Una
semana, que entramos en casa, con la idea de pasar aquí todo el tiempo.
Cómo
cambian las cosas en una semana.
Hace
exactamente dos semanas que estaba en Barcelona, a punto para
celebrar una fiesta de cumpleaños sorpresa.
Una
semana más tarde, tanto Barcelona como Lille, confinados de manera
voluntaria
Y una
semana después, aquí estamos. Confinados por decreto. Aquí, y allí.
Ahora
soñamos con volver a pasear libres, sin atestado oficial. Anhelamos
ir al supermercado con la calma de que habrá de todo y en las
cantidades adecuadas. Comemos con miedo a terminar los cereales o las
mazanas. Nos preguntamos si para el verano habremos dejado atrás
esta situación que nos es tan nueva y tan amenazante.
Y debemos reflexionar, como decía un artículo que he leído (https://www.eldiario.es/tribunaabierta/pasando-realmente_6_1006909312.html) sobre la irrealidad de nuestra realidad. Nuestra vida es una ilusión, como diría mi amigo filósofo, a nivel macro.
Mi realidad, a nivel micro.... Hoy
hemos podido salir al jardín, porque al final no ha llovido. Hemos
podido hacer la tabla de ejercicios que nos han pasado los
entrenadores de gimnasia y de patinaje. Hacía meses que no hacía
tanto movimiento. Pero ahí estábamos: los seis niños y yo, en el
jardín haciendo ejercicio, en compañía de un pájaro que resulta,
parece ser, que es un ruiseñor.
Estamos
encerrados en casa, pero tenemos la suerte lujosa de poder salir al
jardín, movernos, que nos dé el sol, correr, hacer ejercicio...
No sé
exactamente lo que pasa por la cabeza de los niños. No sé como
entienden todo esto que está pasando, pero los noto relajados,
tranquilos, adaptados a la nueva situación. Somos una familia que
hace muchos años que vamos juntos a todas partes y que nos pasamos
muchas horas en casa, cuando no estamos en la pista de hielo, claro
.... però estamos más o menos haciendo lo mismo que hemos hecho
otras veces, así que la única diferencia es que lo vamos a hacer
por más tiempo. Y dicen que a partir del 10o día es cuando se empiezan a notar más los desesperos... ya veremos nosotros....
Hoy
destaco dos reflexiones.
1. Ya
no tenemos despensa de emergencia. Ahora, toda despensa es de
emergencia. Y eso da mucho miedo.
2. He
hecho mía la frase que taaaaaaanto me repitió mi abuela: Una guerra
teníais que pasar. Pes bien, iaia, ya tenemos nuestra propia
guerra... Ella lo decía en relación a la comida, claro, porque de
pequeña yo era una tiquismiquis de cuidado, y ella se comía hasta
los huesos del pollo si hacía falta. Y aquí me tienes ahora,
concienciando a la tropa de que hay que comerse hasta dejar el plato
como si estuviera limpio, porque no está asegurado que podamos volver a comprar ciertas cosas cuanddo vayamos al supermercado.
Me voy
a acostar con estas dos reflexiones, esperando que en algún momento
de un futuro próximo tengamos buenas noticias. China estaba sola
ante lo desconocido, por ser ella sola y por ser desconocido.
A estas
alturas de la película, Europa no está sola y creo que si no serán
unos, serán otros, pero algo han de sacar para que esto no llegue a
niveles dramáticos en todos los países.
Espero....Medicina y guerra son dos conceptos que no deberían estar juntas en la misma frase.
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