dimarts, 24 de març del 2020

Día 10


Día 10.

Segundo lunes escolar en casa.

Se acercan los plazos de entrega de las PACs, y está costando mucho concentrarse.

Por un lado, como supongo que sucede con todos los que tienen que tele-trabajar y tienen hijos pequeños, encontrar un momento durante el día en el que puedas dedicarte más de 2 minutos a una tarea es difícil. Ellos reclaman mucha presencia, supervisión, sobretodo cuando no quieres que pongan la tele y se pasen ratos allí sin estimular imaginación. También es difícil concentrarse porque las noticias se actualizan constantemente, incluso los memes te ocupan un tiempo que, de estar en la oficina o todo el mundo trabajando, ni recibes ni te envían, a partes iguales.

La prole sigue trabajando en sus espacios de trabajo, y aunque se organizan cada vez mejor, cada vez les envian más deberes y empezamos más tarde la jornada, por lo que acabamos también trabajando por la tarde, cuando lo ideal sería estudiar por la mañana y descansar después de comer.

Lo que si intentamos hacer es una tabla de ejercicios cada día, antes de la cena, o bien en el jardín si hace una temperatura agradable, o bien en el salón.

Anímicamente estamos adaptados a la situación. Echamos de menos ir a trabajar unos, a patinar otros, y a estar sola yo.... Pero, una vez que se repone la despensa, mis preocupaciones se limitan al estado de salud físico y mental del resto de la prole, y de momento, puedo estar tranquila. Ellos lo llevan bien, ergo, yo también debo llevarlo bien.

Hemos establecido una nueva rutina en las redes sociales, una manera de servir a los demás y sentirte útil a la vez que conectada con todos.

Cada mañana, lo primero, doy los buenos días a las personas que me preocupan. Familia, amigos.

Es una manera de saber como están, de que sepan que estamos bien, de que nos tenemos unos a otros.

Eso, es una de las consecuencias maravillosas que esta experiencia nos trae.

Es una manera importante para mi de empezar el día.

Soy consciente, como leía hoy en un post, que hacer un confinamiento de esta manera es un privilegio, que hay quien está solo, que no tiene la despensa llena, que tiene miedo a lo desconocido y a lo incierto, y que no tiene con quien compartir esos temores.

Valorando todo, en común y en general, puedo decir que soy feliz porque tenemos salud, hoy, todos.

Eso es lo más importante.

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