Hace escasos
días unan blogera escribía este post
en el que,
de manera muy resumidamente, hacía una reflexión de porqué en la
época actual hay pocas familias numerosas, si lo comparamos con
otras épocas anteriores. Estas son sus razones.
- Antes no había tanto ocio como ahora
- La conciliación no era un concepto a contemplar
- El culto al cuerpo actual
- Hiper-paternidad como concepto actual
- La importancia de sentirnos felices
- La solidez de las parejas
Y me ha
servido de punto de reflexión personal. Lejos de querer ser una
crítica a dicho post, al contrario! Creo que me ha sido de un buen
punto de partida para reflexionar a estas horas del día... con
nocturnidad y alevosía....
Por eso, me
gustaría extender estos puntos que me han servido de referencia.
Primero de todo no creo que se pueda decir que “las familias
numerosas desaparecen” si no más bien que este concreto modelo de
familia no es una opción elegida actualmente, en claro retroceso
frente a otros tipos de familias como las mono-parentales o las
reconstituidas o enlazadas (familias creadas a partir de los hijos
aportados por uno y otro miembro de la pareja, de relaciones
anteriores).
Y porqué
este tipo de familia no es una opción escogida como si lo era
antaño? Yo creo que hay muchas variables a parte de las que se cita
en el anterior post que os enlazo. Es evidente que las expectativas
sociales, lo que el contexto socio-cultural en el que cada pareja
está inmerso, es determinante para decidir tener o no tener
1,2,3.... hijos. La parte estética creo que se subyuga a la social,
donde tener un cuerpo sin marcas ni “heridas de guerra” como
consecuencia de la maternidad se premia: no des el pecho o se te
caerán las tetas, no te pongas de parto o te quedarás ancha, no
tengas muchos embarazos o no te quitarás jamás las estrías ni
podrás usar bikini.... Y de niñas y adolescentes vamos creciendo
con estos mensajes, que de adultas somatizamos de manera rabiosa en
contra de la maternidad, absoluta o repetida.
Pero, ante
todo, creo que actualmente las familias no tienen más hijos, o por
lo menos no todas las parejas tienen el número de hijos que
realmente quisieran tener, porque económicamente no pueden
mantenerlos, o piensan que no podrían cumplir con los cánones
económicos que la sociedad nos pauta hoy por hoy.
Un hijo debe
tener de todo cochecito, trona, parque, cuna, ropa, zapatos, juguetes
Montessori (o no), consolas, cursos de idiomas, actividades
extraescolares, deportes, .... y hay que pagarle la universidad! Y
el erasmus o el coche! Para uno, aún te lo puedes plantear... a lo
sumo, dos... pero para tres!? O más?! Y súmale que la
escolarización obligatoria nos lleva, según áreas geográficas, a
acabar en escuelas concertadas, que cuestan un pastón! Sobretodo el
comedor... Y quien hoy por hoy puede llevarse a comer al niño a
casa? Si los abuelos no se pueden jubilar y los padres trabajan lejos
de casa y con horarios partidos?
Entonces, a
mi parecer, a parte de los modelos estereotipados socio-culturales,
que nos llevan a auto-exigirnos ir en contra de nuestros impulsos más
primarios relativos a la descendencia, nos sumamos al capitalismo
como razón última: no tengo más hijos porque no los puedo pagar.
Y es así de
triste. Una pareja limita el número de hijos a aquellos que, según
las restricciones económicas que ellos mismos y la sociedad les
asigna, determina que puede o no tener. Igual que hoy por hoy hay
personas que jamás podrán independizarse o ser dueñas de su propia
vivienda, tendremos parejas que jamás podrán decidir tener ni si
quiera ya 3 hijos, ni dos, si no que 1 será un lujo.
Y es triste.
Muy triste, porque, en estas circunstancias, a las familias numerosas
nos dejan frente a estas críticas:
- Si tienes “muchos” hijos, igual a 3, 4... eres forzosamente una persona rica, porque de lo contrario, eres pobre y seguro que vivirás de subvenciones, o eres un egoísta que a tus hijos les vas a tener con ropa heredada y sin oportunidades como el resto de hijos de parejas que han decidido tener sólo 1.
- Los que tenemos diversos hijos somos unos anti-capitalistas o somos neo-capitalistas. No hay término medio. O estamos al servicio de sectas religiosas que controlan el capital a nivel macro o bien vivimos en comunas y no pagamos impuestos.
- Machismo. Porque de padres de familias numerosas no se suele hablar, pero si de la madre, que suele ser más “visible” y lo entrecomillo porque por “visible” se suelen referir a su estética, o a la estética que en su mente construyen. Una madre numerosa no usa menos de una talla 48 o 52. No va jamás a la peluquería, y su pelo se recoge en una trenza canosa, con mechones de diferentes longitudes que no consiguen quedar bien recogidos. Su ropa suele ser tipo mesa camilla, o recordar a telas de cortinas de los años 80. Y ya no digo de su nivel intelectual, porque como seguro que no trabaja, una mujer así sólo puede haber llegado al graduado escolar, luego se casó y nunca trabajó, para cuidar de la prole.
- Religión. Sólo razones de creencia pueden ser la razón por la cual una pareja decida tener un número anormalmente aceptado de hijos. Sólo los que no usan métodos anticonceptivos para controlar la natalidad aceptan “los hijos que les envíen”, y por lo tanto, forzosamente detrás de una familia numerosa debe haber una institución religiosa que lo avale.
Así pues,
estos serían algunos de los puntos que a priori se me ocurren,
reflexionando alrededor del post original, y sobre los que yo me
revelo.
Me revelo
porque, igual que defiendo que una mujer o una pareja tengan derecho
a decidir no tener hijos, y de eso se habla mucho últimamente, poco
se habla del derecho de las parejas a tener los hijos (diferentes de
0) que les dé la real gana. Porque da tanto miedo que las parejas
decidamos cuantos hijos queremos tener? De 0 a los que sean! Qué
tiene que decir la sociedad sobre eso?
Yo creo que
nada
Nada,
porque, al contrario de lo que el colectivo social cree, actualmente
en España, o Catalunya, las ayudas a familias numerosas son escasas,
no te permiten vivir de ello, por decirlo claro y en botella. Hay
quienes se imaginan que las familias cobran por hijo de más que
tienen sobre la media y no es así. De las (pocas) ayudas que existen
actualmente, la que quizás sea más destacable es la relativa a los
estudios. Una familia numerosa paga un 50% del precio del crédito
universitario, y las de categoría superior tienen un descuento del
100% de los créditos ECTS. Y porqué esto es así? Porque las
consecuencias de las decisiones de los padres para tener más hijos
no deben ser un castigo a los mismos a la hora de poder tener las
mismas oportunidades de estudiar que en las familias que han decidido
tener menos. Evidentemente las familias numerosas tienen otras
dinámicas, a no ser que gocen de un bienestar económico por encima
de la media, lo que lleva a estos hijos a vivir “en otra liga”,
por ejemplo, quizás tengan menos caprichos, menos espacio
individual, tengan que realizar actividades lúdicas menos a menudo o
adaptadas a las edades de los más pequeños, cosa que, quizás, les
llevará a no tener el último juego de la play, o no haber ido al
cine con la misma frecuencia que otros compañeros de clase. Quizás
sus vacaciones fueron en un camping en lugar de en un apartamento de
airbnb en otro país, o se pasarán las navidades en casa en lugar de
esquiar o pasar el año nuevo en un crucero... quizás no, quizás
esos niños de familias numerosas harán lo mismo que otros niños de
familias menos numerosas, porque, al final, lo que cuenta es el
concepto adaptado de “renta per cápita” de menor a cargo... Es
decir, que lo que cuenta para cada niño no son lo que los padres les
puedan ofrecer, si no las oportunidades individuales a las que puedan
optar en la sociedad en la que les ha tocado vivir.
Y de ahí
todo este rollo que he soltado... No creo que las parejas estén
tomando decisiones realmente basadas en sus sentimientos, en sus
anhelos en cuanto a la paternidad-maternidad se refieren, si no que
el capitalismo ha cambiado los cánones de la familia y nos ha
llevado a anteponer nuestro ideal de felicidad (bueno... nuestro
nuestro no... creo que nos lo han auto-impuesto) frente a nuestros
sentimientos y las decisiones que en la intimidad antes se
realizaban.
Conclusión:
hemos capitalizado el número correcto socialmente hablando de hijos
que se deben tener. Y los que no encajen, por exceso, seguro que
tienen razones religiosas o egoístas para ello.
Por
ello, creo que entre todos deberíamos reivindicar el derecho de las
parejas a decidir en libertad y trabajar para que la sociedad lo
acepte y se adapte a todas y cada una de las opciones. Es decir, que
no se penalice no tener hijos ni tener más de 3,4...