Los
miércoles son especialmente estresantes. Ya lo he dicho. Bueno, ya
lo había comentado en más de una ocasión.... Odio los miércoles.
Es un día
que rompe la semana en dos, que nos complica el ritmo y la logística.
Es como si las semanas tuvieran dos viernes, dos domingos y dos
lunes. Es un día esperado por algunos y que especialmente a mi me
pone en guardia. Un día de corre-corre, totalmente improductivo.
06:30, El
padre de las criaturas se levanta a apagar el primer despertador y se
prepara para iniciar su día. Se ducha, baja a desayunar y se marcha.
07:30 Suena
algo. Vibra y me molesta. Que es? Mi móvil? Y para que suena? Qué
día es? Sábado? no... hay que ir al cole? Porque si es así...
vamos tarde! Ah! no.... hoy no es día de cole, pero no es fin de
semana.... ahhhhhhhhhh es miércoles! y... porque me suena el
despertador? Si hasta las 10:20 no hay que estar allí... me esperaré
a la otra alarma....no hay prisas... no tengo que estudiar (aunque
esa sensación de tener que hacerlo aún me perdura....)
08:00
super-peque ha notado movimientos y se desvela. Cambio de lado en la
cama y un poco de teta.... se vuelve a relajar.... me levanto? 5
minutos más....
08:45 uff!
Ya vamos un pelín justos de tiempo! Hay que levantarse! Observo a mi
alrededor para medir mis posibilidades. El mayor en la cama auxiliar,
re-peque a su lado y super-peque en el medio. Estoy atrapada por mi
jersey, que ha quedado debajo. Táctica limbo-rock! Cómo salir del
jersey sin tocar a super-peque y que esta siga pensando que estoy
ahí! Primer asalto... infructuoso... Segundo... casi! Tercero y
fuera! Bien! Estoy liberada
Salgo del
cuarto y empiezo a subir ventanas, para que entre el día. La mediana
tiene muy mal despertar, por lo que hay que ingeniarse frases
acertadas y motivadoras para que se levante y empiece a vestirse!
Hoy es
miércoles! Hoy hay patinaje! Bien!
Voy para el
cuarto de los niños. Sólo el mediano está durmiendo allí, hecho
un ovillo entre edredones y sábanas, pero totalmente destapado de
pies... Venga arriba!!!! 2 minutos y todos vestidos, con calcetines,
zapatos y la cama hecha "estupenda"... Esta última frase
la repito hasta 10 veces, mientras voy y vengo del resto de
habitaciones subiendo ventanas.
Vuelvo al
cuarto, me visto, arreglo alguna que otra cama, paso la mopa, consigo despertar al mayor, y re-peque se remolonea
todavía. Super-peque ha abierto los ojos como platos, así que un
poco de teta y la vuelvo a dejar en la cama, mientras me visto.
Re-peque la entretiene.
09:00
Vestida ya yo, reviso el estado de cada uno. Alguno todavía
remolonea en pijama, otros ya andan escaleras a bajo.
Visto a
super-peque, repaso a re-peque, y nos bajamos a la cocina.
El mayor
está ya gastando parte de su tiempo en el ordenador (que hemos
bajado de 1h a media, y todavía no lo han notado mucho).
Mientras
super-peque se entretiene en su trona, peino coletas, me preparo mi
café, acerco chaquetas, recuerdo que hay que llevar zapatos y
preparo la logística de super-peque: buzo, guantes, gorro,
bufanda...
09:45
Re-peque va al baño, que no quiero sorpresas en el skating, mientras
la mediana va a por la maleta de los patines al garaje. Sería el
momento de salir por la puerta, pero todavía no estamos
preparados.... as usual.
10:00 nos
montamos en el coche, programo GPS y en 8 minutos nos plantamos en el
skating. Super- peque duerme, así que me decido por llevarla en la
matrix y no sacarla en la boba, que me he colocado en casa mientras a
esta le daba el síncope del lloro.
Los nenes se
turnan el trolley con los patines, y yo llevo el trasto-huevo con la
beba dentro hasta las gradas. Pesa y me entorpece el paso, pues me
sirvo de las piernas para mejorar el transporte.
Los nenes,
trolley, huevo-baby y yo tomamos posesión de las gradas inferiores.
Se sacan los zapatos mientras yo abro la maleta y les reparto los
patines. Cada uno de ellos me dan los zapatos, que aparco a pies de
la grada, mientras se colocan los patines. Sólo el mayor sabe atarse
bien los cordones, así que preparo a la mediana y luego al mediano,
los acompaño uno a uno a la pista, y me siento a entretener a
re-peque por una hora y media.
Habitualmente
me llevo un libro, que va y vuelve sin siquiera salir del bolso.
Re-peque y yo nos entretenemos cantando canciones, mirando
repetidamente a super-peque por si todavía duerme, y quizás me
queda una mano libre para poder comunicarme por whatsup. Para mi es
un momento importante, me siento comunicada con el resto del mundo,
porque en el skating hay muy pocas madres observando a los niños, y
están muy repartidas por todos los asientos. Así que no se forman
corrillos ni nada parecido, y aunque verme chatear no debe ser de lo
más glamuroso, quizás piensen "mira que mujer ahí hablando
por whatsup", la verdad es que para mi es terapeutico.
Hasta las
11;20, los nenes vienen hasta 5 veces a decirme o darme cosas: que si
ahora el chaleco me molesta, que si los guantes, que si se me
desabrochó el patín, que si el otro me ha puesto la zancadilla y me
he caído.... Pero cuando llega la hora, se vuelve a activar el
protocolo.
Salen de la
pista, se quitan los patines, secan la cuchilla, se ponen los
zapatos, los guardo en el trolley, nos ponemos las chaquetas, el
responsable del trolley lo lleva al coche y yo vuelvo a cargar
huevo-matrix hasta el coche. Por suerte hoy no llueve, y como hemos
llegado relativamente pronto, el coche está cerca.
De nuevo en
casa, super-peque duerme en el cuarto, al modo patricio estrella en
su buzo, mientras el mediano gasta su tiempo de ordenador y yo
preparo la comida. Comemos. Son las 13:30 y el mayor ha de empezar a
prepararse para el fútbol.
13:45 vuelta
a poner zapatos, chaquetas y buzos. Normalmente, nos subimos al coche
y soltamos al mayor, que luego hay que ir a recoger a las 15:15, pero
hoy, por enésima vez, no quiere ir. Lluev, hace frío, no quiere
ponerse el impermeable, se ha caído en patinaje y dice que le duele
la pierna... excusas... El resto de hermanos estaban ya en el coche.
Beba en el buzo, enfadada por llevar manoplas, y yo con la bufanda
puesta... y no quería ir. Así que me he hartado y nos hemos quedado
en casa. Se que la excusa es la tele, el ordenador y el iPad. Se que
el clima no ayuda mucho a animarse a salir, pero pienso qu si de
verdad le gustara ir a entrenar no nos costaría tanto salir para el
campo. Nos hemos quedado. He decidido que no habrá aparatos
electrónicos! Otro día ya contaré mi aversión a los mismos porque
da para 2000 palabras o más.
De vuelta a
escribir el post, os adelanto el resto del día.
Estaremos
toda la tarde haciendo manualidades: pintar un perrito de cartón, un
poco de lego, leer, quizás un poco de música... mientras
super-peque va de mis brazos a la boba, de allí al gimnasio, para
después mecerse un poco en la hamaca y vuelta a empezar. Yo
intentaré estudiar frances, la lección 27, y leer un par de
capítulos del libro "Las mujeres que amaban demasiado",
que está muy interesante porque cuenta casos de ejemplo tratados en
consulta psicológica y me va muy bien para tener ideas sobre mis
estudios.
A las 17:00
merendaremos, y continuaremos un poco con lo anterior. Si fuera día
de escuela, después de recogerlos, haríamos deberes, hasta la hora
de la ducha.
19:00
preparar la ropa del día siguiente, los pijamas, baños. Recoger la
ropa sucia y continuar con la tarea de todo el día de poner
lavadoras y secadoras. Quizás haya suerte y pueda hablar por
teléfono o por skype con mi madre o con alguna amiga, y si no,
prepararé la cena
20:30
Pondremos la mesa en la cocina, cenaremos y hasta las 21:30
aproximadamente nos pondremos a ver algún capítulo, mientras acabo
de doblar ropa, planchar, el padre recoge la cocina y me dispongo,
como cada dos o tres días, a fregar la planta principal.
Y llegado el
momento, los nenes se irán a dormir. Re-peque querrá su vaso de
leche con cola-cao, y se acostarán todos... se hará el silencio...
y e quedaré con super-peque y el padre, quizás estudiando o
leyendo, según lo que me falte para acabar el día.
Serán las
23:00 o así, cuando me de mi baño y me ponga en la cama, a hacer la
última partida del solitario, y a leer unos capítulos de ese libro
que va y viene conmigo a todas partes pero que no sale del bolso....
Leeré dos páginas y me dormiré con un capítulo de "Castle"
en la tele, a media historia... y una noche más me quedaré saber
quien fue el asesino.
Y releo esta
entrada, y mire por donde mire, mientras escribo y montamos el lego
juntas, re-peque y yo y me termino el café con leche que me empecé
a tomar hace una hora, no veo donde está ni la valentía ni la
planificación del tiempo.
De dónde
sacas los ratos? Me preguntan? Cómo te or ganizas para escribir el
blog y estudiar y leer? ...
pues no lo
se.
Mis días
son como el de todos los demás, el tiempo me pasa igual que a ti.
Quizás, con
el tiempo y por mi manera de ser, aprendí a hacer tareas con una
mano, mientras con el pie mecía a la beba. Quizás desarrollé una
capacidad de atención selectiva para poder estudiar con la tele
puesta, una niña llorando o dos niños discutiendo por un lego.
Aprendí a que medio minuto es suficiente para ir al baño, si es que
ya no puedo aguantar más, y que se puede hacer la cena en la
thermomix mientras organizo y superviso la buena marcha de los
baños.
Los deberes
se pueden hacer intercalando las tablas del 9 del mayor, con la lista
de verbos del mediano y escuchando como la mediana lee la lista de
sílabas: pao, pi, bru, tre....
Puedo
escribir este post, mientras vamos dando forma al primer lego de
re-peque. La secadora está a punto de terminar y la lavadora está a
punto de seguir el siguiente paso de la cadena de lavado: el secado.
Doblar
calcetines se puede hacer mientras se hace un skype o se ve ese
documental tan interesante, y leer artículos de actualidad son
totalmente compatibles con cocinar esa pechuga a la plancha.
Quizás si,
la multitarea y la capacidad para organizar cada cosa de manera
óptima sean mi "super poder", si es que debo tener alguno.
Me
avergüenzo cuando me dicen que soy excepcional, porque no lo soy. No
se lo que es una tarde de sofá, a no ser que esté enferma y me
falten las fuerzas, que de eso también voy servida alguna vez al
año.
No se que
decir cuando me comentan estas cosas, y no tampoco porque me las
dicen. No se si me quieren infundir ánimos, o si es de asombro o...
no lo se. Yo, en mi día a día, se que me da para procrastinar, que
podría hacer más cosas! Y que no las hago porque se me come el
tiempo...
Para
empezar, podría hacer más asignaturas por semestre, o leer más
libros! O pintar más figuritas de cartón con l@s niñ@s!
Quizás, si
el tiempo acompañara mejor, salir más con las bicis, o animarme a
ir a merendar al McDonals con las otras mamis del cole... no lo se...
pero, como bien me enseño el padre de las criaturas, que se me queja
que no suelo hablar de lo mucho que me ayuda, me apoya, y lo vital
que es en todo este macro-proyecto familiar, siempre se puede
cambiar, mejorar y ser más feliz.
Pues eso.
Que soy normal. Que no hay trampa ni cartón. Una familia que se ha
visto en necesidad de dar más autosuficiencia a cada niño, desde
muy pronto. Comen solos, se preparan el desayuno, se visten solos, se
preparan la mochila solos, y muchas otras cosas, con supervisión y
recordatorios, claro, pero eso ya nos da un poco más de "espacio"
para poder llegar a otras partes.
Y eso que
soy madre porteadora, teteadora, de crianza con apego y demás, pero
muy muy práctica. Lo tengo que ser! Porque a la vez que me miro a
mi super-peque y se nos cae la baba a las dos, con esos ojillos de
besugo enamorado en los que te perderías horas, estoy memorizando el
capítulo tres, sobre la evolución cognitiva en la madurez. Se que
saca todo el glamour del momento, pero es lo que hay! Si quiero
sentirme realizada como persona, si quiero aprobar las asignaturas de
las que me matriculo cada semestre, no hay otra manera y a veces hay
que sobreponer dos actividades compatibles.
Reconozco
que gran parte del éxito de este rocambolesco puzle, para que giren
todos los engranajes de manera fluida, se lo debo a mis hij@s
y al padre de las mismas, porque lo ponen fácil, aunque hayan
discusiones, como en todas las familias, que fuercen el debate sobre
la importancia o no de ciertas cosas, o que nos obliguen a tirar el
ancla para poner las cosas en orden antes de zarpar de nuevo. Sin su
manera de ser, flexible, resilente, positiva, adaptativa... nada de
todo esto sería posible: ni el haber vivido dos mudanzas
transoceánicas, ni los hijos que tenemos, ni mi carrera... nada.
En
definitiva. Este post salió de una idea a raíz de una conversación
de whatsup. Y al final, ha resultado la oportunidad para mi misma
para darme cuenta donde reside realmente la esencia de todo lo que
hacemos, día a día. Y soy yo la que me puedo sentir orgullosa de
ellos, y dejar de ser un misterio de donde saco las energías o el
tiempo para hacer todo lo que hago: Mi equipo, es lo mejor que tengo.
Ese es mi
secreto, si es ha de existir alguno....