas y pizzas. La gente ha dejado a las farmacias sin stock, ni geles, ni mascarillas, ni paracetamol. La gente sigue haciendo sus aperitivos con sus patatas y su cerveza, que no es que esté mal, pero es que tiene kilos y litros de ellas, mientras que otros no tienen nada. O lo que es peor! Si no hay pasta de trigo, se la compran sin gluten, dejando a las personas que sólo pueden comer ese tipo de pasta sin.

Hay que reflexionar mucho.

Sobre nuestra fragilidad real. Vivimos en una burbuja, porque el azar ha querido que nos tocara este lado del hemisferio y este continente.

Sobre la fragilidad de la salud, porque hoy estamos bien, y mañana alguien puede decidir si nos entuban o no, en función de unos parámetros que introducen en un cuestionario

Sobre la fragilidad del bienestar emocional. Porque creemos que lo controlamos todo, però en realidad es falso.

Falso.

Ni controlamos, ni somos inmunes, ni nos hemos ganado la vida que tenemos. Y todo puede desaparecer en un minuto, como los pañales de la T6.

diumenge, 15 de març del 2020

Día 2.


Día 2 de confinamiento (en realidad 3).

Hoy hemos de confesar que hemos roto el confinamiento. Por lo menos, yo y number six.

Y me he sentido como si estuviera exponiéndome al Évola.

Ayer, number six, empezó a quejarse que le dolía al hacer pipí. Así que, listo él, dejó de hacerlo alrededor de mediodía. Por la noche, las ganas de hacer pipí eran tales y el dolor (o el miedo al dolor) era tal, que rabiaba. No conseguí que hiciera pis ni con promesas de chuches o chocolate, cosa que ya te hace pensar, como madre, que la cosa es seria no, lo siguiente.

Intenté contactar con los servicios de atención telefónica de salud sin resultados, y también intenté que algún pediatra en facebook (del grupo de madres) me diera alguna orientación.

Cuando hago esto es porque ya intuyo que debo ir a urgencias, pero necesito que alguien me diga que no estoy loca y que es necesario, porque soy tan escrupulosa con esto, que a veces peco de prudencia.

Total, que sí, que todas me decían que debía ir... pero, como se va a urgencias en pleno confinamiento, por una infección urinaria infantil? Con la que está cayendo?

En fin... que al final parecía que la cosa podía esperar, así que nos fuimos a dormir, pero esta mañana se ha hecho evidente que debíamos ir, sí o sí.

Como existe la posibilidad de ir a lo que se llama Maison medical, justo en frente de las urgencias del gran hospital, hemos ido primero allí, y de allí nos han recomendado, dada la situación, ir al gran hospital para hacer una eco y valorar sonda. Ahorro los detalles de la visita, porque no pretendo explicar cada prueba o conclusión. Quedémonos con que todo está bien y number six está en un estado de salud excelente en este momento.


Sirva este post para las conclusiones siguientes:

1. En la Maison medical,
- 3 personas. Separadas todas por más de 3m.
- Se asignan los asientos de espera.
- El administrativo y el médico, con guantes y mascarilla.
- Se limpian pomos de puertas a menudo.
- El administrativo abre y cierra las puertas para que nosotros no tengamos que tocarlas.
- Se dan mascarillas a las personas que esperan que son compatibles con posibles positivos.

2. En el hospital, 4 personas en las urgencias de adultos, 0 en las pediátricas.
- Nadie usa mascarillas
- Se han asustado cuando les hemos dicho que veníamos de Barcelona, pero al no ir por cuadro compatible con virus, se han relajado.
- Cero aglomeraciones, disponibilidad y tranquilidad absoluta
O bien no hay enfermos en la región (raro, porque Hauts de france es la 3a más afectada) o bien la gente no va al médico, o bien no entiendo como es posible que en otras partes los hospitales estén saturados y aquí no. Sinceramente, me esperaba el apocalipsis zombi.... y nada de eso, por lo menos hoy y aquí.

Muchos coches aparcados en la calle. Pocas personas, que iban a comprar

Por instagram, y facebook, parece que la gente no se hace cargo de la situación en la que estamos. Playas, parques, ocio.

Sigo pensando, que qué tiene que pasar para que esta gente reacciones de manera pro-social.

Como me a dicho hoy el padre de las criaturas:

«La inteligencia media mundial no es suficientemente alta»

Y estoy de acuerdo.

Día 1.


Como en la mayor parte de Europa, aquí en Francia también estamos recluidos en casa.

La verdad es que tenemos un cruce de informaciones bastante serio, entre las recomendaciones francesas, las catalanas y las españolas, las que te cuentan que se han tomado en otros países, como Suecia, Alemania o Italia, o las que hace meses que te llegan desde Shanghai, o las no tomadas en Brasil o UK.

Pero ahora ya lo tenemos aquí. Ya lo estamos experimentando en primera persona. Ya no es algo que te cuenten por whats o los medios.

Y en mi caso, me ha venido de una semana. Todo ha cambiado en cuestión de pocos días, haciendo y deshaciendo maletas. 

Justo hace 4 días que volví de pasar unos días en Barcelona. Aún sabiendo que los casos por la pandemia se iban acercando a nuestros círculos sociales, aún parecía que no se llegaría a tomar las medidas que se estaban tomando en Italia en esos momentos. En cuestión de días, hemos pasado de tener la sensación de una vida “normal” a la de un apocalipsis. En el aeropuerto de vuelta, la psicosis “gel desinfectante” había inundado la terminal T2 de Barcelona, mientras number six lo tocaba todo y se fregaba ojos y nariz a ritmo frenético y descontrolado, bajo mi mirada ojosarriba de queselevaahacer.

El jueves, al saberse que a las 20h habría un comunicado del presidente Macron, y ya sabiendo que en Barcelona las cosas se ponían interesantes, ya que ya se había anunciado el cierre de escuelas, guarderías y universidades, decidí avanzarme a la turba de zombies y desembarqué en el supermercado para hacerme con unas provisiones para dos semanas de enclaustre de 8 personas.

En el supermercado no faltaba de nada y el ambiente era normal. Pude hacer la compra como siempre, como si estuviéramos a las puertas de dos semanas de vacaciones escolares, con niños a desayunar-comer-merendar-cenar-picarentrehoras como siempre. La gente nos miraba y se burlaba, pero pudimos coger pasta, arroz, galletas y de todo lo que nos es necesario para pasar unos días en casa, sin salir, porque ese era el objetivo: no salir para nada que no fuera de vital necesidad.

Y mientras estábamos en el chronodrive, recogiendo las garrafas de agua y de leche, llegó el notición: paralización del país a partir del lunes. Ok! Pues ya nos podemos encerrar en casa, con la compra colocada en la despensa.

Y el viernes, mientras me dedicaba a vivir nuestro encierro particular, la gente se volvió loca, y, como en España, se llevaron todo el stock de papel higiénico. Como veis, es algo internacional: te confinan en casa y tienes miedo de quedarte sin celulosa. Que digo yo, supongo que tienen previsto esperar encerrados en el baño, y por eso tanto papel.

Para nosotros, estar sin vida social no nos supone una situación desconocida. Estando expatriados, dedicamos nuestra vida a nuestras responsabilidades académicas, laborales y deportivas, y sumado al echo de que estamos habituados a hacer parones de dos semanas por vacaciones cada dos meses, pues no nos es algo totalmente desconocido. Lo que si nos va a suponer un cambio drástico es dejar de llevar a los niños de aquí para allí: ni entreno de futbol, ni patinaje, ni gimnasia, ni competiciones, ni fiestas de aniversarios ni nada…. O estar todo el fin de semana sin tener que hacer custodia compartida, aunque eso a mi me queda lejos, porque estoy encerrada en el despacho, con las PAC que se me han acumulado estos días.

Me llama la atención el echo de que la gente no ha entendido muy bien de que va esta historia. Si bien al fin han entendido mi postura anti-saludos con besos (aquí ya nadie se saluda besándose, cosa que mi fobia al contacto agradece) parece que les cuesta más entender que significa “aislamiento social” o “confinamiento pro-social” como prefiero llamarlo yo. Les anulan competiciones deportivas y se montan eventos alternativos que conllevan también actos sociales, con múltiples posibilidades de contagio. No lo entiendo! Qué ha de pasar para que entiendan que se han de quedar en casa? Y si les dices que tu no vas, se ofrecen para irte a visitar! Vamos a ver… que el virus no está en la calle! El virus lo puedes traer tu! O lo podemos tener nosotros y contagiártelo y que luego llegue a tu suegra o a tu madre! Pienso que hasta que no haya los primeros afectados en nuestros círculos inmediatos, la gente se piensa que esto es algo que pasa a los demás en la otra punta del mundo.

De momento, a día uno de todos los miembros de la familia en casa, y a día dos del confinamiento de los dos peques, puedo plantearme las siguientes dudas:

1. Hasta que punto es bueno tener un horario detallado y rígido, para garantizar unos hábitos de aprovechamiento del tiempo? O es mejor plantearnos regirnos por objetivos?
2. Podrá number six adaptarse a este parón domiciliar?
3. A que precio la salud emocional de la familia va a resistir estos días en casa, sin deporte ni obligaciones externas?
4. La pareja. Cómo gestionar el estrés y las preocupaciones que se deriven de esta situación excepcional?
5. La alimentación: la ansiedad, el estrés, el miedo… son factores que afectan a la alimentación.

Respecto al último punto, a partir de mañana he decidido restringir los accesos a la despensa, para todos, sin excepción. Por dos motivos: uno, es evidente que la salud no ha de dejar de ser una premisa. Dos, porque esto tiene pinta de durar más de 15 días, un mes o incluso más. Y también corre el rumor que, de seguir la gente comprando como si no hubiera mañana, se podría incluso llegar a poner un racionamiento en los supermercados, y eso sí que supondría un problema para esta familia, ya que no sé hasta que punto se tendría en consideración el número de integrantes por familia para poder acceder a los productos de primera necesidad que garantice unos mínimos para cada persona.

Eso, como familia numerosa y madre de hijos pequeños, me aterra.

Y también me preocupa que yo y mi marido nos pongamos enfermos al mismo tiempo, y sean los niños los que tengan que ocuparse de los pequeños y de nosotros mismos. No sería la primera vez que una gripe me deja en manos de mis hijos, pero se dice que este virus te tumba por dos semanas. Dos semanas! No lo quiero ni pensar.

A día de hoy, con la despensa llena, los ánimos todavía intactos, la dieta con intención de estar controlada y ganas cero de ponerme a estudiar, puedo decir que nos vemos con fuerzas de afrontar las próximas semanas. Digo semanas, porque en España han dicho que serán 15 días, en Alemania hasta el 20 de abril, y aquí nos han dicho que “si a caso, ya nos avisarán, que hasta nueva orden”.

Paciencia.

Quedémonos en casa.

Por resposabilidad social.