Hace un mes y medio que llegamos a
Lille. En este tiempo, 6 semanas, hemos pasado de dormir en un hotel
a vivir en nuestra casa. De tener la casa vacía, fría, blanca, a
tenerla con nuestras cosas, templada y decorada con colores.
La mudanza se fue retrasando varias
veces, para al final llegar el lunes 16. A las 7 de la mañana, el
conductor del camión plantó el macro contenedor delante de nuestra
casa, y hasta las 9 de la mañana no llegaron los de la mudanza, así
que lo tuvimos ocupando calle hasta entonces.
Parece ser que, en la zona donde
vivimos, no es necesario pedir permiso para que un camión ocupe la
calle durante una mudanza o similar. Me pareció muy extraño puesto
que en Francia parece que las cosas están bastante reglamentadas, o
al menos, la gente actúa como tal (quizás es que en nuestra casa
las cosas no funcionan si no es a golpe de ley, claro).
En números, 199 bultos, a comprobar
que estuvieran todos, etiquetados en portugués, listados en inglés,
“cantados” en castellano y dirigidos en mi frances “leçon 1”.
Palabras como, “le chambre bleu”, “le chambre a gauche”, “la
salle a manger”, “la cuisine”... pronunciados con una mezcla de
acentos castellano-portugués (porque, aun no se a que se debe, pero
cuando quiero hablar una lengua extranjera me sale el portugués!)
que se ve que les hacía mucha gracia y se divertían con mi
pronunciación!
Tengo que decir que temía la
posibilidad de que no llegaran mis cosas o bien llegaran en malas
condiciones. Mis sospechas se basaban en la cantidad de oportunidades
que se habían dado desde que el 18 de junio desembarcaron en mi
apartamento de sao paulo los de la empresa a empaquetar:
- vecinos coreanos mudándose los mismos días que nosotros, usando el mismo ascensor y los mismos espacios de trabajo (por suerte, ninguno de mis bultos ha acabado en Corea, y no ha aparecido ni una caja más sin identificar)
- En lugar de poner nuestras cosas directamente a contenedor, fueron a un camión, que las llevó a un almacén, que las llevó a un contenedor, viajó en dos barcos, se pasó una semana parado en un puerto de Bruselas y, aún así! Han llegado todos y cada uno de los 199!
- Me hizo especial ilusión el misterio que crearon cuando rompieron el sello de precinto del contenedor en el que viajaba. Guardo el precinto, para el recuerdo. Un precinto, que por cierto, mi re-peque, mientras escribía este texto, se tiró por la cabeza, porque mientras preparaba la comida (en medio de este escrito, se ha tirado el micro-ondas literalmente por la cabeza... Bueno, el micro-ondas no ha acabado de caer, porque su ángel de la guarda lo ha sujetado cuando pendulaba en el mármol, pero todo lo que había encima, si! )
Desde que desembarcó en casa la
mudanza, el 18 de setiembre, han sido unas semanas de intenso
trabajo. No sólo de poner los muebles en su sitio (que por suerte
los de la mudanza hicieron al 100%) si no de colocar ropas, juguetes,
cacerolas, vasos, platos y demás cachi-baches de nuestra propiedad
en su sitio.
Me he dado cuenta de que poner en
funcionamiento el apartamento de São Paulo fue mucho más fácil, y
eso que tenía a la re-peque con dos meses y colgada al pecho cada
dos por tres. Creo que todo ha costado más porque, en esta casa a
diferencia del apartamento, tengo muchos menos espacios de
almacenajes, entre armarios y cajones.
Para empezar, la cocina tiene muy pocos
armarios, seguido de que no tengo ese maravilloso armario en el
pasillo de las habitaciones... que delicia de espacio para sábanas y
toallas! También los armarios de las habitaciones son bastante
precarios, y eso teniendo en cuenta también de que las habitaciones,
con los techos inclinados, no disponen ni de armarios de dos metros
ni de espacios para añadir muebles altos.
Muchos de los muebles de las
habitaciones han tenido que buscarse otro espacio, así que algunos
de ellos han ido a parar a algún baño o a la cocina (suerte de
estos lugares donde he podido ponerlos! Porque si no no se donde
estaría ahora guardando nada!)
En el garaje todavía hay cajas por
abrir, mayoritariamente juguetes, y creo que va a ser necesario
buscar algún lugar para poner una caseta exterior donde guardarlos,
porque si no, los niños no juegan con ellos, al estar en cajas.
También echo de menos aquel
maravilloso armario en la zona de la cocina, esa despensa increíble,
que nos permitía almacenar, como familia numerosa que somos,
garrafas de agua, pasta, aceite y demás productos de consumo en
cantidades y grandes formatos. Aquí hemos tenido que buscar un
espacio en el garaje donde guardar tímidamente las provisiones.
Echo de menos también tener la casa en
una sola planta, porque así los nenes tenían todos los juguetes a
su alcance. Aunque tener varias plantas sirve para mantener las
habitaciones ordenadas y limpias.
Echo de menos el parqué de nuestro
gran salón en sampa, porque el salón de aquí tiene baldosa blanca:
fría y desagradecida, que me tengo que pasar barriendo y fregando
varias veces al día,
Echo de menos el balcón con esas
vistas al sky line! Aquí tenemos jardín, desde el que puedo ver el
salón de todos y cada uno de los 4 vecinos colindantes, y por
supuesto, ellos a mi.... aunque eso lo hemos mejorado con unas
cortinas!
Pero no todo es nostalgia!
La nueva casa tiene un jardín que nos
permite disfrutar cada día del verde bajo nuestros pies, de comer al
aire libre, de jugar y correr en bicicleta
La nueva casa tiene lavadora con agua
caliente (siiiiii!) y secadora ! (hurra!!)
La nueva casa tiene un lavaplatos de
verdad, donde caben todo lo que usamos en una comida para 6, e
incluso para 8!
La nueva casa no tiene ascensores ni
hay que dejar el coche 9 plantas más abajo. Cargar a los niños
dormiditos, del coche al sofá se hace en un plis!
La nueva casa no tiene vecinos que
toquen el piano los fines de semana a las 6 de la mañana!
La nueva casa tiene tejaditos
inclinados y ventanitas de ensueño. Tiene flores en las ventanas y
un buen aislamiento contra el frío y el calor.
La nueva casa es una nueva piel para
nuestras cosas. Estamos muy contentos de estar aquí, en el barrio,
de tener jardín y de haber recuperado la paz y la calidad de vida
que no teníamos en sampa.
Ahora empieza lo bueno!
Todos los cambios suponen un gran esfuerzo, ahora lo más difícil ya ha pasado. Espero poder visitaros pronto. Un beso enorme!!
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