dimecres, 18 de març del 2020

Día 4


En realidad, 5

Estoy por no numerar los días. 

Por diversos motivos. 

Porque llegará un punto en que me descontaré, y ya no sabré cuántos llevo, y también porqué llegará el momento en que desesperaré al saber cuántos llevamos realmente.

Hoy ha sido un día en lo que lo más destacable son dos cosas:

La primera. Hoy he sido consciente de que los supermercados restringen el acceso a la gente. Te obligan a hacer una cola, y a medida que la gente va saliendo, te dejan entrar. Esta medida supongo que rige a dos necesidades: una, garantizar que no haya una concentración de gente elevada que favorezca el contagio por proximidad, y dos, para evitar que la gente enloquezca y se lance como loca sobre el producto. Sin aglomeraciones, sin violencia.

La segunda. En la farmacia, lo mismo. No te dejan entrar hasta que sale alguien, y la distancia entre personas es de metro y medio, marcado con cinta adhesiva en el suelo. No hay alcohol de 70, no hay gel, y del resto, con receta. Si no, no se entra.

Sí. Un día más he tenido que romper el confinamiento porque number six necesitaba medicamentos para la infección y su médico de cabecera me ha preparado la receta para pasar por farmacia. Justo he llegado a casa pasada la hora de confinamiento obligatorio, y es que en Francia, hasta hoy a las 12pm no era de obligado cumplimiento quedarse en casa y por eso la gente campaba a sus anchas, a pesar de que los negocios, museos y demás ocio, estaban cerrados desde domingo.

Este confinamiento obligatorio, entre otras medidas, qué nos dice?

- Que no podemos circular por la calle en ningún momento, excepto si vamos a trabajar, si vamos a hacer la compra de productos de primera necesidad, vamos al médico o farmacia o a dar asistencia a personas dependientes.
- Se puede ir a comprar, pero a tiendas específicas a las que se va dejar abrir y cercanas al domicilio
- Se puede salir a pasear al perro, también
- Se puede salir, y aquí la novedad, a hacer deporte, en las inmediaciones del domicilio, junto con otros miembros de la familia que estén juntos confinados, pero no de manera grupal, es decir, que no se puede quedar para correr con el vecino.

Así están las cosas. Medidas de guerra.

Y a todo esto, hoy, que ha salido el sol, hemos podido salir al jardín, sentarnos y tomar el sol mientras los niños jugaban. Ha sido como estar en un oasis, como si pudiéramos obviar lo extraño de la situación.

Y mi reflexión ha sido... dentro de lo estricto, anormal, excepcional y raro que es estar obligado a quedarte en tu casa, que podamos tener posibilidad de salir a que nos de el sol, el aire, correr, mirar el cielo.... es un lujo.

He pensado en la gente que vive en apartamentos, que tiene hijos, y que no puede salir a que se aireen o corran o sean, simplemente, niños un rato. Los perros, en este caso, tienen más derechos que la infancia, y eso es injusto.

Pienso en las personas mayores, que pasaban el día paseando, y así las horas eran más cortas.

Que injusta esta parte de la historia. Quedarte en casa privado de libertades, para poder seguir gozando de la vida, cuando todo esto pase....

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