Hablaba hace alguna que
otra semana con un amigo que todavía reside en São Paulo sobre el
caso de unos conocidos que pronto también van a regresar de allí,
que no es lo mismo vivir una expatriación que decidir aceptar un
transfer.
Evidentemente una cosa u
otra dependen de las condiciones de cada empresa, pero, podríamos
extrapolar un poco de aquí y de allí, de lo que hemos oído en
otros casos y lo que hemos vivido personalmente de las dos
situaciones (expatriación a São Paulo y transfer a Francia), y
construir una lista sobre lo que es una situación u otra.
Estas serían algunas de
las conclusiones:
- Ser expatriado significa: (http://es.wikipedia.org/wiki/Expatriado)
- que la empresa tiene un interés grande en la movilización del empleado, por lo que suelen ser decisiones unilaterales con una fuerte presión por parte de la empresa para que aceptes el puesto, acompañado de una oferta interesante
- Estas ofertas suelen ir acompañadas de promoción del puesto, o promoción salarial, más un pago compensatorio al inicio y al fin de la estancia
- La expatriación suele ir fechada con inicio y fin determinado (aunque en algunos casos es indefinido, pero manteniendo las condiciones favorables de expatriado a lo largo del tiempo), que puede variar desde los dos años a los tres, prorrogables o con opción a transfer local en el destino, con presentación de una nueva oferta
- Las expatriaciones ofrecen (o deberían ofrecer) las mismas garantías para la família que disfruta en el lugar de residencia habitual: escolarización para todos los hijos en edad escolar a cargo de la empresa (en la escuela que seleccione el empleado o sobre un listado de posibilidades propuestas por la empresa), seguro médico privado, alquiler de vivienda, asignación de un vehículo familiar, etc.
- En algunos casos, se cubre también el material escolar (libros, papelería, uniformes) y campamentos y estraescolares
- Para la pareja, ayuda para encontrar trabajo y financiación de algún curso para mejorar el curriculum y adaptarse mejor al mundo laboral del nuevo país, así como curso del idioma del nuevo país
- Un viaje (o dos) al año, para toda la familia
- Viaje de emergencia, por defunción o enfermedad grave de familiar (primera línea)
- Asesoramiento jurídico y ayuda administrativa (para la declaración de la renta, visados, permisos de conducir, etc.)
- Viaje de reconocimiento, más empresa de gestión de la entrada y la salida: mudanza, hoteles de transición (a la entrada o a la salida, antes de que se disponga de una residencia o una vez se ha liberado y se está preparando la salida).
- El puesto de trabajo en el lugar de origen se reserva, no se pierde.
- Ser transferido significa:
- Básicamente, nada de lo anterior.
- Una vez se acepta las condiciones de salario y de responsabilidad del nuevo puesto en destino, se determina la fecha de inicio (no existe la de finalización) y se ha de estar allí, se tenga o no vivienda, niños escolarizados o coche. El lugar de trabajo en la empresa orígen se pierde.
- A no ser que sea precipitada la decisión de transferir, no existe ayuda a la relocación (empresa que te ayuda a buscar casa, contratar los servicios básicos, buscar escuela, y te introduce en la nueva sociedad destino)
- Escuelas, alquiler de vivienda, coche, viajes anuales de la familia hacia el lugar de origen, mútua médica, etc. a cargo del empleado.
- No curso de idiomas ni ayuda a la pareja para encontrar trabajo o mejorar su currículum
Anímicamente, vivir una
expatriación puede ser un drama (si es impuesto y no se acepta esta
etapa) o se puede vivir como una oportunidad. La temporalidad, el
tener una fecha de finalización, te hace pensar que estás en unas
vacaciones un poco más largas de lo habitual. A veces se aprovecha
para ahorrar y liquidar deudas (pagar la hipoteca) y otras para
viajar por el nuevo país de destino y enriquecerse culturalmente
hablando.
Se trata de una etapa
diferente, en la que, por ejemplo nosotros, nos sentimos muy
especiales y afortunados de haber podido vivir una experiencia de
este tipo, aunque somos conscientes de que no todos los expatriados
se lo toma de esta manera y hay quien sufre terriblemente el desgaste
de estar lejos de la familia y de la cuotidianidad habitual, el
confort que les supone estar en su lugar de origen.
En el fondo, cuando
aceptas una expatriación, sabes que, de no gustarte ese destino,
siempre vas a volver a casa, siempre vas a "ganar" por
aceptar, ya sea en experiencia o en ahorro, en idiomas u
oportunidades de conocer lugares y gente nueva.
En general, suele ser una
apuesta segura, y sabes que siempre puedes volver a casa, ya que
muchas familias como nosotros no venden o alquilan su vivienda
orígen, si no que la mantienen para cuando vuelven por navidades y
verano, y pensando en el día que finalmente terminen la
expatriación.
Otras deciden alquilar su
vivienda, y otras simplemente no disponian de ella, por lo que
cancelan su alquiler y todas las pertenencias se las llevan consigo
al nuevo país de expatriación, así cuando regresan vuelven a
empezar de cero, con los ahorros quizás reunidos durante esos años.
En cambio, un transfer
quizás sea algo que se deba mirar con más deteminiento. En
principio es una decisión "sin vuelta atrás", ya que
dejas tu lugar de trabajo y marchas a empezar de cero (quizás no) al
nuevo lugar destino. Eso significa que, en principio, no se va a
volver a trabajar allí. Hay que cancelar gastos que sabes que no vas
a volver a usar (cerrar cuentas de banco donde se tenía la nónima y
dejar las mínimas para mantenimiento de la casa, si es que no se
decide vender), quizás aún se tenía pólizas médicas, que habrá
que cancelar, puesto que ya no se reside allí y no se cubren
situaciones de residencia en el extrangero), significa que el
cónyugue no puede irse con una excedencia, puesto que se sabe a
priori que no hay vuelta a trás a no ser que se deje el traajo, etc.
En general da más
vértigo y uno se siente también más solo. Nadie te ayuda a
realizar los trámites burocráticos, ni a realizar las declaraciones
de la renta del país origen ni el destino, uno corre con la cuenta
de los imprevistos si hay que volverse rápidamente al país orígen
por emergencia familiar. Coche y seguro médico se han de preveer y
la mudanza te la tramitas tu mismo.
En definitiva, siempre
que se pueda escoger, la expatriación te permite sentirte más
arropado, mientras que el transfer es como vivir una emancipación
total en tierra hostil.
La verdad es que, con
calma y precauciones, riesgos limitados y mucha paciencia, uno va
saliendo poco a poco de la piel del expatriado y se mete en la vida
del transfer. Se echa de menos poder tomar decisiones en base a
presupuestos ajustados a la empresa y no tener que estar midiendo
constantemente los riesgos y los márgenes de seguridad, pero en el
fondo no deja de ser otra oportunidad de crecer, experimentar y vivir
una aventura que, de otro modo, sería muuy difícil poder vivir.
Nosotros no nos
arrepentimos de habernos transferido pero si que cambiaríamos
algunas cosas. Las empresas se desentienden completamente, y más en
tiempos de crisis, de lo que supone para una familia decir que si a
un transfer, por mucho que se sepan a priori las condiciones del
mismo. Yo llevo siete meses, casi ocho en este país, y no he
recibido clases de francés porque no he optado a plaza de guardería
para la repeque y las privadas se nos salen del presupuesto. Así
que, al estar todo el día en casa (en São Paulo iba a la
guardería), yo no puedo asistir a un curso, y sin hablar el idioma,
no puedo reunirme con las profesoras de los niños, o ir al médico
sin tener a alguien al lado que me ayude con los temas más
"comprometidos". Creo que las empresas deberían tener un
documento que facilitara la reinserción de las famílias en
trasnfer, con contactos, recomendaciones o algunas referencias de
contacto que beneficiaran a los familiares de los empleados. Eso ya
hubiera sido algo que nos hubiera facilitado más nuestro aterrizaje
aquí.
Así que ya véis que las
diferencias suelen ser bastante abismales entre una opción u otra.
Si podéis escoger, pensad bien en cuales son vuestras circunstancias
y vuestras necesidades.
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