Desde
agosto que estávamos esperando este momento! La visita de nuestros
amigos y sus dos hijos. Llegaron el martes por la noche, ya casi la
madrugada más bien, y se han marchado esta tarde, vía Bruselas.
Han
sido días de risas, de charlas, de ponernos al día, de hacer
planes, de recordar anécdotas de nuestros viajes anteriores, que en
25 años han habido de todo tipo, de ver a nuestros hijos jugar y
reír, y comprovar que tenemos mucha suerte de que se lleven tan
bien, a pesar de la distancia.
Con
nuestros amigos, años atrás, hemos compartido viajes a Alsacia, a
Normandía, viajes ajetreados con anécdotas divertidisimas, de esas
que te echas unas risas ahora al recordarlas, pero que fueron
problemones en su momento. 25 años, o más! Porque no los contamos!
En los que hemos crecido, madurado, compartido alegrías y penas,
pero, lo que más me gusta destacar, es que los hemos superado, y a
pesar de la distancia o de épocas de menos contacto, seguimos
compartiendo y cuidándonos. Me gusta decir que somos familia, porque
así lo siento.
Así
pues, hemos hecho planes en los que el descanso en casa ha sido lo
último en lo que hemos pensado, muy a pesar de los niños, que se
hubieran pasado todo el día jugando en el jardín.
El
primer día lo aprovechamos para enseñarles un poco nuestros
alrededores, ir de compras, aprovechar para proveernos de quesos y de
productos típicos de la zona, cosa que siempre llama la atención a
nuestras visitas y les sorprende, con visita nocturna a Lille
incuída.
El
segundo día viajamos a Brugges. Una visita de la que disfrutamos
muchísimo, horas y horas de caminar por la ciudad, acompañados de
un día estupendo de sol y buena temperatura. Como de Brugges ja
hablé en este blog, sólo añadiré que, cada vez que visito la
ciudad descubro nuevos rincones y nuevos lugares. Esta vez, visitamos
los canales, alguna iglesia y aprovechamos para hacer alguna que otra
compra en las chocolaterías que se encuentran por toda la ciudad.
Una delicia!
El
tercer día, y de lo que os quería hablar, visitamos el pueblo, la
abadía y el restaurante de Chimay. En esta casa, los hay de muy
sibaritas en cuanto a cerveza, vino y demás (yo no "trabajo"
ninguno, así que no entiendo mucho del tema, ni soy una buena
partener con quien compartir una buena botella). Así que el padre de
las criaturas ha de esperar oportunidades como esta, la visita de
amistades, para poder disfrutar de una buena cata/degustación. Y más
teniendo en cuenta que venimos de tierra de vino y de cava, el
Penedès! Así que, para allí que nos fuimos!
"La
Chimay est
une bière
trappiste
belge,
produite à l'Abbaye
Noatre-Dame de Scourmont.
Elle
est l'une des six bières en Belgique autorisées à arborer le logo
hexagonal Authentic
Trappist Product
garantissant que le produit est fabriqué au sein d’une abbaye
trappiste, par ou sous le contrôle des moines, et qu'une partie des
revenus de sa commercialisation est consacrée à des œuvres
caritatives.
En
1850,
le prince de Chimay
invite les moines de l'abbaye de Westvleteren
(Flandre-Occidentale)
à fonder une nouvelle abbaye cistercienne.
Dès 1862,
de la bière est produite avec une eau particulièrement douce[réf.
nécessaire].
Aujourd'hui[Quand
?],
la production dépasse 170,000 hectolitres (plus de 10 % du marché
des Bières
trappistes et d'abbayes,
dont environ la moitié est exporté[réf.
nécessaire])
et ce sont des laïcs qui réalisent l'embouteillage sur le site de
Baileux
(40,000 bouteilles à l'heure) pour ne pas perturber la vie
monastique.
La
bière de Chimay n'est ni filtrée, ni pasteurisée."
La
denominación "Cerveza auténtica trapense" sólo se otorga
en el caso de ser un producto 100% fabricado dentro de monasterios
cistercienses, como es el caso. (más información
http://fr.wikipedia.org/wiki/Produit_trappiste_authentique)
Así
que, cogimos los coches, cogimos a las criaturas (las 6!) y nos dimos
un viaje de 1'45 minutos hasta la primera parada, que por ser ya la
hora de comer, fue directamente el restaurante:
Destacar
que este restaurante, y la abadía en si, se encuentran en medio de
la nada. Entre campos y bosques! Un paisaje precioso para disfrutar,
tanto del rato en coche, como de un paseo a pie por la zona!
Increíble lugar!
No
teníamos muy buen día (comparado con el anterior en Brugges! Que
tuvimos un sol radiante!) así que el exterior, un parque infantil,
tanto por el frío como por la ausencia de sol, no fue muy disfrutado
(almenos por los adultos, a los niños parece que les da bastante
igual que todo esté húmedo o haga frío! Je j ejeje) Tienen una
terraza desde donde puedes tomar algo o disfrutar de la comida
mientras los niños juegan a escasos metros.
Así
pues, de exterior muy poco, y nos fuimos directamente dentro. Se
trata de un restaurante bar donde la carta se basa principalmente en
la cerveza (tanto en la degustación como ingrediente de salsas, pan,
ec), como en sus quesos, de varios tipos, también para
degustación, o acompañamiento, salsas, etc.
El precio es
moderado y para los niños cuentan con gran variedad en su menú.
Después de
la comida (y de sus postres! Mmmm) y una vez los niños habían
vuelto a saciarse (un poco) de su hambre de juego en el parque,
entramos a visitar el pequeño museo que tienen en el mismo
restaurante, junto con una tienda de sus productos, quesos y cerveza,
y otros recuerdos.
El musep,
muy interesante, cuenta la historia de la abadía y de sus productos.
Tiene apartados interactivos, vídeos, fotos, etc. Y es rápido de
ver (6€ la entrada) aunque al final tienes derecho a una copa de
cerveza de degustación (y de agua para los que no bebemos, claro).
Salimos de allí con una botella y unos cuantos quesos, aunque nos
costó un poco dejar allí todos los peluches, bolis y demás objetos
llamativos que los niños nos pedían.
Una vez
acabada la visita, y haber pasado de nuevo por la zona parque (la
próxima vez, mejor dejamos los coches en la puerta principal! Je je
je je) fuimos a visitar la abadía:
La entrada
es libre y se puede visitar los jardines interiores, la iglesia, el
cementerio, pasear por los alrededores, etc. A destacar, el climax de
silencio y paz que se respiraba allí. Fácilmente, te transportas al
pasado, imaginando la vida de estos monges, orando y trabajando en su
jardín, a ratos haciendo cerveza, a ratos cuidando de los quesos. En
el jardín, presidiendo la entrada, se muestra majestuoso un séquoia
de más de 130 años.
A
continuación, nos dirigimos a visitar el pueblo de Chimay, pero a
esas alturas el tiempo ya era bastante molesto: frío y viento, a las
6 de la tarde. Los pequeños y las madres nos quedamos en el coche,
mientras que el resto de la comitiva fue al centro de la localidad,
zona peatonal, para hace runas fotos. A destacar, el castillo de
Chimay, que para visitar cuenta con unos horarios muy restringidos y
que recomendamos que sean consultados con anterioridad a planificar
un dia en la zona, puesto que, como nosotros, tuvimos que escoger
entre tener una comida y una visita al museo tranquila o salir
corriendo a primera hora de la tarde hacia el castillo.
- http://nobleyreal.blogspot.fr/2010/02/la-princesa-de-caraman-chimay.html (algún chisme que otro)
- http://www.viajescondestino.com/el-castillo-chimay-1000-anos-en-belgica/ (interiores del castillo)
Y después
de conocer el pueblo, nos volvimos para casa. En realidad, el plan
original incluía cena en Valenciennes, en nuestra crepperie
preferida, pero el cansancio del día anterior y el acumulado durante
ese día nos pudo más, así que decidimos cenar unos cereales en
casa... que acabaron siendo una degustacion de quesos, foie y alguna
que otra cerveza (zumo de limón para los no alcohólicos), je je je
je
Finalmente,
el sábado, día de partida, llegó. Como el vuelo era desde
Bruselas, decidimos pasar el día allí, quizás visitando el atomium
y la europa en miniatura (http://www.minieurope.com/)
y comer por la zona.
Pero el
cansancio ya a esas alturas de la semana, después de los madrugones,
los paseos, las horas de coche, trasnochar.... eran ya realmente
fuertes y no pudimos madrugar lo suficiente para todo. Así que nos
conformamos con comer en el brupark, en el restaurante brasileño
(mandioca, feijoada, picanha, salgadinhos mmmm pero no pão de
queijo! Ohohohoh!) y ver el atomium desde fuera, con visita a la
tienda incluida, y de nuevo niños llorando porque comprar camisetas
de recuerdo para ellos no era lo que tenían en mente como comprar
algo divertido... en fin!)
La verdad es
que, de la cantidad de veces que hemos estado en los alrededores del
atomium y no habíamos descubierto todavía el brupark! Las veces que
nos hemos quedado por allí a comer, hemos acabado sentados en el
césped, con un frankfurt de alguna barraca frit de la zona! Cuando a
escasos 100 metros hay una multitud de restaurantes, a cual elegir!
Muy
recomendable, para pasar un día tranquilo cerca del atomium, con
entradas conjuntas al parque mini europa, el parque acuático o el
planetario.
Y con estas, llegó el
momento d ela despedida, de volver a casa, de empezar con las
lavadoras acumuladas, poner orden a la casa, preparar las mochilas
para el día siguiente y volver a la rutina, porque, después de dos
semanas de vacaciones escolares, todos necesitamos volver a madrugar,
a los horarios habituales y a nuestros compromisos diários... La UOC
no va a saber ni quien soy!
Ah! Feliz día de la
madre a todas las madres! Aqui lo hemos celebrado con una barbacoa,
aprovechando este tiempo de primavera :)
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