Estoy harta.....
A veces es duro ser
feminista y darte cuenta que estás en un mundo que no es feminista,
que te rodean personas que afirman cosas como “yo soy feminista
pero...” o que dicen que son feministas pero sus actos son
totalmente contrarios a los principios feministas.
Estoy muy harta de ser
feminista.
Lo digo en serio...
Harta, porque des de que tengo uso de
razón de que esto de ser feminista va en serio, de que existen los
micro-machismos, los neo-machistas y que estoy educada en
estereotipos machistas solo hago que sufrir, y quejarme, y denunciar,
y discutir y.... estoy cansada.
Si no hubiera sido nunca
consciente de que he de ser feminista, mi vida sería más simple y
menos dura. Estaría en la inopia del machismo, asumiendo que soy el
sexo débil, que un técnico quiera hablar con mi marido, o que el
banco no cuente conmigo para nada.
Asumiría que soy incapaz de
administrarme mi dinero y que no soy apta para tener un proyecto.
Aceptaría que solo sirvo para cuidar la casa y que mi mundo es mi
familia, con lo que recogería las migas de lo que quedara después
de repartir el pastel entre todos, y si no hubiera migas, pues me
echaría las ganas a la espalda y seguiría levantándome tan
“pancha” cada día... cada mañana... después de otra noche sin
dormir, con la espalda dolorida, mi mente en electroencefalograma
plano, sin ideas, sin proyectos, sin expectativas más que esperar
que llegara a casa mi marido para que me contara lo cansado que está
de ir a trabajar, o lo mal que le ha ido la reunión.
Estoy cansada, de
levantarme oyendo gritos, pasar el día entre gritos, y acostarme con
gritos, de niños que necesitan papel higiénico, o que tienen sed, o
que no encuentran la camiseta negra o que no les gusta que hoy haya
preparado macarrones con tomate para cenar.
Estoy cansada de no tener
una cuenta de ingresos propia, de la que sepa cuanto entra, cuanto
sale, de poder ir a la peluquería si lo necesito o comprarme un zumo
si tengo sed, sin tener que cuestionarme si alguien me está
auditando las cuentas.
Estoy cansada de tener que
justificar en que quiero invertir mis esfuerzos y mis energías,
harta de tener que aportar todas y cada una de las ideas, puntos,
problemas, soluciones o quejas sobre todas y cada una de las
decisiones que tomo, las ilusiones que tengo, los dilemas a los que
me enfrento
Estoy cansada de tener que
estar batallando por todas y cada una de las propuestas que se me
ocurren en mi agitada mente en excedencia maternal desde hace
demasiado tiempo.
Harta, en general, de ser
la última de todo, la que está sometida a escrutinio, la que si
necesita estar encerrada en su despacho para estudiar se sienta mal
porque no está asistiendo a sus obligaciones.
Y tengo ganas de colgar el
cartelito de “fuera de servicio”, “en reparación”, o
“cerrado por vacaciones”.
Harta. Muy harta.