dilluns, 13 d’abril del 2015

Decir adios en la distancia

El pasado 9/04/2015 recibía uno de esos mensajes de whatsup que una no quiere recibir. 

Es uno de aquellos que te encoje el corazón y que te moviliza, que lo primero que te hace venir a la cabeza es:"rápido! un billete de avión!"

Que te avisen desde casa que uno de los tuyos va a faltar te rompe los esquemas y te hace ser consciente de que, a pesar de que te unan líneas de tren, estés a un "golpe" de coche (de 1300km) en el mismo continente, o a 2 horas de avión, la distancia se hace infinita y se hace eterna.

Tristemente desde que marchamos de nuestro entorno familiar, no es la primera vez que tenemos que vivir una situación así, en la que la familia acude desde diversas partes, cualesquiera que sea el lugar de residencia. Pero si es la primera vez que la vida aquí me atrapa y no puedo subirme a ese avión que me ha de llevar a abrazar a los míos.

Inmediatamente después de leer un mensaje así y de hacer la llamada para solicitar más información sobre el cuando, como y porque, te descubres pensando en la logística que te ha de permitir marchar cuanto antes: a que hora sale el próximo avión? De que aeropuerto? Me da tiempo a hacer la maleta? A quién me llevo? Puede el padre de las criaturas hacerse cargo por unos días de la logística completa y sin faltar al trabajo??? Y vas viendo que, una a una vas pudiendo dar respuesta hasta que llegas al inevitable y realista "No".

No puede ser. Esta vez no puedo moverme de aquí! 

Y entonces? Cómo? Cómo puedo vivir mi duelo, compartirlo con la familia, aliviar su pena, sintiéndome que formo parte de "nuestra piña", para lo bueno y especialmente para lo malo, si no puedo estar allí?

Te descontextualizas. Recibes más mensajes, con más detalles: el sepelio, las flores, que si ha venido los primos que viven en no-se-donde... y tu no estás.

He tenido hasta sueños en los que me transportabaa  mi infancia y compartía unos minutos más con esa persona, y con los que ya no están, hace tiempo. Una manera en que mi inconsciente ha encontrado una grieta para liberar tensión.

Para mi, estos momentos, inevitables pero inesperados, son quizás de los pocos "contras" de estar lejos: no tener, a veces, velocidad ni capacidad de adaptarte.

Y la tristeza viene, llega, y se siente. Pero se confunde. Será que no fue? Porque no viví el proceso! Y pienso que quizás todo haya sido un simulacro, que en realidad no pasó, y esa persona, sabia, esa matriarca de mi clan, aún siga bien, esperando a que le haga esa llamada que a veces no oye, que me pregunte como siempre por como están mis niños, y me cuente las ganas que tiene de volver a vernos, que le han dicho que en Francia hace mucho frío y que que tal con el francés.

Son tantos años, 101 que vivió, que di por sentado que toda mi vida iban a estar allí. Y al estar en la distancia, quizás sea la manera de seguir pensando que todo continua igual.

Lo siento, familia. Debí estar allí, y no pude. Me vi atrapada con las obligaciones de aquí.Pero mi mente estuvo con vosotrs, imaginando cada momento que os tocó vivir, deseando poder compartirlo y poder llorarlo. Tendré que esperar al verano para poder decir lo mucho que lo siento.

Un petó i una abraçada. Perque, tot i saber que aquests moments han d'arribar lamentablement mai si està preparat. Et trobarem a faltar.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada