divendres, 20 de març del 2020

Día 6



Una semana, que entramos en casa, con la idea de pasar aquí todo el tiempo.

Cómo cambian las cosas en una semana.

Hace exactamente dos semanas que estaba en Barcelona, a punto para celebrar una fiesta de cumpleaños sorpresa.

Una semana más tarde, tanto Barcelona como Lille, confinados de manera voluntaria

Y una semana después, aquí estamos. Confinados por decreto. Aquí, y allí.

Ahora soñamos con volver a pasear libres, sin atestado oficial. Anhelamos ir al supermercado con la calma de que habrá de todo y en las cantidades adecuadas. Comemos con miedo a terminar los cereales o las mazanas. Nos preguntamos si para el verano habremos dejado atrás esta situación que nos es tan nueva y tan amenazante. 

Y debemos reflexionar, como decía un artículo que he leído (https://www.eldiario.es/tribunaabierta/pasando-realmente_6_1006909312.html)  sobre la irrealidad de nuestra realidad. Nuestra vida es una ilusión, como diría mi amigo filósofo, a nivel macro.

Mi realidad, a nivel micro.... Hoy hemos podido salir al jardín, porque al final no ha llovido. Hemos podido hacer la tabla de ejercicios que nos han pasado los entrenadores de gimnasia y de patinaje. Hacía meses que no hacía tanto movimiento. Pero ahí estábamos: los seis niños y yo, en el jardín haciendo ejercicio, en compañía de un pájaro que resulta, parece ser, que es un ruiseñor.

Estamos encerrados en casa, pero tenemos la suerte lujosa de poder salir al jardín, movernos, que nos dé el sol, correr, hacer ejercicio...

No sé exactamente lo que pasa por la cabeza de los niños. No sé como entienden todo esto que está pasando, pero los noto relajados, tranquilos, adaptados a la nueva situación. Somos una familia que hace muchos años que vamos juntos a todas partes y que nos pasamos muchas horas en casa, cuando no estamos en la pista de hielo, claro .... però estamos más o menos haciendo lo mismo que hemos hecho otras veces, así que la única diferencia es que lo vamos a hacer por más tiempo. Y dicen que a partir del 10o día es cuando se empiezan a notar más los desesperos... ya veremos nosotros....

Hoy destaco dos reflexiones.

1. Ya no tenemos despensa de emergencia. Ahora, toda despensa es de emergencia. Y eso da mucho miedo.
2. He hecho mía la frase que taaaaaaanto me repitió mi abuela: Una guerra teníais que pasar. Pes bien, iaia, ya tenemos nuestra propia guerra... Ella lo decía en relación a la comida, claro, porque de pequeña yo era una tiquismiquis de cuidado, y ella se comía hasta los huesos del pollo si hacía falta. Y aquí me tienes ahora, concienciando a la tropa de que hay que comerse hasta dejar el plato como si estuviera limpio, porque no está asegurado que podamos volver a comprar ciertas cosas cuanddo vayamos al supermercado.

Me voy a acostar con estas dos reflexiones, esperando que en algún momento de un futuro próximo tengamos buenas noticias. China estaba sola ante lo desconocido, por ser ella sola y por ser desconocido. 

A estas alturas de la película, Europa no está sola y creo que si no serán unos, serán otros, pero algo han de sacar para que esto no llegue a niveles dramáticos en todos los países. 

Espero....Medicina y guerra son dos conceptos que no deberían estar juntas en la misma frase.

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