En realidad, 5
Estoy
por no numerar los días.
Por diversos motivos.
Porque llegará un
punto en que me descontaré, y ya no sabré cuántos llevo, y también
porqué llegará el momento en que desesperaré al saber cuántos
llevamos realmente.
Hoy ha
sido un día en lo que lo más destacable son dos cosas:
La
primera. Hoy he sido consciente de que los supermercados restringen
el acceso a la gente. Te obligan a hacer una cola, y a medida que la
gente va saliendo, te dejan entrar. Esta medida supongo que rige a
dos necesidades: una, garantizar que no haya una concentración de
gente elevada que favorezca el contagio por proximidad, y dos, para
evitar que la gente enloquezca y se lance como loca sobre el
producto. Sin aglomeraciones, sin violencia.
La
segunda. En la farmacia, lo mismo. No te dejan entrar hasta que sale
alguien, y la distancia entre personas es de metro y medio, marcado
con cinta adhesiva en el suelo. No hay alcohol de 70, no hay gel, y
del resto, con receta. Si no, no se entra.
Sí. Un
día más he tenido que romper el confinamiento porque number six
necesitaba medicamentos para la infección y su médico de cabecera
me ha preparado la receta para pasar por farmacia. Justo he llegado a
casa pasada la hora de confinamiento obligatorio, y es que en
Francia, hasta hoy a las 12pm no era de obligado cumplimiento
quedarse en casa y por eso la gente campaba a sus anchas, a pesar de
que los negocios, museos y demás ocio, estaban cerrados desde
domingo.
Este
confinamiento obligatorio, entre otras medidas, qué nos dice?
- Que
no podemos circular por la calle en ningún momento, excepto si vamos
a trabajar, si vamos a hacer la compra de productos de primera
necesidad, vamos al médico o farmacia o a dar asistencia a personas
dependientes.
- Se
puede ir a comprar, pero a tiendas específicas a las que se va dejar
abrir y cercanas al domicilio
- Se
puede salir a pasear al perro, también
- Se
puede salir, y aquí la novedad, a hacer deporte, en las
inmediaciones del domicilio, junto con otros miembros de la familia
que estén juntos confinados, pero no de manera grupal, es decir, que
no se puede quedar para correr con el vecino.
Así
están las cosas. Medidas de guerra.
Y a
todo esto, hoy, que ha salido el sol, hemos podido salir al jardín,
sentarnos y tomar el sol mientras los niños jugaban. Ha sido como
estar en un oasis, como si pudiéramos obviar lo extraño de la
situación.
Y mi
reflexión ha sido... dentro de lo estricto, anormal, excepcional y
raro que es estar obligado a quedarte en tu casa, que podamos tener
posibilidad de salir a que nos de el sol, el aire, correr, mirar el
cielo.... es un lujo.
He
pensado en la gente que vive en apartamentos, que tiene hijos, y que
no puede salir a que se aireen o corran o sean, simplemente, niños
un rato. Los perros, en este caso, tienen más derechos que la
infancia, y eso es injusto.
Pienso
en las personas mayores, que pasaban el día paseando, y así las
horas eran más cortas.
Que
injusta esta parte de la historia. Quedarte en casa privado de
libertades, para poder seguir gozando de la vida, cuando todo esto
pase....
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